El jardín de Jesús

Todas esas personas que se cruzan en nuestra vida, son el jardín de Jesús. Nosotros somos los jardineros: Uno siembra... Otro riega.

16 DE DICIEMBRE DE 2016 · 07:10

Foto: Alain Auderset,
Foto: Alain Auderset

¡El taller que cruje!

Me gusta el ruido de los crujidos del suelo de mi taller rústico cuando entramos en él; es su manera de darnos la bienvenida, de recordarnos que estamos vivos. Está viejo y cansado y eso es lo que le da todo su encanto. Pero, en algunas partes, sus vigas ceden ante el peso de los palés de cómics.

¡Los cimientos de mi casa necesitan ser fortificados! Y lo mismo sucede con toda mi obra en general… (y en caporal también)

Por la noche, todo un grupo de jóvenes viene a echarme una mano en mi sótano justo debajo. Después de haber cavado en la tierra, continuamos haciéndolo muy naturalmente en nuestros corazones pasando un tiempo compartiendo y orando.

 

El gorila de la puerta

Muchas personas vienen al taller a visitarme, hasta tal punto que resulta difícil trabajar en él.

Entonces le he pedido al Señor que ponga un guardia invisible delante de la puerta para que solo vengan los que Él haya previsto enviar… Desde entonces, cada vez que llega un visitante me siento intrigado…

Estoy en compañía de un joven cristiano que observa como dibujo cuando una persona minusválida que me suele visitar a menudo entra por la puerta. Desde que el suelo le cruje una bienvenida, se pone a llorar y entre dos suspiros nos dice:

- Ya no soporto no ser como todo el mundo…

Oramos por ella y buscamos en los bolsillos de nuestro corazón para dar el fondo de calor humano que nos queda.

 

¿Sembrado?

Al volver del bosque, recojo, con la promesa de una taza de café, a un viejo amigo al borde del camino. Hacía 10 años que no lo veía. A veces pasaba a verme por el antiguo taller cuando tarde, por la noche, veía la luz encendida desde la calle y cuando conseguía hablarle de Dios, pasaba por completo.

Pero hoy, tras haber saltado rápidamente las conversaciones superficiales de costumbre, me lleva directo al sótano de su corazón, definiendo los momentos fuertes de esos diez años, la traición de su mujer, la recuperación de la empresa de su padre tras la muerte de este… y, en medio de su sufrimiento, el recuerdo de nuestras conversaciones que le han llevado a leer la Biblia y a buscar allí el consuelo para resistir. (¡¡Qué locura!! ¿¡¡entonces algo ha brotado!!?)

 

El jardín de Jesús

El taller está lleno de plantas (¡y no me refiero a las plantas de los pies…!)

Tengo tomates, calabazas, palmeras, naranjos, plantas verdes, mi mujer, plataneras, vides, higueras… me gusta eso, porque entre dos planchas de dibujo me ocupo de ellas y eso me ayuda a encontrar un equilibrio en la presiones extremas con las que me puedo confrontar. El Creador me explica un montón de cosas llenas de sabiduría a través de toda esa vida que crece a mi alrededor.

Por ejemplo: todas esas personas que se cruzan en nuestra vida, son el jardín de Jesús.

Nosotros somos los jardineros:

Uno siembra...

Ya sea una palabra de Jesús, un cómic de regalo, un Evangelio, unas palabras de ánimo, una palmadita en la espalda, todo lo que se siembra produce algo;

Y, aunque tarde mucho tiempo en ver el resultado, siempre sucede algo (acción/reacción).

...otro riega.

La fidelidad animando a alguien por el móvil, una oración, una visita, una mirada cariñosa es lo que equivale a regar una planta ( ambién ocupa tiempo, pero es todavía más bonito). ¡Se diría que todos los seres vivos necesitan un seguimiento, sin el cual la amistad, el amor, los sueños y los proyectos se marchitan!

 

¡Pero no sirve de nada tirar de las hojas!

No son los consejos tipo "hay que" y "deberías" los que hacen crecer a las personas, porque es Dios el que las hace crecer!

(1 Corintios 3:6)

¡Nuestra tarea: amar y servir, eso es todo!

¡Gracias por vuestras oraciones!

¡Eso nos hace crecer!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cita con Dios - El jardín de Jesús