Mensajes de Dios, de Arturo Iván Rojas

Un libro que ofrece pasajes bíblicos y una corta reflexión sobre el mismo para que el lector desarrolle su propio pensamiento, y a su vez, pueda compartirlo en las redes sociales. 

10 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 06:00

Detalle de la portada del libro. ,
Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de "Mensajes de Dios", de Arturo Iván Rojas (2017, Clie). Puede saber más sobre el libro aquí

 

#Éxodo

31. El fin no justifica los medios, pues la justicia es un fin que por simple definición no admite medios impunemente injustos.

“Un día, cuando ya Moisés era mayor de edad, fue a ver a sus hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo. Miró entonces a uno y otro lado y, al no ver a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena” (Éxodo 2:11-12).

32. No necesitamos imágenes para representar a Dios pues Él se revela a través de su propio e inefable nombre personal: Yo soy.

33. El pronombre posesivo “mío” es ofensivo cuando está al servicio exclusivo de nuestro “yo” individual y no al del gran “Yo soy”.

“Pero Moisés insistió: −Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: ‘El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes.’ ¿Qué les respondo si me preguntan: ‘¿Y cómo se llama?’ −Yo soy el que soy −respondió Dios a Moisés−. Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: ‘Yo soy me ha enviado a ustedes.’” (Éxodo 3:13-14)

 

Arturo Iván Rojas.

34. Se dice que mientras hay vida hay esperanza, pero algunos pueden llegar a endurecerse tanto en vida que ya no tienen esperanza.

“A pesar de esto, y tal como lo había advertido el Señor, el faraón endureció su corazón y no les hizo caso” (Éxodo 7:13)

36. Los desiertos de la vida nos enseñan a vencer la incertidumbre diaria mediante la confianza diaria en Dios y en Su provisión.

“Entonces Moisés les dijo: −Nadie debe guardar nada para el día siguiente. Hubo algunos que no le hicieron caso a Moisés y guardaron algo para el día siguiente, pero lo guardado se llenó de gusanos y comenzó a apestar. Entonces Moisés se enojó contra ellos. Todas las mañanas cada uno recogía la cantidad que necesitaba, porque se derretía en cuanto calentaba el sol” (Éxodo 16:19-21)

37. El amor de Dios por su pueblo elegido no se queda en intenciones o palabras, sino que se traduce en hechos concretos a su favor.

“Allí Moisés le contó a su suegro todo lo que el Señor les había hecho al faraón y a los egipcios en favor de Israel, todas las dificultades con que se habían encontrado en el camino, y cómo el Señor los había salvado” (Éxodo 18:8)

 

#1Samuel

106. No corregir con firmeza a los hijos puede llegar a ser el más doloroso pecado de omisión que echa a perder a toda una familia.

“Ya le dije que por la maldad de sus hijos he condenado a su familia para siempre; él sabía que estaban blasfemando contra Dios y, sin embargo, no los refrenó. Por lo tanto, hago este juramento en contra de su familia: ¡Ningún sacrificio ni ofrenda podrá expiar jamás el pecado de la familia de Elí!” (1 Samuel 3:13-14)

 

Portada del libro.

109. Racionalizar y torcer el mandato de Dios para acomodarlo a nuestra situación puede ser la peor decisión que al final tomemos.

“Pero Samuel le reclamó: −¿Qué has hecho? Y Saúl le respondió: −Pues como vi que la gente se desbandaba, que tú no llegabas en el plazo indicado, y que los filisteos se habían juntado en Micmás, pensé: ‘Los filisteos ya están por atacarme en Guilgal, y ni siquiera he implorado la ayuda del Señor.’ Por eso me atreví a ofrecer el holocausto. −¡Eres un necio! −le replicó Samuel−. No has cumplido el mandato que te dio el Señor tu Dios. El Señor habría establecido tu reino sobre Israel para siempre, pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El Señor ya está buscando un hombre más de su agrado, pues tú no has cumplido su mandato” (1 Samuel 13:11-14)

 

#Job

143. No siempre nuestras dificultades son el resultado directo de la acción de Dios ni tampoco una expresión de su buena voluntad.

“Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta del pie hasta la coronilla. Y Job, sentado en medio de las cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse constantemente. Su esposa le reprochó: −¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Job le respondió: − Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos también recibir lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra” (Job 2:7-10)

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