El vigente espíritu de la Reforma

Una reseña del libro “Vigencias y valores de la Reforma Protestante”, de Juan Manuel Quero.

22 DE JUNIO DE 2017 · 16:20

Juan Manuel Quero, el autor.,
Juan Manuel Quero, el autor.

En una fecha tan significativa como el V centenario de la Reforma Protestante, el Dr. Juan Manuel Quero publica un libro ameno y didáctico, en el que expone los principales elementos que caracterizaron el movimiento espiritual que en el siglo XVI sacudió los cimientos de una Europa en transición a la Edad Moderna, y cuyos efectos han perdurado hasta nuestros días. Así, el autor defiende la tesis que los principios fundamentales de la Reforma Protestante -sola scriptura, sola fide, sola gratia, solo Cristo, soli Deo gloria-, aplicados con valentía y sinceridad por muchas personas en medio de la crisis social y espiritual que asolaba Europa en el siglo XVI, forjaron no solo un mundo y una mentalidad nuevos, lo que es un hecho demostrable, sino que, desde una perspectiva espiritual, hicieron posible una nueva creación de Dios, porque las vidas de millones de personas han sido transformadas desde entonces con el toque de la eternidad y la esperanza en Cristo, como nos dice Quero en su obra.

Partiendo de la premisa que la Reforma Protestante pretendió el retorno de la Iglesia medieval, ahogada por el sacramentalismo, las tradiciones humanas y la corrupción, a las enseñanzas bíblicas, aunque esta noble intención resultó finalmente fallida, el autor nos recuerda que la Reforma luchó por la dignidad de hombres y mujeres por igual  –“la historia protestante también tiene nombre de mujer”, afirma el autor, citando a la teóloga protestante Joana Ortega-  el derecho de todas las personas a leer la Biblia en su propia lengua y sin mediaciones eclesiásticas, y por una auténtica transformación social, que fue posible cuando los principios bíblicos fueron aplicados a las relaciones humanas y a la sociedad en general.

 

El vigente espíritu de la Reforma

Acertadamente insiste Juan Manuel Quero en que el espíritu de renovación con el que nació la Reforma Protestante sigue vigente, en coherencia con el principio eclesiológico ecclesia reformata semper reformanda est secundum verbum Dei (“iglesia reformada siempre reformándose conforme a la Palabra de Dios”), frase atribuida, por cierto, al teólogo holandés del siglo XVII Jodocus van Lodenstein (1607-1678). De ahí que culmine su libro desafiando a los actuales herederos de la Reforma Protestante, tan diversos en sus expresiones como lo fue la propia Reforma, a mantener vivos los valores que esta defendió, valores que resume en una frase magistral: “el corazón de la fe protestante no es la Reforma en sí misma, sino Jesucristo”. Sí es así, la Tercera Reforma, precedida por la que en el siglo XVI luchó contra el sacramentalismo romano, y por la que combatió el dogmatismo protestante en el XVII, será una realidad en un mundo necesitado de esperanza y de Dios.

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