“In memoriam”, de Stuart Park

Mientras haya espíritus que se debaten entre la esperanza y la desesperación, el libro de Job tendrá un mensaje único, insustituible.

27 DE OCTUBRE DE 2016 · 20:10

Portada del libro de Stuart Park.,stuart park
Portada del libro de Stuart Park.

“IN MEMORIAM”,  por Stuart Park,

Ediciones Camino Viejo, 2016, 96 páginas.

 

Otro libro –creo que es el último salido de la mente privilegiada y del corazón sensible de Stuart Park. Este inglés, Licenciado en Filología Románica por la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y doctorado en Literatura Española por la Temple University de Philadelfia (Estados Unidos), sigue en los pasos de otros misioneros ingleses que hicieron de España su segunda patria y de esta tierra partieron a la celestial, después de años propagando la Biblia, enseñando la Biblia, predicando la Biblia y el mensaje redentor de Cristo a los españoles. Aquí llegaron cuando eran hombres jóvenes, aquí desarrollaron el ministerio espiritual que traían en el alma, aquí murieron y aquí son recordados con cariño y agradecimiento por todos aquellos que recibieron sus enseñanzas. Pienso en misioneros como Voodford, como Blamire, como Higgins, como Biffen, como Trenchard, de quien aprendí mucho, y en otros cuyos nombres no acuden ahora a mi caprichosa memoria. A diferencia de misioneros llegados de Estados Unidos, que después de pocos años en nuestro país regresaron al suyo sin haber hecho otra cosa más que una alegría turística (no todos, lo dejo claro), los que vinieron de Inglaterra supieron imitar a Cristo en su identificación con el pueblo. Jesús era de arriba, según expresión propia, bajó donde estábamos nosotros y decidió encarnarse en la tierra que le vio nacer. Misionero que no encarna en el país que ha elegido para servir, no es misionero. Y en España abundan. Si la FEREDE publicara la relación de misioneros extranjeros que viven aquí sin hacer nada, limitados a escribir una carta mensual y a enviar algunas fotografías a quienes les pagan un generoso salario, nos llevaríamos algunas sorpresas. (Me hago totalmente responsable de lo que escribo. Conozco el terreno que piso).

Stuart Park no es de éstos. Es de los otros. De los que arraigan en el país. De los que se identifican con la cultura local. De los que aprenden el idioma hasta la perfección. De los que son respetados y amados por aquellos a quienes sirven.

De éstos, digo, es Park. Llegó a España siendo un joven intelectual y aquí permanece, hablando un castellano fluido, escribiendo en la lengua de Cervantes con dominio de la palabra. Ahora vive y trabaja para el Maestro en tierras de Castilla, donde según Azorín los siglos han creado maravillas artísticas, átomos en la eternidad que se abren insondables y arcanos a los tiempos venideros.

El libro de Park, “In memoriam”, tiene como subtítulo “el dolor humano y la consolación de Cristo”. Imposible hablar del sufrimiento sin una referencia directa al libro de Job. El autor lo explica. En las páginas introductorias escribe: “Más antiguo que la obra de Boecio, anterior incluso a la época de Homero, se encuentra un texto de belleza incomparable situado en el corazón de la Escritura hebrea. Registra la experiencia de un hombre justo que ha perdido todo –hijos, hacienda, posesiones y salud-, y cree (erróneamente) que su desgracia es un castigo de Dios”.

Este hombre justo es –fue- el patriarca Job, a quien Park dedica los doce breves capítulos del libro que estoy comentando.

Otro cristiano de cien quilates, líder indiscutible del protestantismo español, José María Martínez, amigo cercano de Stuart Park hasta su muerte reciente, dice en las páginas introductorias de su libro “Job, la fe en conflicto”: “Job se ha convertido en algo así como un espejo en el que infinidad de personas han visto reflejadas las experiencias espirituales más intensas de su propia vida. Por eso el libro jamás ha perdido actualidad. Ni la perderá. Mientras haya en el mundo seres humanos que sufren incomprensiblemente; mientras haya almas que agonizan enfrentándose con los misterios morales del universo, animados por la fe y atormentados por la duda; mientras haya hombres y mujeres envueltos en la perplejidad, zarandeados por circunstancias enigmáticas, pero indómitos en su búsqueda de luz; mientras haya espíritus que se debaten entre la esperanza y la desesperación, el libro de Job tendrá un mensaje único, insustituible”.

Sin imitaciones, con originalidad propia, en esta misma línea está escrito el libro de Stuart Park, abundando en el tema del sufrimiento en la vida del creyente. De Job han escrito reconocidos autores, entre ellos Renan, Kierkegaard, Cloudel, Dostoievski, Julien Green. Álvarez de Miranda publicó en 1954 el libro “Prometeo y Job”, donde presenta a dos hombres acosados por el mal en todas sus facetas.

Desde el inicio de la tragedia que arruinó la felicidad de Job con la violenta irrupción del dolor y la pérdida de hijos, criados, ganado, casas y otras posesiones, hasta el final del drama, cuando Dios restituye a Job su prístino estado, el de perfecta salud en primer lugar, y le devuelve doblado todos los bienes que la desgracia le había arrebatado, Stuart Park nos conduce paso a paso a través de las páginas de su libro por la vida de un ser humano que experimentó todas las formas del dolor. El autor inglés ve en el libro de Job lo que pocos comentaristas han visto. Que Job no sólo se propuso dar una solución al problema del dolor, tema tratado en la Biblia desde su tercer capítulo; en Job destaca además el concepto de la amistad, protagonizado por tres amigos del paciente, donde hay diálogos profundos sobre este afecto personal, llamado a ser desinteresado, puro y recíproco. Stuart ve también la importancia que tienen en el libro el problema de la retribución divina y la manifestación de Su gracia. Si la agonía de un constante dolor físico mata la alegría de vivir, la Biblia, dice Park,  “proclama el amor de Cristo, gratuito, libre, asequible a todos en cualquiera tiempo o lugar”.

No es la única vez que Stuart Park escribe sobre Job. Su primera obra, titulada “Desde el torbellino”, consistió en un comentario devocional al libro y al hombre que llegó a vislumbrar la cercanía de ultratumba y puso su vida a disposición del supremo rector de los destinos humanos.

Aquél comentario devocional benefició espiritualmente a muchos, entre éstos a otro Job de nuestros tiempos, uno de los hombres más espirituales que he tratado en vida, Juan Solé Herrera, compañero de batallas a favor de la libertad religiosa desde tiempos de la Comisión de Defensa Evangélica, capitaneada por José Cardona. Siendo yo presidente de la dicha, cada vez que sus miembros nos reuníamos pedía a Juan Solé que abriera la asamblea con oración. Oírle orar era como atravesar un poco las nubles y comulgar con los seres celestiales. Tras leer “Desde el torbellino” Solé pidió a Park que insistiera en el tema. Fue así como nació “In memoriam”, publicado por Editorial Andamio en 1995. Si regalo es aquello que nos proporciona gusto y placer, este libro de Stuart Park es un regalo de lujo para el alma.

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