Los obreros de la viña

— ¿Por qué estás aquí desocupado?— le preguntó—. Ve a mi viña y recibirás lo que sea justo.

01 DE DICIEMBRE DE 2017 · 08:10

Foto: Milada Vigerova. Unsplash.,
Foto: Milada Vigerova. Unsplash.

Si Juan hubiera vivido en nuestra sociedad del bienestar habría sido atendido por los servicios sanitarios y sociales. Pero en la Palestina del primer siglo debió ocupar el lugar de marginación que se destinaba a los parias.

Holgazán, inútil, pedigüeño, parásito… así le consideraban sus conocidos. Hoy se habría dicho que arrastraba un trauma personal desde la infancia.

Sí, el pobre tuvo que encarnar de por vida el conflicto de sus padres, el padre le llamó al nacer Bernardo y la madre Juan. Así creció y así vivió, sin afectos ni cuidados.

Con su identidad dividida no supo enfrentar los retos de la vida y se replegó ante un mundo adverso para el que no estaba preparado.

Siendo ya adulto, un día, haciendo de tripas corazón, se propuso trabajar. Fue a la plaza principal de Jerusalén para que lo contratase algún padre de familia.

Tuvo que oír los desprecios de la su familia: “¿A la hora onceaba del día vas para no hacer nada?”. “¿Quién te va dar trabajo con ese porte?”

Y ciertamente era tarde, demasiado tarde, poco sol quedaba para labrar el campo.

Pero no, sorpresivamente se encontró un padre de familia.

— ¿Por qué estás aquí desocupado?— le preguntó—. Ve a mi viña y recibirás lo que sea justo.

Trabajó como pudo y recibió su salario ya de noche.

—¿Qué te ha pagado el señor?— le preguntó otro obrero también contratado ese mismo día.

—Un denario.

—¿Cómo? Yo estuve desde primera hora del día y me paga lo mismo? Voy a quejarme.

Fueron varios obreros los que enojados fueron a protestar.

—Este postrero ha trabajado una sola hora, y lo has hecho igual a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.

— Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?— dijo respondiendo a uno de ellos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cuentos - Los obreros de la viña