Héctor Spaccarotella: ‘Niños Talibé en Senegal, una infancia robada’

Grato me es compartir este testimonio misionero de un hermano argentino que estuvo, con su esposa Adriana, difundiendo el Evangelio en Senegal.

26 DE ENERO DE 2017 · 21:40

Adriana, esposa de Spaccarottella, curando una herida infectada de un talibé.,
Adriana, esposa de Spaccarottella, curando una herida infectada de un talibé.

La poesía tiene la virtud de liberar en un papel la intimidad del alma, de un modo que cuesta mucho lograr con otros géneros literarios.

Lidiando con esa dificultad esta es la tercera vez que escribo esta nota, ya que adentro mío confrontan la necesidad de dar a conocer un hecho social que afecta a muchísimos niños en Senegal (África) y por el otro los sentimientos que se aglutinan al recordar haber caminado con ellos en los años 2011 y 2012 y ver cómo sus infancias son robadas.

Al llegar a ese país nos dio su realidad en las narices. Ya en la misma capital Dakar había cientos de niños sucios rodeando a la gente local y a quienes fácilmente se distinguía como extranjeros (entre otras cosas por el color de la piel). Se paraban a nuestro lado con una taza de plástico o una lata de conservas vacía, y sin mirarnos a los ojos cantaban una letanía en un idioma que parecía árabe, ininteligible.

Eso fue, creo, lo primero que nos llamó la atención: que desentonaban con el bullicio típico de una capital africana, y porque pese a su corta edad, tenían los ojos vacíos, sin esperanza, sin vida.

Nosotros viajábamos con un plan misionero cuidadosamente elaborado, con objetivos medibles y nos sentíamos preparados para la tarea… no teníamos idea de que a partir del contacto con los niños talibé, ellos se convertirían en nuestra misión. Un grito profundo de Dios nos golpeaba a través de esos ojos que ya no lloraban.

Desde Thies, a 70 km de la capital del país, sirviendo entre ellos en un hogar para niños cristiano que los refugiaba y les daba contención, mi corazón volcó este texto:

 

Nadie te enseñó cómo administrarla

y se te quemó la vida en 7 años.

El golpe del presente fue tan fuerte

que quebró el almanaque y te hizo adulto

cuando apenas destetabas el pecho de tu madre.

 

No lo has querido, lo sé,

pero la niñez, la inocencia, la esperanza

se apagaron a fuerza de bofetadas del tiempo,

que en su crueldad usó los hombres como excusa

para no amarte.

 

Abandonaron tu vida en su egoísmo inmaduro,

en su ceguera, en su capricho, en su pecado.

Perdieron la oportunidad de crecer de adentro,

de mostrar que no de balde llevan en la espalda

el haber transitado el camino de los años.

 

y aquí estás sentado al borde de lo incierto

tratando de entender el dolor que no esperabas.

Las pupilas están cubiertas de una noche oscura

y no menos negra es la muerte que dibuja el alma.

 

¡Aquí estoy! ¡Ven a buscarme!

(sigues indagando a gritos el esperado abrazo…)

… entonces corro, corro y te refugio,

pero no es a mí a quien miras, no me esperas,

no es mi rostro el que debería hoy alcanzarte.

 

Lloro y quiero amarte,

pero no te sirve mi llanto, mi amor no te alimenta.

Te hablo con palabras que no entiendes

porque nadie te enseñó a salir de tu ceguera.

 

¡Pero la Muerte No pudo!

No le alcanzó para que ya no anheles la alegría

y dentro del pecho sigue la vida palpitando.

 

Quiero amarte, y no cerrar los ojos a tu paso.

Quiero amarte, y de mi fortuna de amor

poner unas monedas de besos en tus manos.

 

¿Saciaré tu hambre de afecto?... no lo creo

pero agregaré un día al paso de los días,

para que esos ojos que me miran ya no esperen

y los pies comiencen a caminar hacia el futuro

desde este hoy de estiércol y de barro.

 

Niños talibé en Dakar.

 

Cerca de 100.000 niños entre 5 y 16 años viven en Senegal en estado de esclavitud. Solamente en la populosa Dakar se ha censado cerca de 35.000 de ellos. Han sido entregados por sus padres al maestro Marabout porque él les prometió que, a cambio de renunciar a la paternidad, ellos tendrían la posibilidad de ir al cielo de Allah.

Hay escuelas coránicas en todo el territorio “Daaras”. Ese nombre ambicioso corresponde a la realidad de un techo pajizo sin paredes donde 10 a 15 niños rodean al marabout (maestro) quien les hace repetir una y otra vez, 14 horas al día versos coránicos en árabe (un idioma que no entienden).

Deben salir a mendigar para alimentarse. Reciben de la gente arroz, azucar o unas monedas que luego llevan a su maestro. Son atados por las noches para que no se escapen.

Son maltratados, golpeados, abusados… no van a la escuela, no aprenden el francés indispensable para progresar en la sociedad senegalesa. No tendrán nunca una familia y su esperanza es huir lejos, para terminar viviendo en las calles de otro pueblo… o convertirse en marabout y formar su propia y miserable Daara donde repetirá lo que aprendió, para continuar el ciclo.

Las leyes del país prohíben desde 2005 la mendicidad forzada de niños y la trata. Pero el miedo al poder espiritual del marabout es más fuerte aún para las autoridades y en todo el país la historia se repite y se multiplica.

Hay organizaciones misioneras cristianas que durante los últimos años han comenzado a instalarse y les dan refugio, alimentación, educación laica y cristiana. Muchas lo hacen limitadas porque el sistema social y religioso las persigue. A quien le interese conocer más sobre estos niños.

Si les interesa les invito a buscar videos filmados por estas organizaciones en YouTube, o numerosos artículos subidos en la internet. Por lo pronto y ante un año que comienza, escribo con la esperanza de que romper el silencio de su esclavitud contribuya a que en algún momento comiencen a atravesar la puerta de la libertad.

 

Niños talibé en una aldea cerca de Bakel.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - Héctor Spaccarotella: ‘Niños Talibé en Senegal, una infancia robada’