Vaca y su ternero

Las vacas, ovejas, cabras, ciervos y demás rumiantes hacen esto mientras descansan y no están comiendo en el campo. Pues bien, los cristianos deberíamos también “rumiar” sin prisas todo aquello que es verdadero y honesto para aplicarlo a nuestra vida. 

21 DE MAYO DE 2015 · 21:45

Foto: Antonio Cruz. ,vaca, ternero, Antonio Cruz
Foto: Antonio Cruz.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8). 

Es frecuente relacionar en nuestra cultura la idea de pensar con el término que se emplea para definir la forma que tienen los animales rumiantes de alimentarse.

Dichos herbívoros, como esta vaca rumiando junto a su ternero que fotografié en el Cabo de Creus (Girona), digieren los vegetales en dos etapas. Primero los reblandecen por medio de una fermentación bacteriana en el primer compartimento estomacal (rumen), donde también se descompone la celulosa. Después se regurgita esta papilla semidigerida a través del esófago hasta la boca. Allá vuelve a masticarse y nuevamente se traga. Entonces pasa la retículo, donde prosigue el proceso de fermentación de la celulosa y otras sustancias. Las vacas, ovejas, cabras, ciervos y demás rumiantes hacen esto mientras descansan y no están comiendo en el campo.

Pues bien, los cristianos deberíamos también “rumiar” sin prisas todo aquello que es verdadero y honesto para aplicarlo a nuestra vida. Porque vivimos rodeados de mentiras, interpretaciones erróneas, injusticias y maldades que a veces consiguen anidar también en nuestra mente. Este ejercicio personal de "rumiación" continua de todas las ideas que nos arriban debe formar parte de nuestra dieta moral y espiritual.

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