Lutero en el diario El País, 1983 (I)

La cobertura de los 500 años del nacimiento de Martín Lutero en el diario El País, en 1983, llama la atención por la calidad de las aportaciones y enfoques.

29 DE SEPTIEMBRE DE 2017 · 11:29

Artículo publicado en El País, en 1981.,
Artículo publicado en El País, en 1981.

Para Nietzsche, Lutero es el superhombre y, al tiempo, motor de una rebelión inútil en nombre del Espíritu Santo. Y Engels le considera promotor, sin suerte, de una revolución social. […] Los vientos ecuménicos de los últimos cincuenta años han ayudado a cambiar su imagen negativa entre los católicos. Ya no es el hombre orgulloso, el heresiarca y disoluto. Pero los protestantes siguen pensando que la Iglesia católica no ha dado aún con el verdadero Lutero.1

Reyes Mate

En otras épocas, consultar las hemerotecas de los principales diarios del mundo era prácticamente imposible si no se vivía en el lugar de publicación de alguno de ellos. Gracias a internet, ahora puede ser una muy grata tarea. Es el caso de El País, de Madrid, cuya cobertura de los 500 años del nacimiento de Martín Lutero en 1983 llama la atención por la calidad de las aportaciones y enfoques. A medida que se acercaba la fecha exacta del aniversario (10 de noviembre), los diversos artículos mostraban diferentes facetas de la celebración, dentro y fuera de Alemania, en una época en este país aún se encontraba dividido. Algunos de ellos son verdaderas joyas que merecen ser recuperadas. Ahora que se conmemora el medio milenio de la Reforma luterana, este diario sigue fiel a su tradición mediante la variedad de los textos presentados, sobre todo en un país tan lejano, de manera general, a los postulados del protestantismo.

Se revisarán aquí algunos de esos artículos a fin de destacar los análisis más puntuales sobre el reformador y su importancia y el movimiento religioso que encabezó. Muy temprano, el 29 de julio de 1981, el filósofo Reyes Mate (autor, entre otras obras, de La razón de los vencidos y Memoria de Occidente) escribió “‘Ni hereje ni santo’, lema del quinto centenario del nacimiento de Lutero”, en el que destaca que la academia católica de Baviera y la protestante de Tutzing celebraron un encuentro preparatorio, “donde se ha puesto de manifiesto que Lutero es un patrimonio común y que la unidad de la Iglesia pasa por Lutero” (aquí el artículo). Pero Mate agrega. “Lo que pasa es que no todos guardan la misma imagen del reformador alemán. El catolicismo convocó un concilio, el de Trento, para contrarrestar la influencia del ex monje agustino, sobre quien llovió una pesada leyenda”. Y luego cita a George Borrow (La Biblia en España) acerca de cómo en el siglo XIX aún regían en la administración española ciertos decretos del Concilio de Trento.

Mate destaca que tampoco los protestantes estaban contentos con el destino de Lutero entre sus propios correligionarios. Y refiere las palabras del historiador Gerhard Müller: “Su memoria está desdibujada entre los protestantes porque cada vez se le lee menos”. Los protestantes, añade, insistían en no perder de vista los aspectos contradictorios de su figura. Los católicos, a su vez, estaban dispuestos a superar viejas ideas, pero sin entusiasmarse como el dominico Otto Pesch, quien decía: “No ha entendido a Lutero quien, estudiándolo de cerca, no haya sentido la tentación de decir: ahí sopla el Evangelio, tengo que convertirme a la Iglesia de Lutero”.

Por otra parte, la República Democrática Alemana (RDA), donde se ubicaba Eisleben, no se quedó al margen del centenario. El gobierno ordenó que un grupo de artistas preparase 10 discos conmemorativos. En dos se recogieron textos de la Biblia que tradujo Lutero, además del artículo de Albert Schweitzer “sobre la ética del santo temor ante la vida”. También se editaría música de la época de Lutero tiempo de la reforma luterana, así como las cantatas de Juan Sebastián Bach y la sinfonía de Felix Mendelssohn dedicadas a la reforma. Como era de esperarse, el gobierno socialista de la RDA prestó mucha atención a la figura de Thomas Müntzer, de quien se publicaron algunos textos relacionados con la guerra de los campesinos (1525).

El 19 de julio de 1982, el mismo Mate se ocupó de los preparativos del gobierno de la entonces RDA para festejar el nacimiento de Lutero. Su texto inicia con un slogan del consejo de ministros: “Todos los lugares luteranos tendrán una digna presencia cuando se celebre el 5º centenario del nacimiento de Lutero”. En Eisleben se restauraron los monumentos dedicados a Lutero, Melanchthon y Federico de Sajonia. En Erfurt, donde Lutero recibió los hábitos, la iglesia gótica y el convento, agobiados por los bombardeos de los aliados en 1945, también fueron restaurados. Lo mismo sucedió en la fortaleza donde Lutero tradujo la Biblia, donde además se rehicieron las pinturas murales de Moritz von Schwind. Y añade Mate: “A las obras han precedido rigurosos estudios sobre el arte medieval, para lograr una perfecta restauración”.

En Wittenberg, se perdió la celda conventual de Lutero, “pero se conserva la habitación donde escribió sus Diálogos de sobremesa”. Y claro, no podía faltar la iglesia en cuya puerta Lutero clavó sus célebres 95 tesis. La restauración durante el siglo XIX alteró sustancialmente el estilo original, pero para 1983 se recuperó el antiguo decorado.

En varios países, tal como en 2017, se festejó este aniversario con múltiples trabajos teóricos que contribuyeron “a esclarecer la vida y obra de una personalidad que todavía sigue siendo polémica”. Pues tal como lo reconoció, cita el autor, el italiano Giorgio Girardet, “cada época se ha fabricado la imagen de Lutero que más le convenía”. En el siglo de la Reforma “se puso el acento en su creatividad religiosa, a la que pronto se encorsetó en rígidos esquemas teológicos”. En el siglo XVII “se resaltó su drama personal, anunciando ya lo que luego sería el pietismo”. En el siglo XIX, Lutero fue “el cristiano que rompe con el magisterio infalible, en nombre de una concepción iluminista del hombre”. Y a principios del siglo XX, llegó a ser una “columna fundamental de la cultura alemana”.

Para algunos teólogos católicos, concluye, “son oro de ley muchas de las tesis luteranas, como las referidas a la manera de entender los ministerios sagrados, la relación entre fe y moral o entre fe y política”. Los protestantes esperaban que el medio milenio de Lutero sirviera, en la Iglesia católica, “para reducir las distancias entre lo que dicen sus teólogos o hacen sus creyentes con lo que sigue afirmando el magisterio oficial”.

El 23 de marzo de 1983, Juan José Navarro Ariza dio cuenta de las opiniones del profesor Hans Gerd Roetzer, de la Universidad alemana de Giessen, en una conferencia pronunciada en el Instituto Alemán de Barcelona, acerca de la invaluable contribución de Lutero a la lengua alemana gracias a su traducción de la Biblia (aquí el artículo). El gran mérito de Lutero es “haber aglutinado con gran fuerza las formas idiomáticas populares”. Dos factores contribuyeron a la dimensión de la obra de Lutero: primero, la invención de la imprenta, que proporcionó a sus escritos unas posibilidades de difusión y reproducción no conocidas hasta entonces. En segundo lugar, fue el método de trabajo científico y las cualidades humanísticas de Lutero, puesto que no hizo tradujo las Escrituras a partir del latín, sino desde los textos originales hebreos y griegos. Roetzer explicó: “La traducción bíblica de Lutero es la primera ocasión en que el lenguaje popular y los modismos administrativos germanos del siglo XVI cristalizan en un texto de gran nivel literario y de una asombrosa vivacidad”. Y agregó: “El propio Lutero acostumbraba a decir que había tomado su lenguaje de los labios del pueblo, y en efecto es así, pues su traducción bíblica contiene numerosísimas expresiones de un lenguaje que era predominantemente hablado y que aparecía en los cuentos, las comedias de carnaval o el folklore de la época”.

Lutero utilizó la lengua en su tarea de emancipación de la iglesia de Roma, lo que coincidió políticamente con la corriente de emancipación del imperio que se gestaba en los territorios germanos. “En este aspecto Lutero es la expresión más completa de las corrientes de contestación religiosa, política y nacional que agitaban la Europa del siglo XVI. Él estaba en contra de la mezcla entre Estado y religión, y decía que cada hombre debe llegar a Dios por su propio esfuerzo. Probablemente fue esto lo que le hizo adoptar formas de expresión muy directas, que hacían posible una rápida comprensión por los que le escuchaban. En este sentido, conviene recordar que Lutero tradujo la Biblia para poder recitarla, para leerla en público de viva voz. Esto constituía una verdadera revolución comunicativa”.

Las innovaciones y el modelo lingüístico de los escritos luteranos son lo que, según Roetzer, los ha mantenido vivos a través del tiempo como obra literaria. Y finaliza: “No es casualidad que escritores contemporáneos, como Bertolt Brecht o Ernst Bloch, se refieran a su fuerza y vitalidad”.

 

1 R. Mate, “La República Democrática Alemana prepara el 5º centenario del nacimiento de Lutero”, en El País, Madrid, 19 de julio de 1982, https://elpais.com/diario/1982/07/19/sociedad/395877601_850215.html.

 

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