Fernando del Paso, premio Cervantes a una obra esplendorosa y concentrada

Podemos decir que el último Premio Cervantes está en muy buenas manos.

27 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 12:59

Fernando del Paso.,Fernando del Paso.
Fernando del Paso.

Para Ariel Corpus, en la complicidad constante

¿Por qué el poeta ha adquirido esta desmedida, desproporcionada, absurda importancia? Porque se le supone dueño de la palabra. Y la palabra es el verbo, y el verbo, además de ser el hijo de Dios encarnado, es el logos, y el logos es la razón cósmica que, según Heráclito, rige todo acontecer, y que para Plotino representa la imagen o la palabra de Dios, y para Filón de Alejandría el supremo mediador entre Dios y el mundo. Y ser dueño de la palabra o, por lo menos, con el lenguaje que comparte con el resto de sus coterráneos saber fabricar, mejor que éstos, espejismos y pirotecnias verbales, ha situado al poeta siempre en ventaja frente a los representantes de cualquier otro oficio sobre la Tierra: el poeta, como Narciso, se canta a sí mismo frente al espejo.1

F.P.

 

Una vez más, la literatura mexicana recibe el mayor reconocimiento de la lengua española: el Premio Cervantes adjudicado el 12 de noviembre pasado a Fernando del Paso agrega este nombre a los de Octavio Paz (1981), Carlos Fuentes (1987), Sergio Pitol (2005), José Emilio Pacheco (2009) y Elena Poniatowska (2013). José María Lassalle se ha referido a esta insólita frecuencia al señalar que ellos/as “han puesto en evidencia que la fertilidad literaria que habita en tierras mexicanas desprende un talento tan enérgico y seductor que nos debe hacer pensar a quienes habitamos la frontera norte y europea de Iberoamérica, que hay que aceptar que es allí donde reside, sin lugar a dudas, el solar más esplendoroso de la cultura en español entrado el siglo XXI.”.2

Habiéndose sabido que entre los candidatos para obtenerlo estuvieron la poeta uruguaya Ida Vitale (quien acaba de recibir el premio Reina Sofía) y el argentino Ricardo Piglia (gravemente enfermo), resulta particularmente llamativo que recaiga en un autor que había sido bastante eclipsado precisamente por varios de los ganadores anteriores. Según el acta del jurado, leída por Íñigo Méndez de Vigo, ministro español de Educación, Cultura y Deporte, Del Paso fue galardonado “por su aportación al desarrollo de la novela, aunando tradición y modernidad, como hizo Cervantes en su momento. Sus novelas llenas de riesgos recrean episodios fundamentales de la historia de México haciéndolos fundamentales”.3 Influido por escritores como Joyce, Dos Passos, Faulkner, Sterne, Rabelais, Flaubert, Sófocles, se declara “admirador de Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier y García Márquez; amigo de Carlos Fuentes y conocido de Cortázar”.4

Sobrino bisnieto del historiador y escritor veracruzano Francisco del Paso y Troncoso, nació en la ciudad de México el 1 de abril de 1935, y recientemente ha padecido los efectos de un derrame cerebral, aunque su expresión verbal está casi intacta. Entre 1971 y 1985 fue productor de programas de radio, escritor y locutor en la BBC de Londres y en Radio Francia Internacional, en París. En 1986 ganó el Premio Radio Nacional de España al mejor programa de carácter literario por Carta a Juan Rulfo. Fue Consejero Cultural de la Embajada y Cónsul General de México en Francia. En 1992 fue nombrado director de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz de la Universidad de Guadalajara, es miembro de El Colegio Nacional desde 1996 y de la Academia Mexicana de la lengua desde 2006. Como dibujante y pintor ha expuesto en Londres, París, Madrid y Estados Unidos.

 

Fernando del Paso, premio Cervantes a una obra esplendorosa y concentrada

Si el péndulo entre España y América Latina correspondió este año a la segunda, pocos esperaban que Del Paso fuera el elegido, sobre todo porque su obra narrativa, un tanto exigua, aunque incluye verdaderos logros para el idioma: José Trigo (1966, premio Xavier Villaurrutia), Palinuro de México (1977, premio Rómulo Gallegos), Noticias del imperio (1987, premio Mazatlán), Linda 67. Historia de un crimen (1995) y Cuentos dispersos (1999) son sus títulos. En ensayo ha publicado Memoria y olvido. Vida de Juan José Arreola (1920-1947) (1994), Viaje alrededor de El Quijote (2004) y Bajo la sombra de la historia. Ensayos sobre el Islam y el judaísmo. Vol. I. (2011) y El va y ven de las Malvinas (2012). En teatro: La loca de Miramar (1988), Palinuro en la escalera (1992) y La muerte se va a Granada (1998). El Colegio Nacional y el FCE reunieron sus obras en tres tomos (2000-2002). En 1985 obtuvo el premio al mejor libro extranjero en Francia, en 1991 el Premio Nacional de Ciencias y Artes y en 2001 el el Premio FIL de Literatura Latinoamericana y del Caribe.

Renglón aparte merece su poesía, pues fue el género con el que comenzó su labor literaria: Sonetos de lo diario es de 1958, cuando tenía 23 años, pletórico de un erotismo desbordado. Sus demás poemarios son: De la A a la Z por un poeta (1988), Paleta de diez colores (1990), Sonetos del amor y de lo diario (1997), Castillos en el aire (2002) y PoeMar (2004).5 Sobre la afición y fidelidad a la poesía, ha dicho: “Cada uno de los géneros literarios que he explorado me ha dado una satisfacción muy grande. Todos me han costado mucho trabajo. Pero es la poesía con la que me siento más complacido, más libre, más profundo”.6 Y agregó: “El soneto fue para mí un verdadero reto. Siempre me gustó. Me parecía una composición poética de gran belleza y dificultad. Por eso quise probarme con él y ya no pude dejar de hacer poemas. No tengo una definición de mi propuesta poética. Sólo sé que sigo escribiendo versos, incluso estando enfermo”. Porque, precisamente, esa forma poética es la que mejor ha desarrollado, muestra de lo cual es el siguiente texto, que recuerda la escuela castellana más tradicional: “Esto que ves, mester de cetrería/ es un halcón en tuyo seguimiento./ Si alas te dan tan cruel acaecimiento,/ si te encogollas con la mi porfía,// si este dulcisonar de flechería/ melifluye con tal tolondramiento,/ pues será menester un tornamiento/ de tú, cierva, de yo, la montería.// Si no puedo ferir, catando de ello,/ yo te diré: mis manos son un cuenco,/ ven a beber y que al venir a hacello// muera de sed el último podenco:/ Nunca fuera, señora, Amor tan bello/ la cierva dulce, el cazador mostrenco”. (“Sonetos de arte antigua”, II).7

En la cuarta de forros de Sonetos del amor y de lo diario, Aurelio Asiain escribió: “La maestría formal, que distingue también a las novelas de Del Paso, es sin embargo el interés menor de estos sonetos, artefactos aéreos y sonoros construidos por un espíritu lúdico con las imágenes del siglo de oro y el espíritu de un miembro del OuLiPo. Una fiesta verbal…”. En PoeMar el anuncio que lo preside es la consigna estética: “En este libro están todos los poetas que he leído: aquellos que recuerdo, aquellos que he olvidado”. Por lo mismo, siendo un poema extenso en 90 fragmentos (acerca del cual se queja por no haber recibido mucha atención8), funda su propia mitología marina en la tradición de Rafael Alberti mediante un verbo intransigente que trata de agotar la inmensidad de su objeto:

 

Madre-Mar, Mariana Madre Mía,

guirnalda de suspiros,

rezumadero del bálsamo,

nodriza de las bienaventuranzas:

por mis palabras ora,

 

por mis palabras que se desnudan,

y danzan,

y te cubren de gloria.9

 

José Trigo es un experimento formal que se nutrió de los recursos de las vanguardias y estableció un parámetro narrativo inédito en México. Es un retrato vivo de la ciudad de México, en sus aspectos marginales, derivados de un episodio histórico. Así la definió: “…una novela de ambiciones desmesuradas y de una extrema complejidad, donde el lenguaje es el auténtico protagonista. Quise contar el movimiento de los ferrocarrileros que hubo en México en los cincuenta. Vivían en los furgones abandonados. Desde el punto de vista plástico, aquello era hermoso. Terrible, desde el punto de vista social. Me diagnosticaron por entonces, no había cumplido 30 años, un cáncer. Creía que iba a ser mi único libro y quise meterlo todo”.10

 

Fernando del Paso, premio Cervantes a una obra esplendorosa y concentrada

Palinuro de México retrata la época en que Del Paso estudió medicina en la capital mexicana, cuyo centro histórico conoció como pocos. La lengua se desata en este relato pantagruélico que abarca todas las áreas de la experiencia concentradas en un ser que las condensa y calibra para hacerlas parte de su universo verbal. Es un ejercicio monumental de introspección: “La idea era la de recrear mi vida como adolescente, una vida picaresca. Quise ser médico, pero me di cuenta de que me iba a quitar todo el tiempo, y me fui a economía. Los aspectos románticos de la medicina empapan todo el libro. Ahí cuento el que fui, el que quise ser, el que pude haber sido, el que pude haber querido ser”.11

Noticias del imperio, a su vez, se convirtió muy pronto en el prototipo de la novela histórica en México. Sus más 600 páginas constituyen todo un desafío para cualquier lector. Los monólogos de Carlota, la emperatriz belga, son la cumbre de ese monumento expresivo. La “historia patria” es el material con que trabajó: “Se ha pasado como pisando huevos sobre esas figuras. Ya desde niño me fascinaba saber sobre ese emperador rubio que murió fusilado en Querétaro y sobre su mujer que le sobrevivió 60 años. Le di la voz a ella, la voz de la locura y la de la lucidez. ‘La imaginación, la loca de la casa’, esa frase atribuida a Malebranche preside el libro”.12 Linda 67 es una novela policiaca sui generis, ambigua e inquietante.

 

Fernando del Paso, premio Cervantes a una obra esplendorosa y concentrada

Siempre preocupado por el devenir de México, ha manifestado su opinión liberal en varias oportunidades. En 2010 se alzó contra las pretensiones anti-laicas de la iglesia Católica con una sólida argumentación.13 En Bajo la sombra del Islam ha recogido algunos textos muy combativos, como “Religión, intolerancia y barbarie”, donde se ocupa de las Guerras de Religión en Francia.14 En otra ocasión hizo una propuesta muy interesante sobre la enseñanza de las religiones en las escuelas públicas. Allí, como parte de un amplio recuento del lugar de la religión en las diversas sociedades humanas, esbozó un creativo plan de acción consistente en enseñar las creencias religiosas principales, Dios, infierno y paraíso, la historia de la iglesia, de la Inquisición, historia de la iglesia en México, el culto mariano y la teología de la liberación (a la que defendió en 1994):

 

… es necesario enseñar, sí, desde la primaria y hasta la secundaria, la historia de las religiones y del pensamiento religioso a través de la historia. En este siglo, en este milenio, en este mundo donde todo -para bien y para mal- se globaliza a la velocidad de la luz y a la velocidad de la sombra, pocas cosas podrán proporcionarnos una visión unitaria del hombre de todas las edades y todas las razas, nacionalidades, religiones y lenguas, que un estudio como el que propongo, el cual, desde luego, no contradice en lo más mínimo el concepto de una educación laica. […]

Ante la imposibilidad de estudiar la historia de todas las creencias, se debe elegir, para el programa, las principales religiones y mitologías. Yo propondría, entre estas últimas, la egipcia y la griega, la hindú, la escandinava, y de nuestro continente la náhuatl, la maya, la huichola tal vez, y la inca. Y entre las primeras, el hinduismo procedente del brahmanismo, el sikhismo, el budismo y el lamaísmo, el confucianismo y las tres grandes religiones monoteístas: el cristianismo, el judaísmo y el islamismo, con sus numerosas ramificaciones. Y en particular sus orígenes en gran parte comunes, y sus vínculos. Como sabemos, el Antiguo Testamento, en el que prevalece un Jehová irascible, colérico y vengativo, está compartido por judíos y cristianos. En parte, también, por el Islam, cuya teología y ciertas de sus tradiciones se basan en el Pentateuco, o sea, en los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, atribuidos a Moisés. 15

 

Su conclusión es sólida y razonable: “Si esta enseñanza se da y se aprende con modestia y honestidad, con respeto, no estará jamás peleada con la poesía y la belleza, con la bondad, con la tolerancia o con las verdades y creencias personales, y mucho menos con los principios cristianos”.16 Por todo esto, podemos decir que el último Premio Cervantes está en muy buenas manos.

 

1 F. del Paso, “Yo soy un hombre de letras”, discurso de ingreso a El Colegio Nacional, México, 12 de febrero de 1996, p. 16, www.colegionacional.org.mx/sacscms/xstatic/colegionacional/docs/espanol/03_-_fernando_del_paso__yo_soy_un_hombre_de_letras.pdf

2 J.M. Lassalle, “Otra vez México”, en El País, 12 de noviembre de 2015, http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/12/actualidad/1447354424_415825.html

3 “Fernando del Paso, galardonado con el Premio Cervantes 2015”, en Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, www.mecd.gob.es/prensa-mecd/actualidad/2015/11/20151112-premio-cervantes.html.

4 Winston Manrique Sabogal, “El escritor mexicano Fernando del Paso gana el Premio Cervantes”, en El País, 12 de noviembre de 2015, http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/12/actualidad/1447326432_510029.html.

5 “Fernando del Paso”, en Instituto Nacional de Bellas Artes, Coordinación Nacional de Literatura, www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/index.php/catalogo-biobibliografico/1241.

6 Virginia Bautista, “Poesía, amor confeso de Fernando del Paso”, en Excélsior, 6 de marzo de 2015, www.excelsior.com.mx/expresiones/2015/03/06/1011926.

7 F. del Paso, Sonetos de amor y de lo diario. México, Vuelta, 1997, p. 44.

8 Carmen Álvarez Lobato, “‘Me casé con la literatura, pero mi amante es la historia’. Una conversación con Fernando del Paso”, en Literatura Mexicana, vol. 24, núm. 2, 2013, www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25462013000200009.

9 F. del Paso, PoeMar. México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 185. Pueden escucharse varios poemas de Del Paso, leídos por él mismo, en http://descargacultura.unam.mx/app1?sharedItem=20009.

10 José Andrés Rojo, “La historia es el andamiaje de mis novelas” (entrevista), en El País, 3 de diciembre de 2007, http://elpais.com/diario/2007/12/03/cultura/1196636402_850215.html.

11 Idem.

12 Idem.

13 Cf. F. del Paso, “El Estado laico no necesita el perdón de Dios” (I y II), en La Jornada, 7 y 8 de septiembre de 2010.

14 F. del Paso, “Religión, intolerancia y barbarie”, en La Jornada Semanal, núm. 963, 18 de agosto de 2013, www.jornada.unam.mx/2013/08/18/sem-fernando.html.

15 F. del Paso, “Religión y educación” (I), en La Jornada, 15 de marzo de 2002, www.jornada.unam.mx/2002/03/15/020a1pol.php?origen=opinion.html. Texto completo en www.servicioskoinonia.org/agenda/archivo/obra.php?ncodigo=251.

16 F. del Paso, “Religión y educación” (V), en La Jornada, 19 de marzo de 2002, www.jornada.unam.mx/2002/03/19/022a1pol.php?origen=opinion.html.

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