La hoja de ruta del Jubileo, de Guy Brandon

El Israel del inicio nos ofrece una perspectiva “paradigmática” de un sistema de relaciones sociales, de amplia cobertura, que puede ayudarnos a entender cuál es el propósito de Dios incluso para la sociedad actual.

18 DE JUNIO DE 2015 · 21:30

Detalle de la portada del libro.,La hoja de ruta del Jubileo,
Detalle de la portada del libro.

Este es un fragmento del libro "La hoja de ruta del Jubileo", de Guy Brandon (2015, Andamio). 

 

¿Cómo deberíamos vivir los cristianos nuestro llamamiento a la fe en las distintas áreas de la vida, manteniéndonos fieles a la Palabra, centrados en la tarea misionera de la Iglesia, sin separar lo espiritual de lo secular y de forma coherente en una sociedad poscristiana?

Este libro resume la respuesta de Jubilee Centre a ese reto. Está basada en la convicción de que todo aquello que parta de las premisas propias del individualismo, que es el principio dominante en Occidente, hará imposible entender lo que la Biblia nos dice acerca de la sociedad actual. Pero, si leemos la Palabra centrándonos en lo relacional y en el énfasis que Jesús hizo en Mateo 22:37-40, empezaremos a ver como se puede hacer frente a las cuestiones sociales, económicas y políticas de nuestro tiempo.

La hoja de ruta del Jubileo plantea dos modos alternativos de examinar ocho temas cruciales: la familia, la propiedad, la comunidad, el gobierno, las finanzas y la economía, el trabajo y el ocio, y el bienestar social y la justicia. Desde una de esas perspectivas, lo que prima es el individualismo, mientras que desde la otra, desde luego la menos frecuente, es el de tener en cuenta lo social y las relaciones justas y constructivas en comunidad.

Aunque breve en extensión, esta introducción a temas tan actuales aporta una perspectiva cristiana sugerente, a la vez que madura y sabia, para poder ser verdadera sal y luz en la tierra.

¿Por qué en este formato?

Las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial han sido testigo de novedades que han cambiado de forma significativa la manera en que vivimos, nos comunicamos y relacionamos, y en cómo hacemos negocios, pasando de los viajes de bajo coste, la revolución sexual de la década de los 60, la aparición de Internet y la tecnología de los medios de comunicación de los 90, a la presente profusión de telefonía inteligente, mensajes vía e-mail y los medios sociales de comunicación. La cultura de consumo del presente siglo XXI, con su énfasis en el sexo, la adquisición de bienes materiales, la fama y la preponderancia del yo, supone un notable cambio en el panorama social si lo comparamos con lo habitual hace medio siglo, o hace tan solo dos décadas.

 

 

Portada del libro.

Problemas sociales, económicos y políticos

En paralelo con todas esas novedades, han hecho igualmente su aparición distintos problemas sociales de no fácil solución: la quiebra de la familia, la delincuencia en alza, la desigualdad material y una imparable escalada en la deuda pública y en la privada. En el ejercicio correspondiente a 2007/2008, la Crisis Financiera Global marcó un nuevo record histórico. La caída crediticia y la recesión que siguió? han hecho patente que el sistema económico que teníamos por incombustible ha entrado en crisis y que han de efectuarse cambios radicales para evitar consecuencias aún más graves. Mientras que el impacto de la crisis financiera sigue dejándose sentir por todo el mundo, los problemas a los que va a tener que hacer frente nuestra sociedad no pueden restringirse a lo económico y al ámbito de la salud pública. La pérdida de fe en el sistema capitalista y el consiguiente período de austeridad impuesto por la crisis nos ha obligado a admitir la necesidad inaplazable de cambios radicales en lo político, en lo social y en lo económico. En consecuencia, en la actualidad hay una oportunidad sin precedentes para remodelar el mundo en que vivimos, revisando la razón y sentido de los valores que suscribimos, y dar así forma a nuevas prioridades. Pero lo cierto es que, por el momento, poco más se ha hecho que volver a “los negocios según lo acostumbrado”.

Una respuesta cristiana

Este libro se ha escrito con la intención de articular una visión positiva de la sociedad, hundiendo para ello sus raíces en ideales bíblicos, incluyéndose todo ello en el itinerario propuesto por el año jubilar. El contexto inmediato es el de la crisis financiera, junto con la acusación hecha a la Iglesia de no ser capaz de dar respuestas coherentes a los muchos problemas que atenazan a la sociedad actual. Entendida en su debida forma, estamos completamente convencidos de que la Biblia tiene mucho que decir para un cambio positivo eficaz en la sociedad actual, haciendo que impere lo justo, con vidas fieles a Dios en las decisiones que tomemos a título personal, como Iglesia y como naciones.

Israel como modelo para la sociedad actual

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento encontramos profundos análisis de fondo aplicables a nuestra realidad actual, pero es justamente en el Antiguo Testamento donde encontramos información pormenorizada respecto a la manera cómo Dios quería que su pueblo obrase en lo relacionado con la economía y la sociedad. En contraste con la proclamación del Reino de Dios por parte de Jesús, el Antiguo Testamento se ocupa de presentar la “dureza de corazón” de los individuos: la tendencia innata en el ser humano a seguir su propio camino. Un análisis realista que es esencial a la hora de enfrentarse a la realidad de la sociedad actual, tan opuesta en muchos aspectos al ideal de Dios para su Iglesia (cf. Mt. 19:8).

 

CÓMO PODRÍA CAMBIAR EL ASPECTO DEL MUNDO

Del pasado al presente

El Israel del inicio nos ofrece una perspectiva “paradigmática” de un sistema de relaciones sociales, de amplia cobertura, que puede ayudarnos a entender cuál es el propósito de Dios incluso para la sociedad actual. Lo cual no significa que vayamos a ignorar el proceso de desarrollo histórico que ha ido teniendo lugar en el transcurso del tiempo, con repercusión en el presente, en cuanto que verdadero telón de fondo para la venida de Cristo, y en extensión del propósito de Dios para el pueblo de Israel al mundo entero.

Culturas distintas

Tratar de aplicar los principios bíblicos de gestión al siglo XXI es todo un reto. Una crítica a tener en consideración es la inevitable multiplicidad de entornos: la Biblia nos habla de una economía sencilla, basada en la ganadería y la agricultura, siendo, en cambio, la realidad presente compleja y muy distinta debido a una tecnología avanzada. Un ejemplo de esto lo tenemos en la aparición de la economía de mercado, la industrialización a gran escala y el reto más reciente de la revolución en el ámbito de la información, dando lugar todo ello a una tremenda complejidad en las relaciones humanas en comparación con cualquier otra época y lugar. Complejidad que ha supuesto cambios notables en la configuración del Estado, haciendo su aparición oportunidades y retos desconocidos en el Antiguo Israel.

Aplicar estos principios

La auténtica cuestión es que unas relaciones vivas y activas dan sobrada oportunidad para un marco referencial amplio aplicable a las sociedades del presente. Puesto en su debida perspectiva, no se trata de unas leyes concretas que tratemos de aplicar, como podría ser el caso del espigueo tras la cosecha, los préstamos a siete años vista o la muerte por lapidación en casos de adulterio, sino de hacer operativos unos principios fundamentales instituidos por Dios. Algo evidente si pensamos, por ejemplo, en las lapidaciones, estableciéndose una clara diferencia entre entonces y ahora.

Un factor sumamente importante a tener en cuenta es que esos principios no pueden aplicarse siempre de forma aislada y parcialmente. Así, pongamos por caso, si todos los préstamos fueran a interés cero, sin que correlativamente se tomaran medidas complementarias, los posibles inversores se centrarían en invertir en propiedad inmobiliaria y afines, provocando una subida notable del precio de las viviendas y haciendo con ello muy difícil disponer de casa propia de manera general. Las disposiciones que han de operar positivamente en sociedad funcionan mejor en conjunto y existe siempre el riesgo de consecuencias imprevisibles si se aplica una de ellas de forma unilateral.

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