¡Hey, la propina!

Me acaba de arreglar el día este simpático muchacho, así que le agradecí el cumplido entregándole una cuantiosa propina...

13 DE MAYO DE 2016 · 05:25

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Photo: Banlities (Flickr, CC)

—Ding-dong— sonó el timbre.

—Esto es para usted— dijo el recadero entregándome un precioso ramo de rosas.

— ¿Quién me sorprende con este regalo?— exclamé.

—El remitente oculta su identidad, pero seguro que es alguien que le tiene mucha admiración— contestó el chico.

Me acaba de arreglar el día este simpático muchacho, así que le agradecí el cumplido entregándole una cuantiosa propina.

Cerrada la puerta, me dispuse enseguida a colocar las rosas en un jarrón. Estaba intrigada por averiguar el personaje que se ocultaba tras el anonimato. ¡Qué misterio! ¡Sin motivo aparente! ¿Quién sería? Cuando de pronto…

—Ding-dong— volvió a sonar el timbre.

—Disculpe, señora. Me he equivocado de piso, por favor, devuélvame el ramo— dijo el recadero.

Disimulé mi frustración todo lo que pude y se lo entregué. De una zancada el chico ya estaba en el piso de arriba cuando caí… ¡Hey, la propina!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cuentos - ¡Hey, la propina!