“Nuevo ateísmo”, de Antonio Cruz

“Las grandes verdades de siempre (verdades de la fe), pueden ser arrinconadas e ignoradas hasta transformarse en reliquias del pasado sin relevancia social en el presente”.

20 DE ENERO DE 2017 · 06:50

,Nuevo Ateísmo, ciencia

“Creer en Dios me ha ayudado más a ser científico que mi ateísmo previo”. La frase es de Alister McGrath, biofísico, profesor en la prestigiosa Universidad de Oxford.

En su última obra “La Ciencia desde la fe”, editorial Espasa Calpe 2016, McGrath expone las razones que le llevaron del ateísmo a la fe, señalando que fe y ciencia aportan una visión profunda de la realidad. “En mis años jóvenes solía pensar que la ciencia y la religión eran contrarias, razón por la que era imposible ser científico y creyente. La idea de Dios me sonaba a trasnochada obscuridad… por entonces pensaba que la ciencia probaba la inexistencia de Dios y que todos los científicos francos y sinceros eran ateos”, explica McGrath.

En su temprana juventud, el científico británico reunía en sí las características del ateísmo moderno, proclamador del “Dios ha muerto” y, por lo tanto, no cuenta en la sociedad de nuestros tiempos. Dios, dice el nuevo ateísmo, ha sido sustituido por la ciencia. Pero una cosa es cierta: ningún hecho científico, plenamente confirmado, ha sido rechazado por la religión cristiana. Y al revés, ninguno de esos hechos ha puesto en entredicho a la religión. Nunca se ha hablado tanto de Dios como desde que la ciencia lo declaró muerto. Esto es así porque la ciencia, apoyo principal del moderno ateísmo, es incompetente para negar la existencia de Dios. Según Antonio Cruz, “el universo y la vida parecen decir que existe una inteligencia sobrenatural que diseñó y lo creó todo, incluido el ser humano”.

Libro profundo este escrito por Antonio Cruz. Muy profundo. Está redactado desde el punto de vista de la fe, pero al propio tiempo teniendo en cuenta y recogiendo las opiniones científicas, especialmente las dedicadas a negar la existencia de Dios. Porque Antonio Cruz es científico y es, también, un creyente insobornable, practicante, defensor y proclamador de la fe en Cristo Jesús.

Retrocedo en el tiempo para dar paso a unas reflexiones que, si bien nada tienen que ver con el contenido del libro que estoy comentando, a mí me parecen interesantes y prácticas. Sobretodo, aleccionadoras.

Los tiempos han cambiado. Verdad de Perogrullo. Cincuenta o setenta años atrás el protestantismo español contaba pocos hombres con estudios universitarios. En muchas ciudades la entrada a la Universidad estaba prohibida a los jóvenes de fe protestante. Por otro lado, aquellas familias agrupadas en congregaciones evangélicas eran, en gran mayoría, de escasos recursos económicos. No podían permitirse pagar estudios universitarios y seguir con las tres comidas diarias. Hoy, afortunadamente, suman legión las mujeres y los hombres miembros de nuestras iglesias que cuentan con licenciaturas y doctorados en Universidades de toda España. Antonio Cruz, destacada personalidad en el campo de la ciencia, es uno de ellos. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona, en 1990 la misma Universidad le concedió un doctorado en dicha materia científica. Pese a su juventud, ha sido Catedrático de Biología y jefe del Seminario de Ciencias Experimentales, además de Biólogo investigador del Departamento de Biología animal en la Universidad de Barcelona. Más: Ha recibido reconocimientos científicos de la Universidad Autónoma de Honduras, de la Universidad Autónoma de Yucatán (México) y de la Universidad Mariano Gálvez de Guatemala.

En el campo de la fe, merecería ser incluido en la relación de héroes que presenta el autor de la epístola a los Hebreos en el capítulo once.

Es cristiano cabal. Cristiano a la manera del Nuevo Testamento. Cristiano de Cristo. Aquí, también, su curriculum es alargado y alto. La Theological University of America de Cedar Rapids, estado de Iowa, le concedió en 2010 un Doctorado en Homilética, Antiguo y Nuevo Testamento. Sus conocimientos de la Biblia los ha puesto a disposición de estudiantes del Centro de Estudios Teológicos de Barcelona y de las iglesias en las que ha ejercido un pastorado vocacional.

Cruz ha impartido seminarios y conferencias en centenares de iglesias e instituciones religiosas en España, Estados Unidos y en casi todos los países de Hispanoamérica. Colaborador de revistas científicas de España y de otros países europeos, ha escrito y publicado unos doce libros.

En el que estoy comentando, “Nuevo Ateísmo”, Antonio Cruz ofrece una respuesta contundente al ateísmo de nuestros días. Lo hace desde la ciencia, la razón y la fe. Según el autor, “el nuevo ateísmo, que prolifera hoy en los ambientes universitarios, se encarga de hacer creer a la gente que la imagen del Dios sabio de la Biblia que ha planificado inteligentemente el mundo, no coincide con los planteamientos de la ciencia moderna”. Añade Cruz que “a fuerza de repetir una mentira, esta puede convertirse en verdad aceptada por la mayor parte de la sociedad. Y al revés, también las grandes verdades de siempre (verdades de la fe), pueden ser arrinconadas e ignoradas hasta transformarse en reliquias del pasado sin relevancia social en el presente”-

Las 120 páginas de “Nuevo Ateísmo” se estructuran en cuatro grandes capítulos: ¿Qué es el ateísmo? Relaciones entre Ciencia y Creencia. La mala teología del nuevo ateísmo. Moralidad de los nuevos ateos.

Estos capítulos se subdividen en cuestiones que tienen que ver con la increencia y la creencia. Queriendo o sin querer, no se lo he preguntado, Antonio Cruz se expone sin protección a las balas del ateísmo. La cuestión esencial que expone y desarrolla es: ¿existe o no existe Dios? El debate no es académico, ni siquiera científico, porque no se compone de abstracciones ni de experimentos de laboratorios, sino del ser humano y Dios; hasta el día de hoy, continúa siendo un problema que debe resolver el propio individuo a la luz de la razón y de la ciencia o a la luz de la doctrina inspirada de la Biblia.

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