La calderilla

Un cuento de Anonio Cárdenas.

09 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 07:10

“¿Caramelos gratis y ahora canutillos de monedas gratis? Se van a arruinar ustedes a este paso.”,
“¿Caramelos gratis y ahora canutillos de monedas gratis? Se van a arruinar ustedes a este paso.”

Con el paso del tiempo había acumulado en una hucha la calderilla que iba sacando de la cartera para evitar que abultase. Para transformarla en billetes fue a su banco a que le suministrasen esos canutillos de plástico que le facilitarían el cambio.

— ¿Cuántos blísters quiere?

—Deme cinco de hasta 20 céntimos.

—Tome.

— ¿Qué le debo?

—Es gratis.

— ¿Gratis? ¡No! ¡Por favor! ¿Caramelos gratis y ahora canutillos de monedas gratis? Se van a arruinar ustedes a este paso.

—No crea, lo hacemos con la esperanza de que nos los devuelva llenos de monedas que acabará ingresando en cuenta.

— ¿Pero ya son conscientes de que los puedo llevar a otro banco?

—Cómo ve la Banca arriesga, unas veces gana y otras pierde. De todas maneras, si se fija en la letra pequeña de la hipoteca que le concedimos, aparece un apartado de “gastos de difícil justificación” por el que usted acabará pagando estos blísters y más cosas que ni le cuento.

— ¡Ah! Si es así ya me voy tranquilo. Porque imagínese que los bancos entrasen en quiebra por la mezquindad de sus clientes. No quisiera ser yo responsable de ello. Porque… se nos caerá el pelo si los bancos hacen aguas, ¿verdad?

— Sí, sí, no quiera usted comprobarlo. Por cierto, tenemos unas sartenes de lo mejorcito que nos acaban de llegar de Pakistán…

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