Bienvenido a mí

Poesía de Pilar Olmedo escrita entre el 18 y el 19 de Marzo de 2015. (selecciona Isabel Pavón)

28 DE MAYO DE 2015 · 20:10

'El retorno del hijo pródigo', de Rembrandt Van Rijn. Foto: Mariano Mantel (Flickr,CC) ,Hijo pródigo
'El retorno del hijo pródigo', de Rembrandt Van Rijn. Foto: Mariano Mantel (Flickr,CC)

Bienvenido a casa.

Ven a mis brazos;

que yo te abrazo,

que yo te acojo.

 

Ven, hijo mío,

que seque esas tus lágrimas.

Que coja tus manos,

que acaricie tu cabeza

y bese tu rostro.

Has estado tanto tiempo lejos….

Te has debido, rodeado de gente,

sentir tan solo.

 

Ven, sentémonos y, despacio,

cuéntamelo todo.

Y confía, que yo te escucho:

no me asusto, (ni te juzgo),

de tus oscuros lodos.

Tú has regresado y Yo te perdono.

 

Esperé tu venida

cada amanecer.

Al despertar  me decía: hoy,

hoy será el día

en que mi hijo vuelva.

Y mi corazón quedó

encogido al llegar un

nuevo ocaso y tener

que esperar otro mañana.

 

Sí, volverá mañana.

 

Tal vez estuvo caminando

toda la noche;

ansioso, preocupado en cómo sería

su llegada.

¡Oh si aun no alumbrase

toda la luz del sol!,

muchos aun disfrutasen de sus camas

y, otros, anduviesen preparando

el trabajo de una nueva jornada…

Para que no todos vieran su regreso:

no es ese estado: no en ese momento.

 

O llegará a la tarde

tras pasar la mañana en marcha,

distrayéndose voluntariamente

en cosas vanas;

entreteniendo la hora de llegada,

el kilometro terminal y

retrasando los pasos finales;

la última calle, la última casa

vecina a la suya.

 

(Habiendo postergado

el momento de partida

para llegar,

para llegar a mis paternales

y amorosas caricias…)

 

O se presentará a la noche,

cuando la oscuridad me haga

un poco más difícil reconocer

las ojeras, el cansancio de sus pies,

las heridas de la derrota amarga.

“ea, ya duerme en casa: con eso basta”

pensará que yo pienso

después de dejarle entrar.

Y que me iré a la cama

diciendo: “ya hablaremos mañana”.

 

Pero…, un día más.

Un día más

y no ha regresado mi hijo.

¿Dónde estará, qué hará?

¿Cuándo volverá a su casa,

a la alegría de esta familia

que se quedo nublada tras su partida?

Quiero ver sus ojos…,

Él ya podrá hacer su vida,

Pero…, cerca de mi alma,

                            de mi compañía.

¡Qué explosión de gozo

cuando le vi!

¡Bienvenido a casa!

Bienvenido a Mí.

 

Una poesía de Pilar Olmedo

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