Estado de fe

Me invitan a examinar mi estado de fe en visitas periódicas ante el estimadísimo inquisidor general don Fernando de Valdés.

12 DE ENERO DE 2018 · 07:25

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(En recuerdo del Dr. Thomas Szasz)

En mala hora cayeron en mis manos los libros de Julianillo, el colportor protestante que deambula por Sevilla. ¡Cómo no me di cuenta entonces de que eran textos subversivos y dañinos!

Ha tenido que intervenir en mi vida la Santa Inquisición para sacarme del error, y volver al amparo eclesial del que caí.

Con suma condescendencia me han prestado el libro La Divina Comedia con la intención de que su lectura me devuelva a los caminos de fe abandonados.

Lo leo paseando por la orilla del Guadalquivir y poco a poco voy abandonando la actitud de sospecha que anidé con aquellos libros ahora quemados por recomendación de esta santa institución.

No solo eso, me invitan a examinar mi estado de fe en visitas periódicas ante el estimadísimo inquisidor general don Fernando de Valdés. Me considero un privilegiado. Soy consciente de todo el esfuerzo que invierten para salvaguardar mi alma del destino errático en que caí por la torpeza de dudar de la Santa Madre Iglesia.

Cada tres meses, me recibe muy amablemente ofreciéndome la pócima de San Pablo con galletitas y mantequilla. Lo hace con la intención de adiestrarme para evitar futuras herejías a las que soy proclive.

Estoy que flipo de contento. Por si esto fuera poco, además recientemente han instalado una máquina expendedora de café en la planta baja de la sede del Santo Oficio y por solo 0,85€ puedo tomar un café con leche delicioso de sabor a avellana. ¿Qué más puedo pedir? Lo considero un motivo más para no faltar a la cita.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cuentos - Estado de fe