La predicación que aviva, de Ernest Klassen

Un fragmento de “La predicación que aviva. Lecciones de Jonathan Edwards” (2016, Editorial Clie). 

28 DE OCTUBRE DE 2016 · 05:25

Detalle de la portada del libro. ,
Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de “La predicación que aviva. Lecciones de Jonathan Edwards” (2016, Editorial Clie). Puede saber más sobre el libro aquí.

 

I. Introducción al tema

«La mejor manera de avivar la iglesia es restaurando el fuego en el pulpito» (Moody).

«Si el Señor volviese de nuevo, él no limpiaría el templo, limpiaría el púlpito» (Anónimo).(1)

Si hombres y mujeres han de venir a Cristo en gran número, en un gran despertar, hará falta un avivamiento previo del pueblo de Dios. El avivamiento y el despertar están en el corazón de Dios y él desea que estos temas estén en el corazón de cada creyente, especialmente en el corazón de cada predicador. La predicación es uno de los muchos elementos que contribuyen o limitan el avivamiento y el despertar. En este estudio analizaremos lo que es la predicación de avivamiento eficaz. De todos los predicadores que pueden enseñarnos mucho sobre este tema, tal vez ninguno podría hablar con mayor autoridad que Jonathan Edwards.

 

El autor.

Cuando mucha gente piensa acerca de la predicación de avivamiento y de Edwards, se queda en blanco o sus pensamientos gravitan en torno a la recolección de una porción de su más famoso sermón: «Pecadores en Manos de un Dios Airado. Aquí hallaremos esta clase de poderosa retórica:

Por eso es que, esos hombres naturales están suspendidos en la mano de Dios sobre el abismo del infierno; han merecido el abismo encendido, y a él han sido condenados; y Dios ha sido provocado terriblemente, su ira es tan grande contra ellos como para aquellos que ya están sufriendo los cumplimientos de la ferocidad de su ira en el infierno, y no han hecho lo más mínimo para apaciguar o abatir esa ira, ni Dios está mínimamente comprometido por ninguna promesa para que los sostenga por un momento; el diablo está esperándolos, el infierno está abierto para ellos, las llamas se reúnen y resplandecen por ellos, de buen grado caerán sobre ellos, y se los tragarán; el fuego contenido en sus propios corazones pugna por salir; y ellos no tienen interés en ningún mediador, no existen medios que puedan alcanzar en los que hallar seguridad. Resumiendo, no tienen refugio, nada a lo que aferrarse, lo único que los preserva en cada momento es la mera voluntad arbitraria y la paciencia no pactada ni tampoco obligatoria de un Dios enfurecido. (Stout WJE 22: 409, Sermón: «Pecadores en las manos de un Dios airado»).

¡Oh, pecador! Considera el peligro temible en el que estás: Existe un gran horno de ira, un abismo sin fondo abierto, lleno del fuego de la ira, que tú estás sujeto por la mano de este Dios, cuya ira ha sido provocada y está enfurecida contra ti y contra muchos de los condenados al infierno; cuelgas de un fino hilo con las llamas de la ira divina parpadeando a su alrededor, y preparadas a cada momento para quemarlo y reducirlo a cenizas; y no tienes interés en ningún mediador ni nada a lo que aferrarte para salvarte a ti mismo, nada que te mantenga alejado de las llamas de la ira, nada tuyo, nada que puedas hacer, que mueva a Dios a evitarlo por un momento (Stout WJE 22: 412) (Sermón: «Pecadores en las manos de un Dios airado»)

Por causa de esta caricatura de la predicación edwardsiana, (realmente es una caricatura), y, en cierto modo, de la manera arcaica y enrevesada como que Edwards se expresa, y que 300 años nos separan de Edwards (1703-1758) y del Gran Despertar (1734/35 y 1740/41/42), algunos pueden tener cierta aversión a este tema. Confío en que tú examines el tema conmigo y estoy convencido de que si te esfuerzas en los retos y perseveras, tu mente será favorablemente estimulada, tus sentimientos religiosos profundamente conmovidos y tu voluntad poderosamente comprometida. Confío especialmente en que si eres un predicador incipiente, o un predicador más experimentado, con un anhelo por una mayor vitalidad espiritual y efectividad en tu propia predicación, serás motivado a cultivar y desarrollar elementos de la «predicación de avivamiento» que aprenderás de Edwards. Muchas iglesias necesitan hoy un avivamiento y el mundo necesita un despertar. Que el resultado final de este viaje con Edwards a la «predicación de avivamiento» sean predicadores avivados y despiertos, iglesias avivadas y despiertas y finalmente dirigidas a un despertar de los perdidos y su salvación, en último término para la gloria de Dios.

 

Punto de vista

Este no es principalmente un libro sobre predicación. Este no es principalmente un libro sobre el avivamiento. Este no es principalmente un libro sobre Edwards. Este sí es un libro sobre la intersección de estos tres temas.

 

La predicación que aviva, de Ernest Klassen

Lo que queremos decir con predicación será definido en nuestro capítulo inicial. Lo del avivamiento y despertar será también definido. Entonces consideraremos qué queremos decir con «predicación de avivamiento». Al centrarnos en Edwards, tomaremos un tiempo para presentarlo a nuestros lectores, incluyendo sus raíces en el puritanismo y en la teología reformada. Al centrar la atención en aquellos sermones predicados por Edwards durante el Gran Avivamiento, dedicaremos un tiempo identificando la naturaleza y los parámetros de esta «obra sorprendente de Dios», y consideraremos en términos generales sus perspectivas acerca de la predicación. Una vez hayamos hecho todo esto, fundamentalmente para «preparar el camino» para nuestro enfoque, ahondaremos en aquellos elementos de la predicación de avivamiento que Edwards nos enseña. En esta etapa simplemente deseamos introducir esos elementos:

• Capítulo 01. Apología de la predicación patética

• Capítulo 02. Oración, ayuno y predicación que aviva

• Capítulo 03. Predicando sobre el fuego del infierno

• Capítulo 04. El papel de la Palabra en la predicación que aviva y despertar de Edwards

• Capítulo 05. El papel del Espíritu Santo en la predicación de avivamiento

• Capítulo 06. La mezcla de Palabra y Espíritu y la predicación

• Capítulo 07. La supremacía de Dios en la predicación

• Capítulo 08. Edwards, el hombre y la predicación que aviva

• Capítulo 09. Conectando soberanía de Dios y responsabilidad humana

• Capítulo 10. La importancia de la aplicación

• Capítulo 11. El orgullo espiritual y la predicación que aviva

• Capítulo 12. Cristocentrismo

• Capítulo 13. Reflexión final

 

Tal vez una manera de visualizar este estudio es ver estos temas como pedazos de una tarta, con la «tarta» misma siendo 12 lecciones de Jonathan Edwards, o Doce aspectos de la predicación que aviva.

Tras reflexionar sobre estos doce elementos de la «predicación que aviva» de Edwards, queremos reflexionar sobre la predicación actual y preguntarnos algunas cuestiones de aplicación para el predicador contemporáneo.

1. ¿Qué correlación existe entre la predicación y el avivamiento? ¿Qué clase de predicación facilitó el avivamiento en el pasado? ¿Qué podemos aprender de Edwards y del Gran Despertar que facilite el despertar en nuestros tiempos? ¿Existen algunas aplicaciones prácticas de nuestro estudio que sean pertinentes para nuestro entorno postmoderno?

2. ¿Qué implicaciones prácticas, cambios y aplicaciones tiene este estudio sobre los predicadores actuales en España, en Latinoamérica y en Norteamérica?

 

Metodología

Lo que intentaremos en este estudio es tratar un particular aspecto o elemento que explique la visión de Jonathan Edwards sobre la predicación de avivamiento, y entonces diseccionarlo contemplándolo desde varias perspectivas. Existe una perspectiva bíblica, en la cual enfatizamos significativos textos escriturales que muestran la importancia del punto en particular y qué papel jugó en el ministerio de la predicación de los personajes bíblicos. En donde sea posible y útil, incorporaremos comentarios de Edwards sobre estos pasajes particulares. También recurriremos a las 70 Resoluciones de Edwards, si es posible y relevante hacerlo, para demostrar la correlación entre el hombre y su convicción sobre la predicación de avivamiento. Intentaremos proveer citas específicas del mismo Edwards o citas de eruditos edwardsianos que enuncien su comprensión de la predicación de avivamiento. También trataremos de proveer, donde sea posible, ilustraciones relevantes de los sermones disponibles de Edwards para demostrar el caso en cuestión.

 

Portada del libro.

Tal vez debamos decir algo sobre lo que hay de racional tras incorporar las resoluciones de Edwards en el punto particular sobre la predicación de avivamiento. Hay una ley fundamental que dice que «el hombre es el mensaje» o que «el intermediario es el mensaje». Creemos que en un sentido definitivo, la verdad de la palabra de Dios es el mensaje, la verdad del evangelio es el mensaje. Sin embargo, un aspecto muy importante de la predicación es que existe una profunda interrelación entre lo que has vivido y lo que estás viviendo, y el efecto de tu ministerio en la predicación. La predicación de avivamiento eficaz fluye a través del hombre que vive y crece en esa verdad. Consideremos las referencias de Pablo a «mi evangelio»:

Romanos 2:16: «En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio», y de nuevo en

Romanos 16:25: «Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del ministerio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos», y de nuevo en

2 Timoteo 2:8 donde leemos «Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio

Vemos que en tres ocasiones Pablo se refiere al evangelio como «mi evangelio». ¿Por qué? Creemos que Pablo se identifica con el evangelio, que está profunda y personalmente afectado por el evangelio, tan plenamente identificado con la divina comisión de predicar el evangelio, que lo posee y lo identifica como «mi evangelio». Creemos que esto es un elemento absolutamente indispensable para la predicación de avivamiento eficaz. No podemos transmitir efectivamente lo que no hemos experimentado, y creemos que existe una definitiva correspondencia entre el grado en el que el predicador experimenta el mensaje y el grado de efectividad que posee al comunicar el mensaje.

Bounds dice esencialmente lo mismo: «Pablo lo designa «mi evangelio», no por una excentricidad personal o por una apropiación egoísta, sino porque fue puesta en su corazón y en su alma una confianza personal que se reflejaba en sus cartas paulinas, inflamadas y potenciadas por la fogosa energía de su alma ardiente» (Bounds: 7).

Aludir a las resoluciones y al testimonio personal de Edwards es un largo camino que lleva a clarificar y reforzar esta premisa fundamental, la cual creemos que fue una de las convicciones fundamentales que él abrazó, lo motivó profunda y abiertamente a ser una persona de profundidad espiritual; él sabía y creía que había sido llamado a ser un ejemplo. El mismo Edwards afirmó: «…el ministro, demostrando estas excelencias santas, enseña a su pueblo a imitar a Cristo en su acercamiento a Dios» (Westra: 16). Edwards tenía una visión de la predicación muy «encarnacional». De acuerdo a Westra, Edwards veía al ministro como «una clase de salvador subordinado» (Sermón sobre Hechos 20:28, Westra: ix), «su propósito expreso es el de preparar los corazones para la Palabra, comunicar con máxima integridad las relaciones y conexiones vitales entre las palabras dichas y escuchadas y sus definitivos significados en la mente y en la voluntad de Dios, la cual es la Palabra tanto creativa como redentora» (Westra: ix): «En la predicación el ministro fielmente intenta externalizar el mundo espiritual de la voluntad y la mente de Dios y a la vez demostrar una respuesta obediente, de gracia y personal a la infinita perfección y gloria de Dios» (Westra: x). Como Westra apunta «para él (Edwards) la línea entre su vida personal y vocacional a veces se convertía en algo virtualmente indistinguible: el oficio absorbió al hombre, el hombre al oficio» (3). Edwards tiene un fuerte punto de vista sobre el ministro como modelo y es llamado a ejemplificar las verdades enunciadas. Existe un eco fundamental entre el mensaje predicado y la vida del predicador. Este es un asunto fundamental de la integridad espiritual. La predicación de avivamiento requiere que vivamos el mensaje que deseamos comunicar. Ninguno de nosotros lo vive perfectamente, pero según la medida en que ejemplificamos el mensaje, hasta esa medida influimos.

 

Conclusión

Comencemos nuestro viaje planteando el contexto y estableciendo nuestros términos. Necesitamos reflexionar brevemente sobre quién es Edwards, qué fue el Gran Despertar, incluyendo sus parámetros, y entonces pasar a definir lo que queremos decir por predicación, lo que queremos decir por avivamiento y despertar, lo que es la «predicación de avivamiento» y entonces proceder a reflexionar sobre lo que podemos aprender sobre la «predicación que aviva» en Jonathan Edwards, tal como se vio en el Primer Gran Despertar.

(1) Esta es una cita extraída de una compilación de mensajes poderosos y profundamente emotivos del Avivamiento. Si el lector entiende el inglés, puede escucharlos en: (http://gnli.christianpost.com/ video/christians-preaching-a-powerfull-message-14780).

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