Comunicar la buena nueva
Homenaje a todo siervo de Dios que sale al mundo a predicar su Palabra. En este texto el poeta pone de relieve la obra inmensa de Juan Antonio Monroy.
19 DE NOVIEMBRE DE 2015 · 22:00
COMUNICAR LA BUENA NUEVA
No es del azar su destino
ni ansias de compañía en los cielos altos
persiguiendo truenos sin descanso.
Dios bien sabe que lo suyo
no es vender puentes hacia un vano paraíso,
pues este hermano comunica
sin rebuscar palabras porque ya tiene Unas
que le iluminan el camino
y toda su sangre revelando los misterios
de esa copa que purifica a quien escucha
y siente y se asombra
cómo el Verbo genésico diluye
el mar de las amarguras, cómo el Verbo
hace posible
que ya no se esté más triste,
ni huérfano ni solo.
¡Misericordia, hermanos, con este hermano
que comunica saliendo al mundo
y que no calla la realidad fingida
y que no juega al escondite en las capillas!
¡Misericordia con el hermano
que pronto humilla su sombra ante el Dios
que bien sabe que lo suyo
es anunciar sin desaliento, rescatando
su parte niña porque el corazón le manda
desterrar cualquier paso sin querencia,
cualquier entrega sin pasión!
Inmenso voltaje del reino y de la vida
llena de emociones entre nieves y hogueras:
mejor decir la verdad junto al grande Galileo
de todos los acentos; mejor ir con el “yo” en alto
que ser lánguido hijo del “Yo Soy”.
¡Misericordia, hermanos, con este hermano
que vocea el nombre del Padre
por sus tres continentes!
¡Misericordia,
porque Dios bien sabe que lo suyo
no es tramoya ni viejo decorado
y sí pasión generadora
que comunica la buena nueva
corriendo tras los más desfavorecidos!
¿Azul es el camino?
¡Azul y rojo y verde o amarillo
teniendo la voluntad
de nacer de nuevo todos los días
bajo las alas del Dios
de Miqueas
o de Juan Antonio.
(Para Juan Antonio Monroy)
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