George Reyes y el azul de la tarde

El poeta granadino Ramón Martínez López esboza sobre el poemario del escritor y teólogo ecuatoriano residente en México.

04 DE MAYO DE 2017 · 17:00

Field under storm heaven, de Vincent Van Gogh.,
Field under storm heaven, de Vincent Van Gogh.

Cedo mi columna de esta semana para difundir la breve nota escrita por Ramón Martínez López en torno al poemario ‘El azul de la tarde’, de George Reyes (Los Ríos, Ecuador, 1960), profesor, poeta, pastor  y ensayista ecuatoriano residente en Ciudad de México. Posee un bachillerato, una licenciatura y dos maestrías en Teología. Su poesía ha recibido reconocimientos y  ha sido  incluida  en antologías internacionales impresas y virtuales. Tiene varios poemarios inéditos: Filosofía risueña; Signo XXI; El árbol del bien y del mal; Salmo hondo; Mañana; Ese otro exilio, esa otra patria. Es miembro del Movimiento Poetas del Mundo, y otros. Es editor de  la antología poética Nuestra Voz (Buenos Aires, Argentina: Editorial Tersites, 2015). Dirige dos grupos de poesía lírica en Facebook. Ha publicado el poemario ‘El azul de la tarde & Dama3Lunas’ (Santiago de Chile, Chile: Apóstrophes Ediciones, 2015) y ‘Ese otro exilio, esa otra patria’ (Hebel Ediciones, Santiago de Chile, 2016). Consta en la Enciclopedia de la Literatura en México, FLM-Conaculta.

 

GEORGE REYES Y EL AZUL DE LA TARDE

 

A veces la poesía se nos presenta desnuda, ligera de artificio, perfil mismo de sueño y nos seduce con “la canción de esa frágil sonrisa del alma”.

 

George Reyes.

Así es George Reyes, este poeta ecuatoriano afincado en la Ciudad de México, y así es su universo poético, que nos despierta con un bostezo de ironía.

Poeta polivalente, cercano a la poesía mística que, sin perder el hilo de conexión con el amor humano, es capaz de viajar enormes distancias a través del universo o dirigirse a los confines del interior de uno mismo, gracias al empleo exquisito de una metáfora redentora que lo conduce inexorablemente a la felicidad.

Y es que sabe mejor que nadie que:

 

“Detrás del alero

de mi paso ambulante

hallé lo que había perdido

hace tantos siglos:

el timbre de mi nombre

que se anuncia

en clara voz…”.

 

Mientras, con esa difícil sencillez que lo caracteriza, “cuelga un paisaje en tela que encanta y recanta la canción sin fin encarnada en tu ser”. O atisba esa “silueta que cabe en tus manos” y será clareada hasta cesar el día.

Georges Reyes no pretende un arte que se aplauda en la platea, pues su fin es celebrar la vida con pasos que pisoteen el olvido.

Con su diestra de artista es capaz de tallar “un trío afinado de alondras” que entonen en el ramal del tiempo un estribillo en todos nuestros oídos.

Cada arpegio será un jardín de leve fragancia, incluso “en esas tardes que asilan tristezas errantes”. Tardes propicias para el verso exacto, azul de la tarde, que acaricia el alma con la simetría del vuelo de un pájaro.

En suma, poesía en estado pura que empapa de azul el murmullo de nuestras geografías.

 

Portada del libro.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - George Reyes y el azul de la tarde