Los libros peligrosos de Juan Tallón

Tallón no discrimina formatos, ni estilos, ni épocas. Desde Parménides hasta Eloy Izón o Belén Gopegui. Tallón convoca a Kant o Wittgenstein, a Gay Talese y a Josep Pla, a Marcel Proust y a Anne Sexton, a Georges Perec y a Fabio Morábito. 

23 DE ABRIL DE 2015 · 20:45

Juan Tallón.,Juan Tallón
Juan Tallón.

“Cuando escuché a César Aira hablar de João Gilberto Noll, yo ni siquiera sabía que existía Gilberto Noll, aunque creo que habría dado un brazo, o una manga, por llamarme Noll. Incluso Gilberto a secas. Sonaba bien, como esas bolas del árbol de Navidad cuando caen al suelo y se rompen”. Así de desenfadado y simpático comienza Juan Tallón (Vilardevós,Ourense, 1975) su última obra, Libros peligrosos, publicada en Larousse. Y esa será la tónica durante el resto de las páginas, aunque de ello hablaremos más adelante.

Dice Tallón en alguna entrevista que escribe “para no hacer cosas aún peores”. Así de desenfadado y simpático se muestra cuando no escribe. En la distancia corta es un tipo especialmente amable y agradable, para ser escritor, se entiende. Reniega de su etapa como periodista en cuanto se le presenta la oportunidad de hacerlo. Licenciado en Filosofía. Colabora con la Cadena Ser, El Progreso, El País, Jot Down, Contexto, Luzes... Tiene un blog, Descartemos el revólver, al que vierte sus “miserias personales”. “Tus miserias son tu carta de presentación, tienes que respetarlas”, afirma.

La huida, el fracaso, la muerte, la incomunicación, los procesos creativos... son los temas sobre los que suele gravitar su producción. También sobre fútbol, aunque a su manera, que es no escribiendo demasiado de fútbol, dice. Dice también que escribir es ese tipo de cosas que se hacen sin un por qué. Cita a Simenon para argumentar que el escritor de verdad (“con vocación de infelicidad”) sabe que lo primero es escribir, incluso fracasar, para ponerse a prueba y saber que quiere seguir escribiendo pese al fracaso.

 

Juan Tallón.

"A autopsia da novela" ( Duen de Bux, 2007) es su primera incursión en el género narrativo. Con ella obtuvo el VI premio Pastor Díaz de novela. Tras pesentar las piezas elementales de una novela negar, el autor gallego convierte en tema narrativo el análisis del proceso de destrucción en el que puede llegar a caer el ser humano, desdeñando el entramado clásico de las novelas de este género.

Su amistad con César Aira le llevó en “A pregunta perfecta” finalista del Premio Lueiro Rey de Novela Corta 2010, a plantearse una metanovela "pensada según la idea de que no hay que contar algo", sino que la propia novela "puede hablar de si misma". Concretamente, de su construcción, cosa que hace usa como "pretexto" el relato de la "misteriosa relación" que pudo existir entre los escritores César Aira y Roberto Bolaño, contemporáneos que estuvieron a punto de encontrarse personalmente en tres ocasiones y no lo hicieron.

Su siguiente novela obtiene, en 2012, el premio que se le negó a la anterior. Otro ejercicio metaliterario, Fin de poema (Sotelo Blanco) es una audaz zambullida en las últimas horas con vida de Cesare Pavese, Alejandra Pizarnik, Anne Sexton y Gabriel Ferrater. Cuatro poetas a los que se les había agotado la poesía.

El váter de Onetti (Edhasa, 2013) narra en primera persona la aventura de un personaje que se muda a Madrid para trabajar a las órdenes de un ministro. Es la peripecia del propio autor y de algunos de sus referentes: Juan Carlos Onetti, César Aira, el gin-tónic, Javier Marías, los bares de Madrid, el fútbol, Vila-Matas... Al final, el protagonista, un escritor que no consigue empezar a escribir, se obsesiona con unos vecinos y acaba relacionado con un atraco.

El fútbol se juega para que alguien luego lo cuente. Ese parece ser el planteamiento de Manual de fútbol (Edhasa, 2014). “Todo los elementos del fútbol son metafóricos. Incluso el elemento más anodino, como un pase corto, por citar un ejemplo, te permite contar una historia épica.” En el libro Tallón analiza los diversos elementos sencillos que constituyen este deporte (la portería, el balón, el gol, el banquillo, la indumentaria...) intentando extraer su metafísica. Al estilo de Caja de herramientas de Fabio Morábito, confiesa el autor.

 

Portada del libro.

En Libros peligrosos, Tallón ofrece una suerte de canon literario cifrado en cien libros de lectura obligada. Va pasando de uno a otro con una naturalidad que el lector agradece y siempre hallando una cita, una anécdota, una sentencia o un chascarrillo con los que hacer amena la reseña, pues eso acaba siendo la incursión en cada uno de los títulos. Al menos en el sentido más práctico que tienen las reseñas: obligarte a anotar el título con las glándulas salivares ya funcionando.

El escritor gallego justifica el título de su obra porque se trata de "libros que te atacan por la espalda y te cambian la vida" y son peligrosos por lo que tienen de "adictivos, placenteros, desconcertantes, imprescindibles o subyugadores".

Novelas, cuentos, ensayos filosóficos, poesía o diarios; Tallón no discrimina formatos, ni estilos, ni épocas. Desde Parménides hasta Eloy Izón o Belén Gopegui. Tallón convoca a Kant o Wittgenstein, a Gay Talese y a Josep Pla, a Marcel Proust y a Anne Sexton, a Georges Perec y a Fabio Morábito. Define y defiende a su libro como “una novela vagamente ensayística”, en la que cada título seleccionado funciona como un personaje. "Por esta razón, nadie me podrá echar en cara por la presencia o ausencia de un libro en esa lista, porque a nadie se le ocurriría pedirle a un novelista que quite o ponga a un personaje". “Chámalle parvo” (“llámale parvo”) decimos los gallegos en estos casos.

Como apuntamos arriba, João Gilberto Noll y Bandoleros son la primera obra y el primer autor que se nombran. “Algo de lo experimentado en Bandoleros lo habías experimentado en Viaje al fin de la noche, dice Tallón para empezar a hablarnos de la obra de Céline. Más tarde, cuando habla de un tipo de persona que vale para esperar dice haberse cruzado con ella en El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati, y da el salto hacia esta. Son solo un par de ejemplos de como se van cosiendo los destinos de las diferentes obras, de como una va trayendo de la mano a otra, de modo que no hay rupturas ni colisiones.

Otra de las virtudes que muestra Tallón es su capacidad para diseccionar el cuerpo de una novela y mostrarnos sus vísceras en una sola frase, de modo que nos pone delante sus entrañas con gran economía de medios. Como cuando dice de Catedral (Raymond Carver)”cada comienzo de sus relatos es una invitación a temblar”.

Libro que disfrutarán escritores y lectores, e incluso lectores escritores, Larousse ha tenido el buen gusto de presentar el texto con un estupendo índice de términos que se agradece tanto por útil como por desacostumbrado.

Y para terminar, una provechosa y contundente frase de Borges (como casi todas las suyas): “uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Preferiría no hacerlo - Los libros peligrosos de Juan Tallón