Responsabilidad social y política del cristiano, de Frederick Catherwood y Manuel Suárez

Los creyentes estamos llamados a ser la “sal de la tierra”, y el principal propósito de la sal es evitar que las cosas se corrompan.

03 DE AGOSTO DE 2017 · 19:40

Detalle de la portada del libro.,
Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de Responsabilidad social y política del cristiano. de Frederick Catherwood y Manuel Suárez. (Publicaciones Andamio, 2010). Puede saber más sobre le libro aquí.

Sal y luz en el mundo de los negocios

Sir Fred Catherwood fue vicepresidente del Parlamento Europeo

Son muchas las personas que están convencidas de que, como el soborno es una práctica extendida en su país, sobornar es algo excusable. Su argumento es que se trata de un sistema para agilizar trámites.

Así, sin más. O una manera de que los funcionarios puedan redondear un salario escaso. Esta última razón encierra muchos peligros. Se disfraza con ello de compasión lo que no es más que la perpetuación de un sistema en el que el soborno es, paradójicamente, la única manera de ganarse la vida honradamente.

Muchos de los que dan y aceptan sobornos ven el dinero como medida de un éxito personal sin ser conscientes del daño que causan a la sociedad. E incluso si lo son, no saben bien cómo atajar el problema. Los sistemas corruptos son ocasión de acumulación de riqueza para los poderosos.

 

Portada del libro.

Es ingenuo pensar que alguien vaya a lograr por sí mismo resultados duraderos. Va a tener que ser un esfuerzo continuado por parte de muchos y durante no poco tiempo. Los Josés y los Danieles de nuestros días van a tener que emplearse a fondo y sin reservas.

El emérito profesor Jerry Gana, que ha ocupado a lo largo de su vida profesional distintos cargos ministeriales bajo cuatro presidentes nigerianos, ha hecho del servicio al bien público la misión de su vida: “Yo le pido a Dios que me conceda más años de vida, porque la situación política de Nigeria no va a poder ser cambiada de la noche a la mañana”.1

La corrupción casi siempre suele tener su origen en las altas esferas. En países catalogados con mayor índice de corrupción, la prensa local es silenciada como norma para que no informe al respecto. Sus editores son sistemáticamente intimidados o, peor aún, obligados por coerción a guardar absoluto silencio al respecto. Numerosos periodistas y empresas de comunicación han sufrido las consecuencias por arriesgarse a hablar con valentía de tan grave problema.

Pero, aun así, y fieles al llamamiento que conlleva su profesión, el mundo de la prensa no está dispuesto a ocultar la realidad del caso y sin cesar hace suya la tarea de denunciar la falsedad, la hipocresía y las mentiras.

La Europa de finales de la Edad Media era una sociedad corrupta. Una nueva fuerza en la propiciación de un cambio fue la publicación de la Biblia en el habla cotidiana de las gentes. Esto sucedía en los albores del siglo XV.

Con la Biblia asequible a las clases populares, el monopolio de los obispos (nombrados por los propios monarcas) respecto a qué saber acerca de la fe, se vio seriamente mermado. El número de personas que podían leer aumentó, incrementándose también su capacidad de discernimiento respecto a qué creer y qué opinar en base al propio texto.

 

Sir Fred Catherwood.

Así, cuando un monarca concedía derechos exclusivos de patronazgo y explotación a determinados personajes, las gentes cristianas podían protestar invocando las enseñanzas bíblicas al respecto.

Perjudicados en sus intereses, tanto monarcas como obispos hicieron causa común contra los reformadores, sufriendo muchos de ellos exilio.

Cuando el reformador John Knox regresó a su nativa Escocia, lo hizo vía Ginebra, ciudad-Estado con gobierno propio. Los valores que allí se aplicaban le inspiraron para iniciar una reforma en Escocia en esa misma dirección, teniendo con el paso del tiempo consecuencias de muy largo alcance.

La Reforma protestante operó un cambio en la vida de la Iglesia y en la manera de pensar. Las iglesias protestantes dejaron de interesarse en costosos edificios y cultos con derroche de riquezas. El énfasis pasó a estar en una relación personal con Dios, en la comunión de los creyentes y la preocupación por el bienestar del prójimo.

En esa nueva espiritualidad, no había lugar para una separación entre lo secular y lo espiritual. La fe del creyente afectaba a todas las áreas de la existencia, lo cual incluía el buen uso de los dones y facultades provenientes de Dios para su aplicación en un trabajo productivo.

Son numerosos los países en los que los graduados cristianos se encuentran en puestos clave, tanto en el sector privado como en el público. Trabajan con denuedo por mantener bien alto el listón de la ética laboral y tienen un conocimiento más directo y profundo de la realidad laboral, con sus presiones y sus exigencias, que muchos pastores y líderes de la iglesia.

El crecimiento constante de las organizaciones de estudiantes cristianos a escala mundial se ha traducido en un aumento importante de la proporción de graduados cristianos.

 

Manolo Suárez.

Más numerosos que en anteriores generaciones, sus oportunidades también son mayores a la hora de figurar en el panorama internacional y de intercambiar experiencias y opiniones con creyentes de otras partes del mundo.

Siempre habrá un número de líderes de iglesia preparados para tomarle el pulso a la situación con autoridad y conocimientos bien fundamentados. Pero, aun así, serán los profesionales cristianos –médicos, ingenieros, científicos, abogados y empresarios– los que se vean más directamente afectados por el abismo existente entre el código ético cristiano y la actitud pragmática del entorno.

Y será precisamente por ello por lo que estén en mejor situación para acometer el cambio.

La lucha contra la corrupción tiene que ser a fondo y con pleno compromiso por parte de la Iglesia en su totalidad, y no puede en modo alguno ser llevada a cabo tan solo por los que se encuentren inmersos en situaciones o países donde las corruptelas sean la norma y lo habitual.

Una declaración conjunta a tal efecto obtendría el reconocimiento y el favor de las gentes bienpensantes que desaprueban de todo corazón tales prácticas deshonestas y que saben perfectamente el modo en que acaban afectando a la integridad de toda sociedad.

Los creyentes estamos llamados a ser la “sal de la tierra”, y el principal propósito de la sal es evitar que las cosas se corrompan.

Al creyente en solitario le va a ser muy duro impactar en el medio, cual grano de sal aislado. De ahí que los cristianos tengamos un compromiso adquirido con Dios, y con nuestro país, para marcar la diferencia como colectivo profesional y con un mutuo apoyo, que se traduzca en estímulo y apoyo.

El autor de la carta a los Hebreos instó a los creyentes a fortalecer sus “¡débiles rodillas!”.

 

1 El profesor Jerry Gana colaboró con el Presidente Olusegun Obasanjo como Ministro para la Información hasta el año 2007. Realizó estudios en la Universidad Ahmadu Bello (ABU) en Zaria, Nigeria, donde se hizo cargo del grupo cristiano de estudiantes Fellowship of Christian Students por espacio de dos años, pasando después a ampliar estudios con vistas a un doctorado en la Universidad de Aberdeen, Escocia, siendo el primer africano en convertirse en Presidente de una Unión Cristiana. El profesor Gana, conocido entre los estudiantes y licenciados como ‘Uncle Jerry’, es Vicepresidente Honorario de IFES. Para más información, consúltese Champions of Change pp. 12-22 ( los detalles correspondientes en la nota 6 más adelante) o Shining like Stars de Lindsay Brown (IVP 2006), p. 118-119.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Fragmentos - Responsabilidad social y política del cristiano, de Frederick Catherwood y Manuel Suárez