Don Juan ante el más allá, o la salvación por amor (V)
Partid los días del año entre las que ahí encontráis. Uno para enamorarlas otro para conseguirlas, otro para abandonarlas, dos para sustituirlas y una hora para olvidarlas.
02 DE DICIEMBRE DE 2016 · 08:20
Este artículo, para mejor comprensión, es preciso situarlo. En la Hostería “El Laurel” se dan cita Don Juan Tenorio y su rival Luis Mejía. Este ha expuesto una larga lista de hombres matados y mujeres conquistadas. Luego llega el turno a Don Juan. Sus hazañas superan a las de Don Luis. Mejía ha matado a 23 hombres y conquistado a 56 mujeres. Los muertos por Don Juan han sido 32 y las mujeres conquistadas, 72.
Sorprendido, Don Luis examina a Don Juan y le hace una pregunta:
¡Por Dios que sois hombre extraño!
¿Cuántos días empleáis
en cada mujer que amáis?
DON JUAN
Partid los días del año
entre las que ahí encontráis.
Uno para enamorarlas
otro para conseguirlas,
otro para abandonarlas,
dos para sustituirlas
y una hora para olvidarlas.
Pero la verdad a hablaros,
pedir más no se me antoja,
y puesto que vais a casaros
mañana, pienso quitaros
a Doña Ana de Pantoja.
Puede entenderse la reacción y la furia de Don Luis ante la amenaza de Don Juan de quitarle a la mujer con la que iba a contraer matrimonio al día siguiente.
En toda esta escena, sentados ante mesas de la misma hostería, están presentes Don Diego, padre de Don Juan, y Don Gonzalo de Ulloa, Comendador de Calatrava, padre de Doña Inés, con la que existía cierto compromiso de matrimonio.
Después de todo lo escuchado entre los dos mujeriegos, Don Gonzalo advierte a Don Juan antes de partir que olvide a su hija; jamás se la dará por esposa.
Y adiós, Don Juan. Mas desde hoy
no penséis en Doña Inés.
Porque antes que consentir
en que se case con vos,
el sepulcro, ¡juro a Dios!,
por mi mano la he de abrir.
Don Juan hace burla de las palabras del anciano. Le lanza un desafío insolente:
Me hacéis reír, Don Gonzalo;
pues venirme a provocar
es como ir a amenazar
a un león con un mal palo.
Y pues hay tiempo, advertir
os quiero a mi vez a vos
que, o me la dais, o por Dios
que a quitárosla he de ir.
DON GONZALO
¡Miserable!
DON JUAN
Dicho está;
sólo una mujer como ésta
me falta para mi apuesta;
ved, pues, que apostada va.
El drama sube de tensión. Sobornando a la criada de Doña Ana, Don Juan llega hasta su dormitorio y consuma el acto sexual. Cuando ambos contendientes se enfrentan, Don Luis desafía al Tenorio y le apremia al duelo. Le dice:
Lo que tardo, me enoja,
en lavar tan fea mancha.
Don Juan, yo la amaba, sí;
mas con lo que habéis osado,
imposible la habéis dejado
para vos y para mí.
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