Horizonte infinito
Un poema de Antonio Barceló R., publicado en "En la calle recta". (selecciona Isabel Pavón)
01 DE SEPTIEMBRE DE 2017 · 06:44
Tu poder, ¡Oh, Señor!, siempre traspasa
mi viejo corazón y mi conciencia;
las horas en mi ser fueron fracaso
cuando aún no apreciaba tu grandeza.
Pero Tú conocías mis anhelos
dentro del mundo, y todas mis bajezas,
y la noche de estrellas ignoradas
antes de conocer tu hermosa oferta.
Así, en tu voluntad, yo fui escogido
para que mi alma estéril renaciera
por la misericordia de un Dios grande
que me otorgó por gracia, vida eterna.
Bendito tú, Señor, porque “Tú sabes
que te amo” de verdad (1), con fe sincera;
bendito Tú en la cruz y en la operancia
de tu vida impartida en la promesa.
Bendito por tu Espíritu de cielo
amoroso de rosas y violetas
que alberga el corazón, hoy rebosante
de plenitudes y de complacencias.
Gracias porque me impones el deseo
de orar ante el silencio que rodea
la paz de tu poder en la Palabra,
y por tu gran Deidad, trino en esencia.
Yo te pido, Señor, me tengas siempre
listo para reconocer la buena senda,
pues tu precepto es ley ante mis ojos,
justo juicio en Yahweh, verdad eterna (2).
Antonio Barceló R.
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