Final de partida

A lo largo de 350 páginas Ana Romero “jalona hechos que terminaron en la renuncia por incapacidad de Juan Carlos para recuperar el cariño y el respeto de los españoles”.

10 DE JULIO DE 2015 · 04:50

,

 

Final de Partida, Ana Romero. La Esfera de los libros, Madrid, 2015.

 Escribo estas líneas utilizando frase de la Escritura, con temor y temblor. El tema es delicado. Se trata de un libro que en cierto modo desprestigia la figura del rey Juan Carlos I. Dice la autora: “no pretendo destruir ni ensalzar al rey Juan Carlos, sino contar lo que vi y lo que ocurrió en los últimos cuatro años del Monarca: no fue un tiempo heroico ni honorable”.

A lo largo de 350 páginas, incluidas 57 de preciosas y relevantes fotografías, la autora “jalona hechos que terminaron en la renuncia por incapacidad de Juan Carlos para recuperar el cariño y el respeto de los españoles”. Ana Romero fue conocedora de primera mano de lo que ocurrió, al cubrir, desde 2010 hasta los días de la abdicación de 2014, la información de la Casa Real.

Ana Romero es escritora y una gran periodista. Nació en Cádiz en 1966. Ha trabajado en la Agencia Efe y en otros medios de comunicación. Estuvo entre quienes fundaron el diario madrileño EL MUNDO. Es autora muy vendida y leída de libros tales como RETRATO DEL SIGLO XXI Y CARMEN, SUÁREZ Y EL REY y EL TRIÁNGULO DE LA TRANSICIÓN. Como corresponsal de prensa ha ejercido en Londres y en Nueva York. Ha vivido varios años en Dubai asignada a destinos diplomáticos.

En FINAL DE PARTIDA la periodista “relata la tormenta que se encadenó sobre el rey Juan Carlos: enfermedades, desestructuración familiar, corrupción, amores irresponsables”. Ha sido presentado al público como “un libro valiente y esencial que desvela todos los secretos y entresijos que obligaron a abdicar a Juan Carlos I”.

Desde ahora lo advierto: tratándose de un libro que afecta directamente al Rey Juan Carlos y a la monarquía española, voy a limitar cuanto pueda mis propias opiniones como crítico literario y dejar que hable la autora.

La periodista sitúa en el 2013 “los desatinos finales de Juan Carlos I. Lo que debió de ocurrirle –añade-, y esto es una teoría mía, es que debió de caer presa del síndrome del “descanso del guerrero”. Seguramente pensó que le había llegado la hora de perseguir el placer verdadero, no sólo el de los yates. El absoluto”. Sigue la autora: “Así describen a Juan Carlos I personas que también critican “la falta de juicio” que le llevó a cometer serios errores al final de su exitoso reinado”.

El escritor inglés Paul Preston es autor de la mejor biografía que se ha escrito sobre Juan Carlos. En el invierno de 2014 Ana Romero y Preston mantuvieron una conversación que tuvo como centro la figura del rey. La periodista pidió a Preston que escribiera un segundo tomo de su excelente libro. “Esa es la parte más aburrida –respondió el inglés-. Tendría que convertirme en periodista de investigación para desentrañar escándalos económicos y sexuales, y yo soy historiador”. En 2007 el periodista Tom Catan, corresponsal en Madrid del prestigioso diario británico TIMES, se refirió a “la vida lujosa y la condición de playboy de don Juan Carlos”.

Mal parada queda la familia real en este libro. “Don Juan Carlos –escribe Romero- ha tenido una relación escasa con sus hijos y prácticamente inexistente con sus nietos debido a la separación conyugal de hecho con doña Sofía”. En palacio rey y reina ocupaban distintas alas, “donde han hecho sus vidas de forma separada desde hace décadas”. El 25 de julio de 2010, en Santiago de Compostela, “se produjo el aperitivo de la guerra que libraban los reyes. Ese día, durante la tradicional ofrenda al santo en la catedral de Santiago, el rey le espetó a la reina: “¡Suéltame, coño!”, cuando ésta le intentó ayudar al subir con dificultad el tramo de escaleras que conduce a la imagen del apóstol”. Un ministro del Gobierno “tuvo que oír de labios del rey” estas palabras sobre la reina: “No puedo soportarla. La odio”.

Ni él ni ella podían culpar de semejante separación a lo que solía cantar Rocío Jurado: “se nos rompió el amor de tanto usarlo”, porque amigos cercanos dicen que la pareja nunca se amó. Influyeron también las permanentes infidelidades del rey. El periodista Javier Ayuso, llamado por el rey “para modular la opinión pública española respecto a una institución que entraba en barrena”, se refirió en presencia de Ana Romero al libro escrito por Pilar Eyre en el que hablaba de “mil quinientas amantes por minuto”, una sarcástica referencia al rey que había llegado a mantener relaciones sexuales con tan alto número de mujeres”.

Naturalmente, Pilar Eyre escribió en hipérbole. Imposible creer que un hombre pueda mantener relaciones sexuales a ese ritmo. Algunos biógrafos dicen del que fuera presidente de Estados Unidos, John Kennedy, que a lo largo de su vida estuvo con tres mil mujeres, de aquí sus problemas de espalda. Pudo no haber sido así o haber sido, pero no con la citada frecuencia, porque una vida tiene muchos minutos.

Es del dominio público que en la vida del rey hubo tres mujeres conocidas, tal vez entre otras: la “vedette” Bárbara Rey, la decoradora mallorquina Marta Gaya, con quien compartió largos años de relaciones y la aristócrata Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

Ana Romero recuerda el retrato que hizo de Corinna el periodista Taki Theodoracopulos: “una mujer ambiciosa que se aproxima a los cincuenta años que se lo ha montado bien social y económicamente”. Añade la periodista: “los hay en España que definen a Corinna como la relación más peligrosa del rey y la que más aceleró su abdicación antes de tiempo”.

Las relaciones entre Corinna y Juan Carlos fueron del dominio público cuando el 12 de abril de 2012 el rey sufrió un accidente mientras se hallaba de caza en Botswana, estado africano limítrofe con Zambia y Rhodesia. En la cacería le acompañaba Corinna. Juan Carlos se rompió la cadera y al día siguiente regresó a Madrid en avión privado; poco antes de la media noche fue ingresado en un hospital madrileño para una doble operación de la cadera derecha.

Un accidente e incidente de tal envergadura no pudo ser ocultado a los españoles. La Casa Real lo hizo oficial a través de un comunicado dirigido a la nación.

Si como dicen los poetas el amor es locura, Juan Carlos estuvo locamente enamorado de su rubia princesa. “La pasión por ella es más fuerte de lo que muchos han querido aceptar”, señala una persona cercana al rey. Durante un tiempo Corinna vivió en un pabellón que el rey mandó decorar para ella en el monte de El Pardo. Allí tenía todas sus necesidades cubiertas por los empleados de Zarzuela, que se referían a ella con respeto como “la señora del pabellón”. Medios extranjeros apuntaban a Corinna como novia de Juan Carlos. En un viaje a los Emiratos Árabes Unidos el 15 de noviembre de 2011, Corinna fue presentada como “segunda esposa del rey”.

Algunos grandes amores suelen terminar en grandes dolores. Este fue el caso de Juan Carlos I y de Corinna. ¿Valió la pena todo? Ana Romero hace de su vida un balance triste. Dice: “¿Cómo es el alma de don Juan Carlos? ¿Por qué cometió una sucesión de errores personales a lo largo de veinte años? Su brillante hoja de servicios quedó manchada en el crepúsculo de su reinado de forma notable. Lo pasó mal él, se lo hizo pasar mal a su familia y puso en peligro el futuro de una institución que en España está cogida con alfileres. ¿Cuánto sufrió el rey durante estos cuatro años? Más de una persona me ha descrito la angustia de ver a un hombre mayor, solo y dolorido, con lágrimas en los ojos. A un monarca solo, profundamente solo. Abandonado por todos en una tarde de sábado o de domingo”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - Final de partida