El husismo, factor clave de la identidad checa (I)

El nombre de Juan Amós Comenio (1592-1670) es central en la historia de la pedagogía.

16 DE FEBRERO DE 2017 · 21:50

Jan Hus en Praga.,
Jan Hus en Praga.

La verdad vence todo. Jan Hus.

Hus es una figura memorable por muchas razones, pero sobre todo su valentía moral ante las adversidades y la muerte... Siento el deber de expresar mi profunda pena por la cruel muerte infligida a Jan Hus y por la consiguiente herida, fuente de conflictos y divisiones, que se abrió de ese modo en la mente y en el corazón del pueblo bohemio. Karol Wojtyla.

Nadie discute que el nombre de Juan Amós Comenio (1592-1670) es central en la historia de la pedagogía. Su obra fundamental, Didactica magna (1630), es una especie de biblia de esa disciplina, aunque apenas es parte de una amplia obra dedicada al arte de la educación.

Su trasfondo religioso heterodoxo (fue obispo de la iglesia de los Hermanos Checos, Unitas Fratrum, heredera del testimonio de Jan Hus) se ha mencionado muchas veces como un elemento importantísimo. De hecho, es considerado como teólogo y filósofo también.

Como rememora María Magdalena Rabecq en un número especial de El Correo de la UNESCO: “…tomó de los Hermanos Moravos el sentido profundo de la religiosidad, de la dignidad del trabajo y de la ayuda mutua que constituían, con el amor de Bohemia, la base esencial de su doctrina. El esfuerzo que tuvo que hacer para recuperar su tiempo perdido y el mal recuerdo de las escuelas precariamente organizadas lo inclinaron hacia una pedagogía mejor, hacia una enseñanza accesible a todos”.1

 

Juan Amós Comenio.

México no es una excepción en el hecho de prestarle la atención requerida a sus aportaciones. Prueba de ello es la labor de la doctora María Esther Aguirre Lora, adscrita al Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien ha dedicado un buen número de libros al análisis de la obra de Comenio y su aplicación al ámbito educativo, a tal grado de que recibió la medalla que lleva el nombre del gran pedagogo otorgada por el Museo Pedagógico de Praga. Entre ellos se pueden mencionar, como coordinadora: J.A. Komensky, El mundo en imágenes. Ed. bilingüe inglés-español sobre el texto original en latín (1993), Juan Amós Comenio: obra, andanzas, atmósferas. En el cuarto centenario de su nacimiento (1592-1992) (1994), Juan Amos Comenio, El laberinto del mundo y el paraíso del corazón (2009, publicado en España), y como autora: Calidoscopios comenianos I (1997), y Calidoscopios comenianos II. Acercamientos a una hermenéutica de la cultura (2001), además de múltiples artículos sueltos.

En esta ocasión, y a propósito de una indagación en las fuentes de las primeras reformas, tal como las catalogó el estudioso menonita Donald Durnbaugh (siguiendo al profesor checo Amedeo Molnár, 1923-1990), sobresale la labor de Jan Hus (ca. 1320-1415), a quien frecuentemente se sigue mencionando entre el grupo de los llamados “pre-reformadores”, es decir, precursores sin saberlo de los movimientos reformistas del siglo XVI.

Este autor clarificó, en diálogo con historiadores y teólogos reformados como parte de los denominados encuentros “Praga” (a partir de 1986), el panorama historiográfico para la adecuada valoración de cada etapa de las reformas religiosas. Durnbaugh escribe:

El término Primera Reforma fue acuñado por investigadores asociados a la Iglesia Evangélica de los Hermanos Checos para caracterizar los movimientos reformistas ubicados en el catolicismo de finales de la Edad Media, desde el siglo XII hasta el XV; los principales cuerpos religiosos que surgieron de estos movimientos son los denominados valdenses, la Unitas Fratrum, la Iglesia Morava Renovada (que se considera a sí misma como continuación directa de la Unitas Fratrum), y algunas iglesias husitas. […] ‘La Primera Reforma estuvo marcada fuertemente por el aspecto escatológico… (el reino venidero de Cristo) y el énfasis en la obra inmediata y directa del Espíritu Santo, además de las demandas éticas del Evangelio, en la vida de los individuos y de la sociedad’” (Zeman).2

Pues bien, en el primer tomo de Calidoscopios comenianos, la doctora Aguirre Lora dedica un buen número de páginas a explorar las raíces husitas de Comenio y señala, con exactitud, que dichas raíces son “un punto de referencia obligado” para comprender la nación, la lengua y la tradición checas, más aún, “uno de los mitos fundadores de la nación checa presente en forma de rasgos y disposiciones, de identidad moral y sensibilidad, de creencias y lealtades”.3

 

María Esther Aguirre Lora.

Asimismo, se refiere al compromiso eclesial de Comenio por haber sido “el último obispo de la iglesia checa reformada”. Para demostrarlo, recurre a una serie de observaciones sobre el husismo, al que le correspondió “protagonizar el momento fundador” del nacionalismo de esa nación. En ese sentido, Hus se erigió como una figura mítica y “en torno a su carácter emblemático se dan diferentes manifestaciones recurrentes de lo nacional”.

Este personaje, agrega, desencadenó “una verdadera revolución simbólica” (Bourdieu) que incidió en el esquema de las significaciones del pueblo checo, lo que produjo nuevas valoraciones, lealtades y discursos. En esa línea, fue antecedido por otras figuras como Conrado Waldhauser, Jan Milic de Kromeriz o Matías de Janob.

Un detalle lingüístico-teológico llama la atención de la autora: “Hus deposita en la palabra eslava Bóh (Dios), la etimología de Bohemia, que los hace percibirse como pueblo escogido. Parece ser —según Macek, 1975— que también la palabra checo se tradujo al alemán como Böhmisch y se aplicó para delimitar una región política-territorial en la que se asentaba un grupo étnico de checos propiamente dicho y de alemanes establecidos en Bohemia”.4

A continuación, menciona el Cancionero de Praga (1572) cuyas ilustraciones muestran a Wiclif echando chispas, a Hus prendiendo un cirio y a Lutero con una antorcha encendida, que remite a otras figuras emblemáticas vinculadas con la fundación de la nación checa. Hus se apoyó en la obra de Wiclif y la relación con ella fue más allá de la lectura, pues como consigna la autora: “…como estudiante, logra sus sustento copiando los escritos filosóficos de Wiclif y también, motivado, copia los comentarios que aparecían en los márgenes procedentes de los estudiantes de Oxford y que denotan la atmósfera de interés y admiración que suscitaban.

Ya con esta carga fueron introducidos a la Universidad de Praga y, a partir de ellos, se da un fuerte contacto entre Praga y Oxford, al grado de que dos bachilleres bohemios se desplazan a Inglaterra, traban relación directa con los lolardos, clandestinamente introducen textos de Wiclif y, finalmente, incluso regresan con un trozo de su sepulcro a manera de reliquia”.5

Es así que Aguirre Lora reconstruye las relaciones de estos grupos heterodoxos en camino a la visión del impacto de la religión en la obra pedagógica de Comenio, pero sin dejar de advertir la forma en que el ethos evangélico (en el sentido posterior de protestante) marcó la vida y la obra de ese gran educador. Su profundización amerita seguirle la pista, sobre todo porque describe muy bien los énfasis religiosos y teológicos del movimiento husita.

1 M.M. Rabecq, “Juan Amos Comenius, apóstol de la educación moderna y de la comprensión internacional”, en El Correo de la UNESCO, año X, noviembre de 1957, p. 5, http://unesdoc.unesco.org/images/0006/000679/067956so.pdf

2 D.F. Durnbaugh, “The First and Radical Reformations and their relations with the Magisterial Reformation”, en Milan Opocensky, ed., Towards a renewed dialogue. The First and Second Reformations. Ginebra, Alianza Reformada Mundial, 1996 (Estudios, 30), p. 8. Versión: LC-O.

3 M.E. Aguirre Lora, “III. Tras las huellas de unas historias”, en Calidoscopios comenianos I. México, CESU/UNAM-Plaza y Valdés, 1997, p. 83.

4 Ibíd., p. 85, nota 130.

5 Ibíd., p. 86, nota 135.

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