El genio desnudo de David Hayward

Pese a contar con un buen puñado de genios, nos cuesta reivindicar el papel decisivo de la viñeta para entender lo que pasa en el mundo partiendo del humor, algo que de verdad nos une. 

20 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 14:54

Viñeta de David Hayward, Naked Pastor.,
Viñeta de David Hayward, Naked Pastor.

Una asignatura pendiente que tenemos los lectores de prensa de nuestro país es comprender la importancia de ese género que es la viñeta, o la tira cómica.

A pesar de contar con una tradición propia y un buen puñado de genios, nos cuesta reivindicar su papel decisivo a la hora de entender lo que pasa en el mundo partiendo del sentido del humor, que es lo que de verdad nos une. Los nuevos medios digitales tienen mucho que aprender todavía: hay muchos más modos de afrontar (esto es, analizar y buscar soluciones) la corrupción, por citar un tema muy actual, que el enfado ante unos sinvergüenzas o unas cifras; y esto no parece una prioridad, de modo que los autores acaban recurriendo a otras vías de exponer su arte… sí, señores, la viñeta puede ir incluida en el cómic, y el cómic en todas sus vertientes es un arte, diferente (y a la vez relacionado) a la literatura, la crónica, el ensayo, las artes gráficas y otras cuantas más.

Y tiene en consecuencia un coste, una inversión de tiempo, reflexión, esfuerzo y material. Si no somos conscientes de ello, acabaremos pasándolo mal, porque necesitamos más luz que amargura, de la que estamos bien servidos.

Situados ya en la necesidad (mayor en el caso del entorno evangélico, donde los novelistas gráficos y viñetistas, o lo que en inglés se llama cartoonist, son prácticamente inexistentes, y eso sí que está mal), toca señalar un caso en el que fijarnos, evitando caer en la idealización del personaje. David Hayward es un tipo curioso.

 

Viñeta de David Hayward, Naked Pastor.

Canadiense nacido en 1957, fue bautizado en la Iglesia Anglicana, de la que se desvinculó en los años setenta, pasando primero por una iglesia bautista (momento en el que él mismo fija su conversión) y poco después cambiándose (según sus palabras) a una de corte pentecostal, en la que conoció a su mujer Lisa (una enfermera de Alabama) y donde estuvo participando durante el resto de la década. En este período se licenció en Teología, amplió los estudios entre Toronto y Springfield (Missouri), trabajó como guardia de seguridad, y tuvo un nuevo viraje teológico hacia la Iglesia Presbiteriana, confesión en la que ha permanecido durante más tiempo.

Tuvo una fuerte crisis espiritual en 1983 (su esposa llama a este período “la etapa Gandhi de David”), y aquí empieza un complicado periplo vital como ministro y estudiante de teología que lo lleva a una especie de laberinto denominacional que lleva a la familia (entre 1992 y 2002, Lisa y David viajan por diversas ciudades canadienses y siguen una serie de mudanzas en la región de los Grandes Lagos estadounidenses, acompañados de sus tres hijos) a no poder establecerse en un lugar concreto y. como dice el propio David, con la sensación de estar atrapados “en un sistema del que no veía forma de escapar”.

Treinta años después de intentarlo como pastor y misionero, David y su familia cortaron vínculos (que no amistades, claro) con la parte, llamemos profesional, de la plantación de iglesias: él se puso a dar clases de inglés como segundo idioma en Canadá, y Lisa continuó estudiando y ejerciendo enfermería. Es en este punto, en 2003, que inicia Nakedpastor, que comentaremos más abajo, una iniciativa que bebe directamente de ese peregrinaje por el desierto eclesiológico de su autor. Desde 2012 lleva The Lasting Supper, una comunidad en la que trata de dar apoyo y recursos teológicos a personas que se confiesan, como él, “espiritualmente independientes”.

En España lo conocemos por sus viñetas de denuncia social y por la fina ironía de sus reflexiones. Tiene la clara intención de despojar (de ahí lo de naked) los debates de territorios tabú, de lugares comunes y otras comodidades. Sus dibujos tienen una marcada austeridad en los gestos, y una interesante mezcla de estilización y política que alude directamente a la religión como campo de entrenamiento de la hipocresía, preguntando abiertamente qué papel juega la iglesia en los acontecimientos mundiales.

Sus mejores viñetas son aquellas en las que introduce el absurdo como elemento humorístico relacionado con los problemas que los creyentes tienen para compaginar el modo de encajar lo que sucede con su aportación necesaria a la sociedad. Es como si se apuntara a la imposibilidad de alejarnos de los conflictos. Aun con la ambigüedad de muchas de sus ventanas, sí que existe el deseo de recuperar del evangelio su carácter lúcido sobre la condición humana, tan llena de incertidumbres, contradicciones y complejos.

Hasta cierto punto, me identifico con las dificultades de un artista para hacerse un hueco en la iglesia, para aportar algo a su comunidad sin descuidar la labor creativa. Llama la atención la gente que confiesa encontrarse entre dos mundos o se desorienta con el aspecto religioso, llegando en muchas ocasiones a ser reacia ante él. En el límite de lo controvertido, pero de un modo muy blanco, el canadiense emplea su genio para despertar el lado crítico del lector.

De hecho, estoy convencido de que hay más personas en esa situación de las que admiten estarlo. Tampoco es esta una inquietud única de los creyentes. ¿Cómo encajamos la religión en nuestra sociedad? Estos días se discute mucho sobre si hay que renunciar a un poco de libertad a cambio de mayor seguridad, sobre si son necesarios más controles, sobre si encajan las diferentes creencias, y de qué manera; cómo se deja fuera algo tan personal e importante para muchas personas.

Es evidente es que con la crítica no basta, pues no estamos exentos de los errores, ni dentro ni fuera de las paredes de una iglesia. Ni falta que hace: no es una cuestión de amar a los demás por obligación, de ser buenas personas; la solución está en el personaje que, como cuenta Hayward “nakedpastor” en la viñeta que reproducimos, es el único que puede borrar las marcas que el resto trazamos en todo lo que nos rodea

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Preferiría no hacerlo - El genio desnudo de David Hayward