La oración de la rosa

Poema de Dulce María Loynaz tomado de la Antología de poesía religiosa latinoamericana de Leopoldo Cervantes-Ortiz . (selecciona Isabel Pavón).

23 DE OCTUBRE DE 2015 · 07:10

,

Padre nuestro que estás en la tierra; en la fuerte

y hermosa tierra;

en la tierra buena:

 

Santificado sea el nombre tuyo

que nadie sabe; que en ninguna forma

se atrevió a pronunciar este silencio

pequeño y delicado..., este

silencio que en el mundo

somos nosotras

las rosas...

 

Venga también a nos, las pequeñitas

y dulces flores de la tierra,

el tu Reino prometido...

 

Hágase en nos tu voluntad, aunque ella

sea que nuestra vida sólo dure

lo que dura una tarde...

 

El sol nuestro de cada día, dánoslo

para el único día nuestro...

 

Perdona nuestras deudas

—la de la espina,

la del perfume cada vez más débil,

la de la miel que no alcanzó

para la sed de dos abejas...—,

así como nosotros personamos

a nuestros deudores los hombres,

que nos cortan, nos venden y nos llevan

a sus mentiras fúnebres,

a sus torpes o insulsas fiestas...

 

No nos dejes caer

nunca en la tentación de desear

la palabra vacía —¡el cascabel

de las palabras!...—,

ni el moverse de pies

apresurados,

ni el corazón oscuro de

los animales que se pudre...

Más líbranos de todo mal.

 

Amén.

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