Cántico de los Cuerpos
El Eros sublime forma parte de lo Sagrado.
25 DE JUNIO DE 2015 · 16:50
El Eros sublime forma parte de lo Sagrado. Y antes de que se escandalice algún aprendiz de mojigato, recuerde la Biblia y especialmente uno de sus libros más hermosos: El Cantar de los Cantares.
Y si todo libro que se contiene en el Libro de los Libros está inspirado por Dios, lo verdadero entonces es que Dios derrochó con nosotros su seminal pulsión erótica. El poeta está contra la nefasta demonización del hecho amatorio aún entre esposos. Pero ahí está el Cantar primigenio: “¡Oh, si él me besara con besos de su boca! / Porque mejores son sus amores que el vino.”
CÁNTICO DE LOS CUERPOS
Apresúrate, amado mío,
y sé semejante al corzo, o al cervatillo,
sobre las montañas de los aromas.
SALOMÓN
Oh entusiasmo que retienes en las manos
la descubierta pasión de la Amada,
¡ciñe a fondo la reverberación
de la sangre y los ayes dichosos!
Oh memoria que repercutes lo gozado
bajo densas cabelleras desatadas,
¡despierta las órbitas que sestean
cuando el Amado se aleja de los labios!
La Amada retoza ataviada de anhelos
en la cima de las mieles olfateables.
Y nace el cántico o la formidable
pleamar donde se retienen Amado
con Amada hasta sentir pálpito nuevo
u otra dulce respiración de sus deseos.
Oh verdad de todos los crecimientos,
hacia tu amparo van Amado con Amada:
¡déjales asirse a las viejas piedras del amor
que sacia y complace con sabios homenajes!
Oh vaivén de los cuerpos deslumbrados
por llamas guiadoras prolijas en trances,
¡entrega paraísos a la Amada y cometas
al Amado cuyo júbilo no tiene límites!
El Amado alisa el talle de la felicidad
sobre la piel en penumbras, en albores
de fiesta que propician íntimos desórdenes
para abrasarse dentro y fuera. Tremendo
poder el del amor conyugal en comunión,
entregándose a una boda para siempre.
Oh valientes brazos que se alzan al arribo
de la Amada bien provista de ungüentos,
¡tengan impulso suficiente para afincarse
en las ramadas de tan acogedora hechura!
Oh corazones engalanados para el ágil recital
que hace clarear la noche con suaves ritmos,
¡sirvan más vino que despierte presentires
y riegue el mimado refugio de las entrañas!
La Amada se encoge en la pulpa de la vida
por fiel mandato de las savias mezcladas,
del fondo relevante del amor, de las delicias
invisibles, de los cánticos de un Amado
que no cambia de rumbo y bebe de su risa
y forja los días con su fosforescente ternura.
Oh amor que nació contigo, dice el Amado.
Oh amor por Dios bendecido, dice la Amada.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Barro del Paraíso - Cántico de los Cuerpos