The Magdelene question", por Peter Ketter

El apóstol San Juan era muy meticuloso en la designación de personas. Menciona a cuatro mujeres llamadas María. Pero en ningún lugar del Evangelio que escribió dice: “María, hermana de Marta y Lázaro, llamada Magdalena….”.

01 DE DICIEMBRE DE 2017 · 07:20

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“The Magdalene Question” por Peter Ketter, traducido del alemán al inglés por Hugo C. Koehler, Catholic Authors Press, Hartford, Estados Unidos, 105 paginas.

Peter Ketter es profesor de teología en la Universidad católica de Tréveris, ciudad alemana junto al río Mosela. Es autor de otros libros, entre ellos “Cristo y las mujeres”. Tanto el autor como el traductor son católicos, así como la casa editorial. El libro fue publicado con el “Nihil obstat” de la Iglesia católica, con la aprobación de su contenido por el censor de turno.

Ketter dedica las siete páginas de introducción al libro tratando el viejo tema sobre la personalidad de María Magdalena, quién fue realmente. Según él existen cinco hipótesis posibles:

Primera hipótesis: María Magdalena, María de Betania y la mujer anónima que aparece en el capítulo 7 del Evangelio escrito por San Juan, son una misma persona.

Segunda hipótesis: las tres son diferentes mujeres.

Tercera hipótesis: María Magdalena es la misma mujer del Evangelio de San Lucas, pero no es María de Betania.

Cuarta hipótesis: María Magdalena es también María de Betania, pero no es la mujer de San Lucas 7.

Quinta hipótesis: María de Betania y la mujer de San Lucas 7 son la misma, pero no son María Magdalena.

El juicio queda suspendido. Ninguna de las hipótesis anteriores pueden ser demostradas con argumentos convincentes.

Lucas 7 presenta a Jesús en casa de un tal Simón el fariseo, donde se le acerca una mujer, riega con lágrimas sus pies, los enjuga con sus cabellos y los unge con perfume.

Mateo 26 identifica la escena en Betania. El nombre del anfitrión es el mismo, Simón, pero a continuación del nombre se dice que era leproso. Ketter cuestiona si Simón el fariseo y Simón el leproso son la misma persona. Y si la mujer anónima que interviene en ambos casos es la misma mujer. Por otro lado, Simón el leproso radica en Betania, una aldea de pocos habitantes, donde también vivía María, hermana de Marta y de Lázaro. En el curso de una visita que Jesús realiza al hogar de los tres  hermanos, María actúa igual que lo hicieron las mujeres de San Lucas 7 y San Mateo 26: tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos”.

Demasiada casualidad, dicen quienes tratan estos temas, el hecho de que esta María y Simón el leproso vivieran en la pequeña aldea.

En cualquier caso, esto no concierne para nada a María Magdalena.

Peter Ketter estructura las 105 páginas del libro en torno a tres capítulos principales:

¿Es María Magdalena la misma mujer de la que escribe San Lucas en el capítulo 7 de su Evangelio?

¿Es la mujer de Lucas 7 María de Betania?

¿Es María Magdalena María de Betania?

Las respuestas no pueden ser si o no.

El problema es insoluble. Siempre lo ha sido, desde los primeros años del cristianismo hasta el día de hoy.

Los escritores de los cinco primeros siglos tampoco se ponían de acuerdo entre ellos y personalmente no mantenían un criterio fijo. Unas veces aceptaban las narraciones de los cuatro Evangelios  canónicos y otras veces dudaban. En la Edad Media se seguían las opiniones del papa Gregorio I y mantenían, especialmente en Francia, que María Magdalena, María de Betania y la mujer de Lucas 7 eran una sola y misma persona. Entonces en la misma Francia surge la figura del filósofo y teólogo Jacques Lefevre, hombre de mucho prestigio intelectual, quien prueba con argumentos de la Biblia y de la tradición que las tres mujeres son personas diferentes. Su libro “De tribus et única Magdalena” (París 1517) causa gran revuelo en el mundo católico.

En defensa de la singularidad y autenticidad de María Magdalena Ketter observa que entre otras Marías que seguían a Jesús sólo de la Magdalena conocemos su lugar de nacimiento: Magdala.

Si aceptamos que las tres mujeres son una misma persona nos enfrentamos con esta complicada e imposible reconstrucción: Magdalena abandonaría el hogar de Betania y se instalaría en Magdala, sin haber nacido allí y sin saber si tenía otros familiares o amigos. En Magdala viviría durante un tiempo y allí sería conocida como la Magdalena. En tiempos de la mujer que aparece en Lucas capítulo 7 ya no viviría en Magdala, sino en “la ciudad”, (Lucas 7:37). No se dice la ciudad, pero por aquél entonces Cristo estaba en Galilea. Si todo esto se acepta, estamos obligados a admitir que la Magdalena tendría que haber ido de Betania, en la tribu de Judá, a Magdala, en Galilea. Pero puesto que Magdala era apenas una aldea de pescadores y la mujer de Lucas 7 vivía en una ciudad, a  Magdalena la convertimos en una trotamundos.

¿Esta es la Magdalena de los Evangelios? Afirmo que no.

Por otro lado, la mujer de Lucas 7 y María de Betania tampoco son la misma persona. Escribe Ketter: “Sólo Lucas describe la escena de la mujer en casa de Simón el fariseo y sólo Lucas silencia la actitud de María en el hogar de Betania. Si las dos mujeres hubieran sido la misma persona, en Betania Jesús habría repetido las mismas palabras de perdón que en la casa de Simón el fariseo. Pero no ocurre así porque a Lucas, por su cuenta, jamás se le habría ocurrido acusar a la inocente hermana pequeña de Marta de joven “pecadora”.

En casa de María, en Betania, Jesús no pronuncia ni una sola palabra que identifique a las dos mujeres. A la de Lucas 7 le dice que sus muchos pecados le son perdonados y que su fe la había salvado. En el caso de María, Jesús acepta la unción como vaticinio a su propia muerte: “para el día de mi sepultura ha guardado esto” (Juan 12:6).

Hay que ser un empecinado o no saber leer para no detectar en estos pasajes la diferencia entre ambas mujeres, la de Lucas capítulo 7 y María de Betania.

Otros autores no dicen que María de Betania y la mujer anónima de la que habla San Lucas fueran la misma persona, pero rizando el rizo sostienen que María de Betania y María de Magdala sí eran la misma.

El argumento no se sostiene con la Biblia abierta. El apóstol San Juan era muy meticuloso en la designación de personas. Menciona a cuatro mujeres llamadas María. Pero en ningún lugar del Evangelio que escribió dice: “María, hermana de Marta y Lázaro, llamada Magdalena….”. O “María Magdalena, hermana de Marta” Ni dice: “María, la pecadora hermana de Marta”. Juan habría inducido a error a sus lectores si hubiera escrito que María de Betania y María de Magdala eran la misma persona.

A María Magdalena se la menciona unas catorce veces en el Nuevo Testamento. Ni una sola vez se dice de ella que viviera en Betania y que fuera hermana de Marta y de Lázaro. ¿Es que estas observaciones no tienen peso? ¿No zanjan el problema de confundir a ambas mujeres?

“Habiendo examinado las anteriores consideraciones –concluye Ketter- podemos terminar sin exageración alguna que los relatos evangélicos atestiguan la no-identificación de las tres mujeres. Se oponen a quienes ven en las tres a una sola y misma mujer. En el caso de María de Betania, se anticipó a la muerte de Jesús ungiendo su cuerpo intuyendo que no tendría otra oportunidad de hacerlo. María de Magdala tomó parte en la unción del cuerpo muerto y tres días después lo vio resucitado”.

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