La vigilante del Louvre

Estamos ante una novela tierna, donde la autora acierta en la penetración psicológica de los personajes y mantiene al lector en implacable tensión.

27 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 12:46

Lara Siscar, autora y periodista.,
Lara Siscar, autora y periodista.

Que otros críticos literarios piensen como quieran, están en su derecho. Yo afirmo, confirmo y reafirmo que Lara Siscar cuenta entre las mejores de las presentadoras de televisiones públicas o privadas que tiene actualmente España. Serena ante la pantalla, un punto seria, maquillada lo justo, el sonido de su voz es la armonía más dulce de escuchar. Nunca resuena, ni golpea, acaricia. Su manera de comunicar crea estímulos en quienes la contemplamos en la pantalla. Lo hace con tanta fuerza, con tal seguridad, que aún cuando no existiera la palabra podría comunicar sólo con la mirada. Los ojos son los labios de su mente, de su alma. El programa de Televisión Española 24 horas tiene en esta presentadora su mejor fichaje. Debe cuidarlo. Debe cuidarla.

Lara es valenciana, de Grao de Gandía. Su currículum es el que corresponde a una mujer joven que escribe y logra publicar una primera novela. Licenciada en comunicación audiovisual trabajó inicialmente en el canal 9 de la televisión valenciana y posteriormente en Nova, uno de los canales del grupo Antena 3.

Como redactora, reportera y presentadora estuvo en Madrid, Barcelona y Valencia. En el 2009 pasó a formar parte de la plantilla de Televisión Española, donde presentó durante dos años el espacio de actualidad social GENTE. Más tarde se incorporó al departamento de informativos en el Canal 24 horas, donde trabaja actualmente.

LA VIGILANTE DEL LOUVRE gira en torno a tres mujeres y al cuadro titulado EL ORIGEN DEL MUNDO, del célebre pintor Gustave Courbet, nacido en Francia en 1819 y desnacido en Suiza en 1877. Courbet fue un gran maestro de la pintura surrealista en el siglo XIX y ejerció un influjo decisivo en el arte de su tiempo. También fue arrogante, efectista, polémico. Afirmaba que “si dejo de escandalizar dejo de existir”. En 1866 dio a conocer su cuadro EL ORIGEN DEL MUNDO, una pintura de desnudo femenino muy controvertida. Aquí Courbet plasma un cuerpo de mujer totalmente carnal, incluso con abundante vello púbico.

El cuadro, considerado maldito por algunos críticos, permaneció oculto a lo largo de años. En 1981 lo recibió el Estado francés, pero continuó almacenado hasta 1995. Desde entonces se exhibe en el Museo de Orsay de París. Lara Siscar se permite la licencia de situarlo en el Louvre.

Las tres mujeres protagonistas de la novela son Diana, vigilante en el Museo, Claudette, una atractiva rubia que visita a diario la sala del Museo donde se expone el cuadro, cargada con su violonchelo, e Isabelle, “una hermosa mujer de cabello rubio intenso” que posa desnuda para pintores consagrados y para estudiantes de Arte. Cada una de ellas es consciente de su condición, de sus derechos, de sus deberes, de un papel y dignidad que esgrime ante el dominio del hombre. Los valores masculinos deben subsistir, piensan las tres mujeres, pero sin exageración alguna, así como deben conservarse también, en pie de igualdad, los valores típicamente femeninos.

Diana, Claudette e Isabelle convierten el amor en un motor de vida y pasiones. Pero disfrutan pocos momentos de felicidad. En ocasiones reaccionan como el italiano Tonino Carotone:

Por qué voy a creer en el amor

si no me entiende, no me

comprende tal como yo soy.

 

Las tres mujeres de la novela protagonizan tres diferentes historias de amor.

 

Diana: amor de espaldas

Puede que la frase no sea la más definitoria desde el punto de vista literario. Pero es la realidad en la vida de Diana. El hombre con quien estaba casada se tumba en la cama, de espaldas, durante años. Entre la casa, el marido y el hijo, la carga más pesada era el marido. Un hombre que no quiso o no supo darle alegrías.

Diana recordaba los buenos días pasados cuando el amor estaba en flor. Pero aquél amor duró sólo meses. Años, no, dice la vigilante del Louvre. El matrimonio no llegó a sumar años buenos. Cierto que es preciso mucho amor para amarse toda la vida. Pero en la pareja ha de haber suficiente amor para amarse todos los días con un amor comunicativo.

Cuando Diana da a luz un niño a quien imponen el nombre Jean el marido se vuelca con el hijo y relega a la esposa a un segundo, séptimo, decimonoveno plano. Al fondo del armario. Este episodio termina de convencerla que el hombre con quien había firmado un contrato matrimonial ya no la quiere, o no la había querido nunca. Diana se debate en la duda respecto al camino a seguir. Le espanta la soledad, tan triste y poderosa como la muerte. Y acaba aceptando el consejo del poeta.

Es mucho peor todavía,

la soledad de dos seres en compañía.

 

Claudette, amor automatizado

Claudette es una mujer extraña, muy bella.

Desde el rincón que ocupa como vigilanta del Museo, Diana la ha visto muchas veces con su violonchelo a cuestas y permanecer extasiada ante la pintura de Courbet. Diana se fija en la melena que Claudette se ha dejado suelta y le llega hasta media espalda. Aquél día viste de crudo, camisa y falda hasta los tobillos y un cinturón de cuentas doradas.

Al igual que Diana, Claudette vive un matrimonio sin alegrías. Tres años casados y seis meses de noviazgo han sido suficientes para tener un marido automatizado. Es así como lo describe ella.

Esta situación la lleva a aceptar aventuras sexuales. Una de tantas tiene lugar en el segundo piso de una librería inglesa. El dependiente que la atiende es un hombre joven. Entre los dos se establece una química sexual. O lo que sea. Hacen el amor entre libros, como pueden. La aventura no cesa. Se ven otras veces. Ella no toma ningún tipo de precauciones. Un día Ernand, el librero, se presenta en su casa acompañado de un tipo de barrios bajos, con la gorra puesta al revés. El par de bribones piden a Claudette 500 euros a la semana durante dos años a cambio de no divulgar un video con imágenes comprometedoras. La mujer del violonchelo cede. No le queda otra alternativa si quiere evitar el escándalo.

 

Isabelle, amor en venta

De las tres mujeres que retrata Lara Siscar en su novela, Isabelle me parece la criatura más entrañable. Una de esas mujeres que, como en el tango de Carlos Gardel, van cuesta abajo en su rodada, las ilusiones pasadas que no las pueden arrancar.

Isabelle inicia su andadura por la novela trabajando de criada. Había nacido en Francia, pelirroja, de piel blanca. Las casas más elegantes se la rifaban como doméstica. Atraída por el Arte deja el último empleo en casa de Pauline y entra en contacto con Armand Lapalette, artista bohemio dedicado a pintar mujeres desnudas. El primer posado es un martirio para Isabelle. No sólo Armand, otros pintores jóvenes y mayores están presentes con sus pinceles en ristre. Pronto se acostumbra y se profesionaliza. Hasta que siente el cansancio.

 

LA VIGILANTE DEL LOUVRE, por Lara Siscar, Editorial Plaza y Janés, octubre 2015, 252 páginas.

En una fiesta de sociedad conoce a una señora mayor que la alaba y le da una tarjeta. Sin nombre. Sólo dirección. Sin trabajo y sin saber dónde acudir recuerda la tarjeta y se dirige a la dirección impresa en ella. Allí estaba la señora. Era la madame dueña de un prostíbulo de lujo donde trabajaban otras ocho chicas. Isabelle acepta el ofrecimiento y todas las noches vende su amor, o su cuerpo.

La autora de la novela nos guardaba una sorpresa: la madame dueña del prostíbulo era madre de Claudette. Envejecida, cansada y enferma, decide cerrar el negocio de sexo e Isabelle termina haciendo la calle, medio perdida, pobre, angustiada, sola y triste.

Su encuentro con Diana la recupera. Diana ha abandonado al marido y acude en busca del hijo. Cuando el chiquillo tiende la mano a Isabelle y le dice su nombre, ésta, víctima de tantos machistas que hacen gala de su masculinidad podrida, confiesa: me siento acompañada con tal intensidad como sola me he visto durante años, siglos, vidas.

Con una biblioteca de cinco mil libros en mi casa, habiendo leído cientos de novelas, para éste crítico la de Lara Siscar, además de ser una de las mejores de las publicadas este año en España, es una novela montada con una estructura literaria original. Una novela tierna, donde la autora acierta en la penetración psicológica de los personajes y mantiene al lector en implacable tensión.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - La vigilante del Louvre