Últimas preguntas, de John Blanchard

"Dios es eterno. Dios no tiene principio. En palabras de la Biblia, desde el siglo y hasta el siglo tú eres Dios. No hubo jamás un tiempo en que Dios no existiera, y nunca lo habrá". Un fragmento de "Últimas preguntas", de John Blanchard (Peregrino). 

15 DE MAYO DE 2015 · 06:05

John Blanchard.,
John Blanchard.

Este es un fragmento del libro "Últimas preguntas", de John Blanchard (Peregrino). Puede saber más sobre el libro aquí (castellano) y aqui (catalán). 

 

¿CÓMO ES DIOS?

Esta es, obviamente, la siguiente pregunta que debemos encarar. Reconocer que Dios existe es una cosa, y reconocerle en el sentido general de que Dios nos habla en la creación y a través de las páginas de la Biblia, es otra. Pero necesitamos saber más. ¿Cómo es Dios realmente?

La Biblia nos da muchas respuestas claras y positivas a esta importante pregunta. A continuación veremos algunas de ellas.

 

Dios es personal. Dios no es una “cosa”, “poder” o “influencia”. Él piensa, siente, desea y actúa de maneras que le muestran como un ser personal viviente. Pero él no es “el vecino de arriba” o alguna clase de “superman”. El Señor es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno.

 

Dios es plural. Hay un único Dios verdadero. Él dice: Yo soy el primero y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. Sin embargo, Dios se ha revelado a sí mismo como una “trinidad” de tres Personas: Padre, Hijo (Jesucristo) y Espíritu Santo, cada una de las cuales es verdadera, completa e igualmente Dios. La Biblia habla de la gloria de Dios el Padre; dice que el Verbo (Jesucristo) era Dios, y menciona que el Señor es el Espíritu. Aunque hay solamente un Dios, hay tres personas en la divinidad.

 

Dios es espiritual. No tiene características físicas. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Esto significa que Dios es invisible: A Dios nadie le vio jamás. También significa que no está confinado a un solo lugar a la vez sino que está en todas partes continuamente: ¿No lleno yo, dice el Señor, el cielo y la tierra? Aparte de cualquier otra cosa, esto significa que Dios es plenamente consciente de todo lo que ocurre en todas partes. Esto incluye no solo todo lo que digas y hagas sino todo lo que pase por tu mente.

 

Dios es eterno. Dios no tiene principio. En palabras de la Biblia, desde el siglo y hasta el siglo tú eres Dios. No hubo jamás un tiempo en que Dios no existiera, y nunca lo habrá. Dios se describe a sí mismo como el que es, y que era y que ha de venir. Y él permanece eternamente inmutable: Porque yo el Señor no cambio. Todo lo que Dios ha sido siempre, lo sigue siendo y siempre lo será.

 

Dios es independiente. Todos los demás seres vivientes dependen de otras personas o cosas, pero Dios es totalmente independiente de su creación. Él puede sobrevivir por sí mismo. No es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.

 

Dios es santo. Él es magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas. No puede haber comparación con la santidad de Dios. No hay santo como el Señor, que es completamente sin mancha ni defecto. La Biblia dice de él: Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio. Y este Dios santo demanda santidad de todos los hombres. Su mandato para nosotros hoy es: Sed santos, porque yo soy santo.

 

Dios es justo. La Biblia dice que el Señor es Dios justo, y que justicia y juicio son el cimiento de su trono. Dios no es solamente nuestro Creador y Sustentador; él es también nuestro Juez y recompensa, y castiga a los hombres en el tiempo y en la eternidad, con una justicia que es perfecta, por encima de cualquier apelación o disputa.

 

Dios es perfecto. Su conocimiento es perfecto: No hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien, todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Dios lo sabe todo en el pasado, el presente y el futuro, incluyendo todos nuestros pensamientos, palabras y obras. Su sabiduría es perfecta y está totalmente fuera del alcance de nuestro entendimiento: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!

 

Dios es soberano. Él es el único y supremo gobernante del universo, y nada en absoluto queda fuera de su control. Todo lo que el Señor quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra. Con Dios no hay accidentes ni sorpresas. Él escribe la historia del mundo entero, y hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Dios no necesita consejo o permiso para nada de lo que escoja hacer. Nadie puede impedirle hacer lo que le plazca: y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?

 

Dios es omnipotente. Es todopoderoso. En sus propias palabras: Yo soy el Señor, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? Esto no significa que Dios pueda hacer cualquier cosa (no puede mentir, o cambiar, o cometer errores, o pecar, o negarse a sí mismo) sino que puede hacer cualquier cosa que desee y sea consecuente con su carácter.

 

Estos son simples bosquejos de algunas de las cosas que Dios ha revelado en la Biblia acerca de su propia naturaleza y carácter. Hay otras verdades acerca de Dios en la Biblia (y vamos a ver una de ellas en la p. 42), si bien hay muchas cosas acerca de él que no nos es posible entender. Él hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número. En ese sentido, él es el Todopoderoso, al cual no alcanzamos, y ninguna medida de inteligencia humana o razonamiento puede cambiar ese hecho. En realidad, esto no debería sorprendernos. Si pudiéramos entender a Dios, él no sería digno de nuestra adoración.

 

¿QUIÉN SOY YO?

Las presiones y problemas de la vida moderna conducen a muchos a una búsqueda afanosa de un significado y propósito para su vida. Hemos visto algo de lo que Dios es; ¿pero y nosotros?; ¿por qué existimos?; ¿por qué estamos aquí?; ¿tiene significado o propósito la vida humana?

Lo primero que debemos aclarar es que el hombre no “existe” meramente. Es más que una acumulación accidental de átomos que, por alguna razón, forman lo que llamamos “un ser humano”. La Biblia nos dice que fue específicamente creado por un Dios sabio y santo. Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó. El hombre es mucho más que un animal altamente desarrollado o un simio refinado. Es tan diferente a los animales como los animales a los vegetales, o los vegetales a los minerales. En lo que se refiere al tamaño, el hombre es diminuto comparado con el sol, la luna y las estrellas, pero Dios le ha dado una posición singular y honorable en el universo.

Esto se ve en uno de los primeros mandamientos de Dios al hombre: Señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. El hombre se convirtió en el representante personal de Dios sobre la tierra, con autoridad sobre todas las otras criaturas vivientes. También se le dio al hombre una dignidad especial. Fue creado “a imagen de Dios”. Esto no significa que fuese hecho del mismo tamaño o forma que Dios (hemos visto que Dios no tiene “tamaño” o “forma”) ni que fuese una miniatura de Dios, poseyendo todas sus cualidades en pequeñas cantidades. Significa queel hombre fue creado como un ser espiritual, racional, moral e inmortal, con una naturaleza que era perfecta. En otras palabras, era un verdadero reflejo del carácter santo de Dios.

Más aún, el hombre escogió obedecer, alegre y constantemente, todos los mandatos de Dios y, como resultado, vivía en perfecta armonía con él. ¡El hombre no tenía una “crisis de identidad” en aquel entonces! Sabía exactamente quién era y por qué estaba en el mundo, y obedientemente ocupó el lugar que le fue dado por Dios.

No era solo el hombre quien estaba satisfecho con su posición; ¡Dios estaba satisfecho con el hombre! Sabemos esto porque la Biblia nos dice que cuando su obra de creación estuvo completa, con el hombre como su corona de gloria, vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. En ese momento de la historia, personas perfectas vivían en un medio ambiente perfecto, en perfecta armonía entre sí, y en perfecta armonía con un Dios perfecto.

¡Pero esa no es ahora la situación! ¿Qué fue lo que ocurrió?

 

¿POR QUÉ EXISTE EL MAL?

La respuesta más simple a esa pregunta es: el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte.

Al primer hombre y la primera mujer (Adán y Eva) se les dio gran libertad, pero también se les hizo una seria advertencia: Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, de cierto morirás. Esta era una prueba ideal de si el hombre estaba dispuesto a obedecer lo que Dios había dicho, simplemente por haberlo dicho. Pero el diablo tentó a Eva a no creer ni obedecer las palabras de Dios, y ella cayó en la tentación. Vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

En aquel momento, “el pecado entró en el mundo”. Por su deliberada desobediencia, el hombre se apartó a sí mismo de Dios. En lugar de amar a Dios, Adán y Eva tuvieron miedo de él: y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del huerto. En lugar de sentirse seguros, confiados y felices, su pecado les hizo sentirse avergonzados, culpables y atemorizados.

Dios había dicho que el hombre moriría si desobedecía, y así sucedió. La muerte significa separación, y en un momento terrible el hombre se separó de Dios; murió espiritualmente. También empezó morir físicamente, y ahora tenía un alma muerta y un cuerpo moribundo. Pero no fue eso todo: los hijos de Adán y Eva heredaron la naturaleza corrupta y el carácter pecaminoso de sus padres. Desde entonces, como la contaminación en el nacimiento de un río, el veneno del pecado ha fluido a todos los descendientes de Adán, ya que la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

Nótese esta importante palabra “todos”, que obviamente incluye al escritor y al lector de esta página. Puede que nunca nos encontremos en esta tierra, pero tenemos esto en común: somos pecadores y estamos muriendo. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros, y si decimos que no estamos muriendo, nos ponemos en ridículo. Burlarse de los hechos no hace nada para cambiarlos.

Muchos de los titulares en los periódicos, la televisión y la radio en la actualidad nos recuerdan el hecho de que el mundo está desquiciado. Es fácil condenar la violencia, la injusticia, el desorden y las malas acciones de la sociedad, pero antes de criticar a otros, pregúntate a ti mismo si eres perfecto y si estás viviendo una vida agradable a un Dios santo. ¿Eres absolutamente honesto, puro, amante y desinteresado? Dios sabe las respuestas a estas preguntas: ¡y tú también! Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. Eres pecador de nacimiento, por naturaleza, por práctica y por propia elección, y necesitas enfrentarte a estos hechos urgentemente: y a sus consecuencias.

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