Las telarañas

La mayor locura, la insensatez suprema del ser humano, consiste en oír su Palabra y deleitarse con ella pero no querer nunca llevarla a la práctica.

20 DE JULIO DE 2017 · 19:10

Foto: Antonio Cruz.,
Foto: Antonio Cruz.

Porque su esperanza será cortada, y su confianza es tela de araña. Job 8:14          

Hasta el presente se han descrito más de 46.000 especies de arañas en el mundo. En Tierra Santa existen varios centenares de ellas. Se trata de uno de los grupos animales mejor representado en todos los continentes, excepto en la Antártida.

No son insectos sino arácnidos. Los primeros poseen sólo tres pares de patas, mientras que las arañas tienen cuatro pares y dos pedipalpos delanteros que no se apoyan en el suelo.

Los machos de muchas especies suelen usar estos apéndices para cortejar a las hembras e introducir la bolsa de esperma en su aparto copulador.

La aracnofobia, o el miedo a las arañas que generan estos animales en algunas personas, se debe en parte a su aspecto y también al hecho de poseer glándulas venenosas para paralizar a las presas. Sin embargo, solamente unos pocos grupos pueden llegar a ser realmente peligrosos para los seres humanos.

Una de las características típicas de las arañas, señalada ya en la Biblia, es su capacidad para producir telarañas o hilos de seda a los que pueden darles múltiples funciones: redes de caza, tapizado del interior de sus refugios o incluso velas para viajar por el aire, dejándose arrastrar por el viento.

Gracias a esta última forma de transporte, algunas arañas son capaces de recorrer más de mil kilómetros sobrevolando el mar o ascender en la atmósfera hasta los 5.000 metros de altitud.

Aunque, desde la perspectiva humana, los hilos de seda que producen las arañas puedan parecer frágiles o poco resistentes, lo cierto es que cuando se analizan en detalle, constituyen uno de los grandes misterios de la ingeniería biológica.

Los diferentes tipos de seda de araña están constituidos sobre todo por proteínas (espidroínas) pero también poseen trazas de glúcidos, lípidos, compuestos iónicos y algunos pigmentos. Suelen tener una resistencia similar a la del acero.

Sin embargo, cuando se compara la densidad de estos dos materiales (seda y acero) y se toma en cuenta la misma cantidad de material, resulta que la seda de las arañas es unas cinco veces más resistente que el acero por unidad de masa.

Además, dicha seda, con una resistencia análoga a la del acero, puede deformarse hasta un 30% más que este metal. De ahí que actualmente se la considere como el paradigma de todos los materiales. ¿Cómo pudo originarse una estructura semejante por simple evolución al azar?

La formación de los hilos de las arañas, por medio de sus glándulas productoras de seda (hileras), constituye un tema de intensa investigación científica que aún no ha sido convenientemente aclarado.

Todavía no se comprende cómo un material formado por largas proteínas de tan elevada masa molecular pueda mantenerse disuelto en los sacos glandulares y salir por las hileras para convertirse en una fibra sólida, difícilmente soluble y con semejantes propiedades mecánicas.

Esto implica que debe tratarse de un diseño inteligente ingenieril más que de una lenta transformación casual.

En otro orden de cosas, el libro de Job se refiere a quienes se olvidan de Dios y dice: Porque su esperanza será cortada, y su confianza es tela de araña. Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie; se asirá de ella, mas no resistirà (Job 8: 14-15). La confianza del incrédulo es fràgil como tela de araña e incapaz de sostenerle.

Es la misma idea que transmite el relato de Jesús acerca de los dos cimientos (Mt. 7: 24-29). Las obras y el comportamiento personal son el sostén de la casa y las raíces del árbol que dan estabilidad al ser humano.

Cuando las lluvias torrenciales del otoño y los vientos huracanados de las tormentas existenciales ponen a prueba los fundamentos de nuestra vida, es entonces cuando se ve si sólo tenemos el vistoso ramaje de una fe cómoda y pasiva o estamos sostenidos por las profundas raíces de la responsabilidad cristiana y de las obras de fe.

A veces se dan situaciones tan complejas en la vida de los creyentes que sólo las pueden resistir y superar aquellos que escuchan atentamente las palabras de Jesús y las ponen en práctica. En cambio, si la fe es pasiva entonces pierde todo su valor.

El Maestro dice aquí que la mayor locura, la insensatez suprema del ser humano, consiste en oír su Palabra y deleitarse con ella pero no querer nunca llevarla a la práctica.

La persona que hace de su cristianismo un puro verbalismo religioso pero no está dispuesta a la obediencia concreta es como si hubiera construido su casa en medio de la arena de un cauce fluvial.

Como si viviera en un hogar con el fundamento movedizo. A la menor tempestad su vida puede quedar arrasada por completo ya que el destino del hombre y el de su casa no son más que una misma cosa, pues el hombre está en lo que construye. Por tanto, no perdamos el tiempo construyendo telas de araña.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - Las telarañas