Vértigo del viaje y otros poemas del teólogo George Reyes
Una buena amiga poeta, me envió desde Estados Unidos, el enlace de unos poemas firmados por un ecuatoriano a quien no conocía, Geore Reyes.
05 DE MAYO DE 2016 · 20:30
Una buena amiga poeta, me envió desde Estados Unidos, el enlace de unos poemas firmados por un ecuatoriano a quien no conocía. Y lo hizo porque allí, entre la selección de poemas, había uno que citaba alguna prosa mía. Eso me motivó a buscar algo más de George Reyes (Los Ríos, Ecuador, 1960), poeta radicado en la Ciudad de México. Escritor, profesor de seminario y teólogo evangélico. Doctorando en Teología (Programa Doctoral Latinoamericano).
Ha publicado en diversas revistas teológicas y literarias internacionales. Es editor de la antología poética Nuestra Voz (Buenos Aires, Argentina: Editorial Tersites, 2015). Ha publicado el poemario El azul de la tarde & Dama3Lunas (Santiago de Chile, Chile: Apóstrophes Ediciones, 2015). Tiene varios poemarios inéditos: Filosofía risueña; Signo XXI; El árbol del bien y del mal; Salmo hondo; Mañana; Ese otro exilio, esa otra patria. Es miembro del Movimiento Poetas del Mundo. Su poesía ha sido galardonada en concursos internacionales y consta en la Enciclopedia de la Literatura en México, FLM-Conaculta.
Aquí les dejo con tres muestras de su valiosa escritura poética.
CONFIGURACIÓN FINAL
Naufragó
en el marino azul de tu acuarela
el gemido lastimero de los “dioses” semejante al de una puerta herida
en reverso lo zambulló sus olas
al fondo de la lejanía donde la nada se desmaya…
Me paseo descalzo en el descanso de la lana
y me revisto el apellido
de aquellas rosas vestidas de la piel de la quietud
Y el azul era la vida
que moría para vivir lo arado.
¡Te cuento mi Dios!
RESPIRO DE ROSAL
En esos días corría “tras el viento”.
Salomón
No está
a dos
ni a un paso
la euforia
mía
del huerto herido
Queda
sólo
en su llegada
el vapor
cansado
del perfume
o del dolor de ser.
VÉRTIGO DEL VIAJE
“La poesía es una oración que se reordena en el fondo
de los sentidos y desde un ritmo ovillado al irradiante
poder de la belleza […] ¿Autobiografía o invención? Ni
lo uno ni lo otro en estado puro”. Alfredo Pérez Alencart
De un solo golpe se agrandó tu voz.
Y yo, con claridad de agua, cargué en mi hombro ciclón de pecho,
agitó un vendaval a mis claveles del balcón.
Llevo sangre de sudor no escurrido;
mi luz hecha pedazos en la punta asesina de las sombras;
en mis párpados, hábitat de sueños, polvareda de olvido.
Mi cicatriz revolotea como pájaro lisiado…
Las metáforas pobladas con tu nombre las escribo de regreso a casa,
sorteando en las veredas gotas de saliva.
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