Hambre de amor

¿Existen en nuestra sociedad mujeres y hombres capaces de enfermar de amor, dispuestos a morir por amor?

22 DE ENERO DE 2016 · 09:40

Papini y su esposa, Giacinta Giovagnoli.,Papini amor
Papini y su esposa, Giacinta Giovagnoli.

En LAS LOCURAS DEL POETA, libro de 1950, Papini presenta a un joven poeta que se presenta en una plaza llena de gente para pronunciar un discurso sobre el amor. Enseguida –cuenta Papini- empezó a desgranar, con voz potente y sin embargo melodiosa, las estrofas de su canto”.

Papini se vale de la figura del poeta joven para decirnos que “el hombre, desde su nacimiento, tiene hambre de amar y de ser amado”. Acaso todos los que estaban en la plaza “creían conocer el amor, pero en aquél momento sintieron que nunca habían comprendido su naturaleza y su grandeza”.

Tras el discurso del joven poeta, Papini cuenta otra historia de amor en el varias veces citado EL LIBRO NEGRO. En página 233 escribe un capítulo titulado MUERTO POR EL AMOR. El título recuerda a los desmayos amorosos de la joven protagonista de EL CANTAR DE CANTARES, escrito por el sabio Salomón mil años antes de Cristo. En la historia de Papini, Gog relata el encuentro en París con un joven de cabellos rubios, alegre, despreocupado, amante de la vida, y vuelve a encontrarlo años más tarde al verlo por un paseo de Biarritz, en la costa azul francesa. El joven de Biarritz había quedado convertido en una caricatura del que conoció en París: los ojos hundidos, los cabellos color ceniza, la espalda corvada, la sonrisa reducida a una cansada contracción de labios blancos. Al preguntarle Gog si estaba enfermo, el joven le contesta que su enfermedad se llamaba amor. “Esa llama interna –dice el joven, llamado Runo Elodial- me ha consumido, me derrite, me mata. Siento que no puedo resistir más, que estoy ya cerca del fin.  El amor me quema hasta las últimas fibras en cada instante. Desde hace muchos años casi no puedo dormir, y frecuentemente me olvido de comer. Para el que ama desesperadamente toda hora de sueño es una hora de ausencia y de pecado. El amor ha saturado y colmado mi vida. El amor me mata”.

Como queda claro, este es un amor de literatura, amor de libro. En la literatura abundan los ejemplos de grandes amores. En el PROMETEO ENCADENADO, obra del poeta Esquilo, seis siglos antes de Jesucristo, el personaje mitológico ama con tanta fuerza que regala el fuego a los hombres. Don Quijote, héroe de un idealismo místico y activo, ama a Dulcinea sin saber quién es ni adónde va. El amor lo convierte en amante esclavo. Don Quijote recupera la razón después de un sueño y Dulcinea ya no es la señora por la que tanto peleó. ¿Será que tan sólo el poder de la razón puede librarnos de la enfermedad del amor? Alejo, el personaje de la novela LOS HERMANOS KARAMAZOV, del ruso Dostoievski, lleva el amor a límites extremos, como un soñador romántico.

Estos amores, de los que está llena la literatura universal, amores de libros, ¿se dan o pueden darse en la vida real? En nuestra sociedad mecanizada, materializada, hedonista hasta los más escondidos recovecos del corazón, ¿existen mujeres y hombres capaces de enfermar de amor, dispuestos a morir por amor? Hago preguntas, pero no tengo las respuestas.

No obstante el hermoso poema que escribe a su mujer, Papini no fue un escritor romántico a la manera de los franceses, españoles, italianos, ingleses, alemanes y de otras nacionalidades que escribieron grandes ensayos, poemas y novelas románticas durante los siglos XVIII y XIX. Pero el ilustre e ilustrado pensador florentino tampoco marginó el tema del amor en su voluminosa producción literaria. Para Papini, la vida y el amor es lo más vital del ser humano. Concebía el amor sin añoranzas ni ataduras, no creía que el amor fuese una pasión que estuviera por encima de la vocación, y la suya era escribir. Ni estimaba que las horas dedicadas a la escritura fueran horas robadas al amor. Decía que cuando uno ama a una persona jamás deja de amarla ni de olvidarla por muy ocupadas que tenga las horas de su vida en diferentes menesteres. La ley del trabajo nunca olvida la ley del amor.

Giovanni Papini fue el escritor más grande que tuvo el siglo XX. Filósofo, literato, poeta, crítico, biógrafo, periodista, su vigorosa personalidad es incalculable. Activó la vida intelectual y artística de Italia y de Europa a lo largo de sesenta años. Polemista excepcional, anticonformista, nos enseñó que la vida hay que vivirla con pasión, pasión del momento, pasión del día a día, porque el torrente de la pasión mantiene el movimiento de la vida.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Hambre de amor