El Dios pródigo, de Timothy Keller

Este libro se ha escrito tanto para los de afuera, como para los de dentro de la fe; tanto para los que Jesús llama 'hermanos menores', como para los 'hermanos mayores' en la famosa parábola del hijo pródigo. Un fragmento de El Dios pródigo, de Tim Keller (Andamio, 2015).

15 DE ENERO DE 2016 · 07:20

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Detalle de portada del El Dios pródigo, de Tim Keller.

Un fragmento de El Dios pródigo de Tim Keller (Andamio, 2015) Puede saber más sobre el libro aquí.

 

El propósito de este breve libro es exponer las cuestiones esenciales del mensaje cristiano, del evangelio. Por lo tanto, puede servir como introducción a la fe cristiana para quienes no estén familiarizados con sus enseñanzas o se hayan apartado de ellas durante un tiempo.

Sin embargo, esta obra no es solo para los que están buscando. Muchos creyentes cristianos de toda la vida creen que entienden lo fundamental de la fe cristiana bastante bien y no necesitan un manual básico.

No obstante, una de las señales de que quizás no comprendas la naturaleza única y radical del evangelio es que tienes claro que sí la entiendes. En algunas ocasiones, un entendimiento renovado del mensaje cristiano deslumbra y conmueve tanto a los miembros veteranos de la iglesia, que sienten que se han “reconvertido”.

Por tanto, este libro se ha escrito tanto para los de afuera, que tienen curiosidad, como para los de dentro de la fe; tanto para los que Jesús llama “hermanos menores”, como para los “hermanos mayores” en la famosa parábola del hijo pródigo.

Recurro a esta conocida historia, que se encuentra en el capítulo 15 del Evangelio de Lucas, con el fin de llegar al fundamento de la fe cristiana. El argumento de la parábola y el elenco de personajes son muy simples. Había un padre que tenía dos hijos.

El menor pidió su parte de la herencia, la recibió y rápidamente se fue a un país lejano donde lo despilfarró todo en placeres sensuales y frívolos. Regresó a casa compungido y, para su sorpresa, su padre lo recibió con los brazos abiertos.

Este recibimiento distanció y enfadó en gran manera al hermano mayor. La historia termina con el padre rogando a su primogénito que se una a la bienvenida y perdón de su hermano menor.

A primera vista, la narrativa no es muy fascinante. Sin embargo, creo que si la enseñanza de Jesús se puede comparar a un lago, la parábola del hijo pródigo sería uno de los lugares más transparentes de dicho lago, donde se puede ver el fondo con toda claridad.

En los últimos años se han escrito muchos estudios de gran calidad acerca de este texto bíblico, pero mi comprensión de este pasaje se basa en un sermón del Dr. Edmund P. Clowney que escuché predicar por primera vez hace alrededor de 30 años.

Este sermón transformó mi entendimiento del cristianismo. Casi me sentía como si hubiese descubierto el fundamento secreto del cristianismo. A lo largo de los años he vuelto a esta parábola para predicar o aconsejar a partir de ella. He visto cómo, cuando explicaba su verdadero significado, animaba, iluminaba y ayudaba a más personas que cualquier otro pasaje (…).

No emplearé el nombre más común de esta parábola: la parábola del hijo pródigo. No está bien seleccionar solo a uno de los hermanos como el único en la historia.

Incluso Jesús no la llama la parábola del hijo pródigo, sino que comienza la historia diciendo: “un hombre tenía dos hijos”. La narración habla del hermano mayor como del menor, y de la misma manera del padre y de los hijos.

 

Timothy Keller

Y lo que Jesús dice sobre el hermano mayor es uno de los mensajes más importantes que nos comunica la Biblia. La parábola debería haberse llamado de “los dos hijos perdidos”.

La palabra “pródigo” no significa “rebelde o caprichoso”, sino que, según el Diccionario de la Real Academia Española, es “Dicho de una persona: Que desperdicia y consume su hacienda en gastos inútiles, sin medida ni razón”; es decir, gastar hasta que no te quede nada.

Este término, por tanto, es apropiado para describir al padre en la historia así como para el hijo menor. La bienvenida del padre al hijo arrepentido es literalmente excesiva y un desperdicio ya que se niega a tener en cuenta o calcular el pecado del hijo en contra suya o pedirle que le pague lo que le debe. Esta respuesta ofendió al hermano mayor y probablemente a la comunidad local.

En esta historia, el padre representa al Padre Celestial que Jesús conocía tan bien. Pablo escribe: “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando en cuenta a los hombres sus transgresiones” (2 Corintios 5:19 – LBLA).

Jesús nos muestra al Dios que lo entregó o gastó todo y que no es otra cosa sino pródigo con nosotros, sus hijos. La gracia desmesurada de Dios es nuestra mayor esperanza, una experiencia que transforma vidas y el tema principal de este libro (…).

Dos tipos de personas

La mayoría de las interpretaciones de esta parábola se han centrado en la huida y regreso del hermano menor, el “hijo pródigo”. Sin embargo, así se pierde el verdadero mensaje de la historia porque hay dos hermanos, y cada uno de ellos representa una manera diferente de estar alejado de Dios y de buscar la entrada en el reino de los cielos.

Es crucial observar el marco histórico que el autor establece para la enseñanza de Jesús. En los dos primeros versículos del capítulo, Lucas cuenta que había dos grupos de personas que habían venido a escuchar a Jesús.

En primer lugar, estaban los “recaudadores de impuestos y los pecadores”. Estos hombres y mujeres se correspondían con el hermano menor. No mantenían ni las normas morales de la Biblia, ni las reglas de pureza ceremonial que cumplían los religiosos judíos. Se dedicaban a una “vida desenfrenada”.

Al igual que el hermano menor, se “habían ido de casa” al dejar las reglas de moralidad tradicionales de sus familias y de la sociedad. El segundo grupo que escuchaba era el de “los fariseos y los maestros de la ley”, a quienes representa el hermano mayor.

Mantenían las leyes morales que les habían enseñado. Estudiaban y obedecían la Escritura. Adoraban fielmente y oraban con constancia.

Con pocas palabras, Lucas muestra qué diferente era la respuesta de cada uno de los grupos hacia Jesús. El verbo continuo en griego “se acercaban” transmite la idea de cómo Jesús atraía a los hermanos menores a su ministerio.

 

Portada del libro

Continuamente acudían en grupo a él. Este fenómeno desconcertaba e irritaba a las personas moralistas y religiosas. Lucas resume su queja: “Este hombre recibe a los pecadores y [incluso] come con ellos”.

Sentarse y comer con alguien en el antiguo Oriente Medio era un símbolo de aceptación. “¿Cómo se atreve Jesús a acercarse así a pecadores?” estaban diciendo.

“¡Estas personas nunca vienen a nuestras celebraciones! ¿Por qué les interesa la enseñanza de Jesús? No puede estar diciéndoles la verdad como hacemos nosotros. ¡Debe estar diciéndoles lo que quieren oír!”

¿Así que a quién se dirige la enseñanza de Jesús en esta parábola? Es al segundo grupo, a los escribas y fariseos. Jesús comienza a contar la parábola como respuesta a su actitud.

La parábola de los dos hijos considera ampliamente el alma del hermano mayor y encuentra su clímax en una persuasiva súplica para que cambie su corazón.

A lo largo de los siglos, cuando este texto se ha enseñado en la iglesia o en los programas educativos religiosos, el enfoque único ha sido el de cómo el padre recibe sin reservas al hijo menor arrepentido.

La primera vez que escuché la parábola, me imaginaba a los oyentes originales de Jesús con lágrimas en los ojos mientras escuchaban cómo Dios les amaba y los recibía, sin importar lo que hubiesen hecho. Si lo vemos solo así, nos estamos dejando llevar por el sentimentalismo.

El objetivo de esta historia no son los pecadores “rebeldes”, sino las personas religiosas que hacen todo lo que la Biblia requiere. Jesús no está tratando tanto con los inmorales de fuera, sino con los moralistas de dentro.

Quiere mostrarles su ceguera, su estrechez de miras y su autojustificación. Quiere hacerles ver que estas actitudes están destruyendo tanto sus propias almas como las vidas de las personas a su alrededor.

Por tanto, es un error pensar que Jesús cuenta esta historia en primer lugar para asegurar su amor incondicional a los hermanos menores.

No, los oyentes originales no estaban inundados en lágrimas por la historia, sino que estaban atónitos, ofendidos y enfurecidos. El propósito de Jesús no es enternecernos, sino hacer añicos nuestras ideas preconcebidas.

A través de esta parábola, Jesús desafía lo que cualquiera haya pensado alguna vez acerca de Dios, el pecado y la salvación. Su historia revela el egocentrismo destructivo del hermano menor, pero también condena con firmeza la vida moralista del hermano mayor.

Jesús está diciendo que tanto los irreligiosos como los religiosos están perdidos espiritualmente, ambos estilos de vida llevan a callejones sin salida y que todas las ideas que la humanidad ha tenido acerca de cómo reconciliarse con Dios han sido erróneas.

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