Confesión

Cerramos los ojos

porque queremos mirar en nuestro interior.

Allí, en lo más profundo de nuestro ser,

sabemos que reside un sentimiento de culpa,

por el bien no realizado,

por la falta de coraje,

por la envidia y la arrogancia,

por el desprecio hacia lo diferente…

Allí, en lo más profundo de nuestro ser,

reconocemos nuestra prisa en juzgar,

nuestra impaciencia en escuchar, nuestra superficialidad…

Toca en lo más profundo de nosotros,

nuestros sentidos y nuestra razón, oh Dios!

Mueve nuestras entrañas

para que se produzca un cambio en nuestro interior,

y que la conversión verdadera vitalice nuestros órganos,

ventile nuestros pensamientos

y amplíe nuestra visión.

Para contemplarte a ti, tu gloria, tus designios!

Para servirte a ti, sirviendo a toda tu gente!

Para renacer en ti, renaciendo como parte de tu pueblo!

ERNESTO BARROS CARDOSO