El búho de las soledades

El salmista permanece despierto durante la noche, mientras los demás moradores de la casa duermen tranquilamente. Se identifica con los solitarios búhos.

04 DE ENERO DE 2018 · 17:00

Un búho. / Foto: Antonio Cruz,
Un búho. / Foto: Antonio Cruz

Soy como el búho de las soledades;

(Sal. 102:6) 

 

El búho real (Bubo bubo) es la más grande de las rapaces nocturnas de Europa, perteneciente a la familia Strigidae, que habita también en las tierras de Israel. La subespecie B. b. ascalaphus, propia del Próximo Oriente, es algo más pálida y tiene los ojos más amarillentos. Tal como señalaba el salmista, es un ave reservada y solitaria que gusta instalarse en roquedos, acantilados y grandes bosques. Posee un tamaño considerable ya que puede alcanzar los 75 cm. de longitud con una envergadura alar de hasta 180 cm. Tiene una cabeza voluminosa terminada en un par de penachos cefálicos oscuros que parecen “orejas” y unos grandes ojos de color naranja que le confieren una mirada desafiante. Su plumaje especial de tonos pardos y marrones le proporciona un excelente camuflaje así como un vuelo silencioso.

Las plumas del búho han inspirado a los ingenieros para construir turbinas eólicas más silenciosas. Las plumas que forman la superficie de las alas presentan una cubierta aterciopelada de pelos que eliminan considerablemente el ruido habitual del flujo de aire. Los búhos vuelan casi siempre en línea recta mediante un vigoroso aleteo hacia la presa detectada o en dirección al nido. Son depredadores capaces de alimentarse de una gran cantidad de animales, a los que atrapan con sus poderosas garras. Cazan conejos, ratas y ratones, erizos, ardillas, aves acuáticas, palomas, cuervos, pequeñas rapaces, incluso otros búhos y mochuelos de menor tamaño, insectos y un largo etcétera.

Tanto los búhos como las lechuzas y los mochuelos son aves muy especializadas que poseen una vista y un oído extraordinarios. A diferencia del resto de las aves, tienen los ojos en el mismo plano, lo cual les proporciona una cierta apariencia humana o, al menos, les asemeja a los gatos. De ahí que los antiguos griegos los relacionaran con la sabiduría. De hecho, el nombre científico que se le impuso al mochuelo europeo (Athene noctua) se refiere precisamente a la diosa de la sabiduría, Atenea.

Otros pueblos los consideraron como pájaros del mal agüero o símbolos de la maldad. En la hechicería medieval aparecen frecuentemente en las estancias dedicadas a preparar brebajes. También sus graznidos lúgubres contribuyeron a alimentar esta siniestra imagen relacionada con lo diabólico. Desde luego, nada más lejos de la realidad, hoy sabemos que estas rapaces nocturnas contribuyen al perfecto equilibrio de los ecosistemas terrestres y desempeñan un papel fundamental en el control de las plagas.

Los búhos no pueden ver en la oscuridad total pero sí con niveles muy bajos de luz. Esto les permite cazar durante la noche. Muchas especies son capaces de detectar a sus presas únicamente por medio de los leves ruidos que éstas hacen. Sus sensibles oídos, ocultos bajo las plumas, son ligeramente asimétricos y tal disposición les facilita la localización exacta del sonido. Además, también mueven y giran la cabeza para conseguirlo. Desde luego, evidencian diseño inteligente por todas partes y no casualidad o azar.

La palabra hebrea kos que se ha traducido por búho se refiere a los grandes ojos de este animal. Aparece en la lista de los animales considerados impuros (Lv. 11:17; Dt. 14:16). Es un ave amante de lugares solitarios, ruinas, huecos de las rocas o de los árboles del desierto (Is. 34:15). La referencia al “búho de las soledades” indica que se trataba de una especie relativamente abundante en los desiertos de Israel (Sal. 102:6).

El salmista refleja en este texto su enfermedad y desesperación. Siente angustia, debilidad, extenuación, tiene fiebre, sequedad de boca, insomnio y cree que se está muriendo. Todo esto le provoca una profunda sensación de soledad que le recuerda a este búho del desierto. Aunque el ser humano se halle rodeado de muchos seres queridos, en realidad siempre está solo ante la muerte. Toda persona muere sola y sola debe enfrentarse a su creador. El salmista es consciente de esto y permanece despierto durante la noche, mientras los demás moradores de la casa duermen tranquilamente. Por eso se identifica con los solitarios búhos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - El búho de las soledades