Los labios se entreabren

Un poema de Covadonga Morales Vega (selecciona isabel Pavón). 

02 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 05:10

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LOS LABIOS SE ENTREABREN

 

Los labios se entreabren

Y hay una sed de Ti

Pegada en el paladar.

Imposible la espera, la piel se agrieta.

Es necesario que repostemos.

El desierto es una duna "beige",

Una imprudencia.

Todo el camino está cerrado de botijos

Para apagar la hoguera.

Débilmente levanto la mirada

En la inconsciencia.

Te busco entre el dolor,

Las espinas se hacen corona

Clavándose en las sienes y las venas.

Si vienes hacia mí no sé si podré

Contener el sollozo.

 

Ven, mientras abrase el sol.

 

 

Dime, amado Jesús,

Me diste tu amistad

Yo así lo siento y sé que esto es

El comienzo ya de algo.

Habrá allí creo más gente, pero no lo recuerdo.

Cambiaste mi nombre por dos veces

Sabiendo ya cuál era y sin pensarlo.

Pero viste que somos paralelos.

Distintos, pero hermanos.

En los dos flota el genio de hacer música

Con solo expresarlo con las manos.

Tuvimos que mirarnos a los ojos:

Manera de decirnos

Que sobran las palabras.

 

La poesía, el aire y el contacto.

 

 

Dime, Señor, cómo no temblar y cubrir la herida

De tu cuerpo chorreando.

Vuelan las horas, la realidad se cierne

Como un cuervo.

Despacio se eleva la Majestad hecha pan.

No hay nadie que le esconda

En los olivos, ni una capa para cubrir Su piel,

Impotencia de ser,

Lucha de no querer aceptar lo inevitable,

Fuerte deseo de parar el tiempo

Para esquivar la escarcha.

Ineludible paseo en una catedral

Atenuando el dolor inútilmente.

 

Seré cordero para inmolarme.

 

 

 

Covadonga Morales Vega, tomado del libro Travesías del Alma (Doce escritoras con Teresa), Trilce Ediciones.

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