10 tipos de malos comentaristas cristianos

El problema de la democracia de las redes sociales es que muchos no se dan cuenta de que a veces sus comentarios están completamente fuera de lugar.

12 DE FEBRERO DE 2015 · 22:50

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Facebook y Twitter dan para mucho. Hay cosas maravillosas en las redes sociales, y todos tenemos historias bonitas que contar. Gente con la que hemos recuperado el contacto, las felicitaciones de cumpleaños, las fotos de nuestros hijos/nietos/sobrinos. Los videos de gatos (esos son insuperables).

Pero como todo lo humano, tiene un lado siniestro difícil de obviar, y con el que nos vemos obligados a convivir. No es que el surgimiento de Facebook y Twitter hayan hecho que la gente sea más infame (algunos dicen que debido al anonimato); yo creo que siempre hemos sido así de majaderos, pero antes no teníamos medios democráticos con los que expandir sin restricciones nuestra mezquindad.

El problema de la democracia de las redes sociales es que muchos no se dan cuenta de que a veces sus comentarios están completamente fuera de lugar. En nuestro pequeño mundo real, hablamos con un grupo limitado de personas, y por lo general comparten nuestra forma de pensar y nuestra cultura. Al trasladar esa comodidad a Internet, sin embargo, siempre se lía la cosa. Realmente no siempre es algo positivo poder hablar de cualquier cosa con cualquiera en cualquier parte del mundo. Somos complicados, estamos llenos de prejuicios y de visiones culturales sesgadas.

En el mundo evangélico (al menos en el hispanohablante, que es el que conozco) hay tantas clases de cristianos sueltos por ahí que las conversaciones en los comentarios de algunos foros o páginas (como por ejemplo la de Protestante Digital) son un auténtico gallinero. No me extraña que haya ocasiones en que mis amigos ateos argumenten que los cristianos son gente con poco cerebro. A veces lo parecemos. Otras veces, muchas, hay grandes conversaciones a tenor de un post, una noticia o una opinión. Hay gente que dice cosas interesantes y con los pies en la tierra. Pero el problema está en que esa gente escribe poco porque hay otros que parece que, poseídos por una extraña diarrea comentarista, comentan todo lo que se menea por Internet, y se dedican a repartir sus opiniones a diestro y siniestro, y los demás se frustran, se aburren y acaban pasando porque no merece la pena.

En las iglesias (los pastores y líderes lo saben) hay hermanos que necesitan una dosis especial de enseñanza e instrucción. A eso Pablo lo llama edificarse unos a otros. Sin embargo, esos hermanos están el resto de la semana libres en sus casas y a veces se pasean demasiado por las redes sociales, sin edificar a nadie.

Yo he identificado estas diez clases con la esperanza de que todos nos veamos reflejados en alguna de ellas y nos dé la vergüenza necesaria para enmendarlo. Reconozco que yo suelo caer en la 9 bastante a menudo. Soy una plasta.

 

1. Los que malinterpretan todo lo que se dice, sea lo que sea, y siempre se lo toman en sentido contrario.

 

2. Los que se sienten eternamente ofendidos por todo.

 

3. Los que señalan cualquier referencia a un tipo de lenguaje apartado de la jerga evangélica y advierten con un “Cuidado con…”. Ya saben, que sin querer uno puede acabar convertido en un seguidor de la Nueva Era, o algo peor.

 

4. Los que han aprendido a hacer el copia y pega de BibleGateway o YouVersion y contestan a todo con una cita bíblica… venga o no al caso.

 

5. Los que están convencidos de que todo lo que no sea la Reina Valera del 60 es diabólico.

 

6. Los que están convencidos de que todo lo que se sale de lo que se hace los domingos en la iglesia es diabólico.

 

7. Los que se enzarzan en peleas dialécticas y en realidad están diciéndose lo mismo. Esto no sé si es porque les gusta discutir o porque solo les interesa soltar su discurso sin escuchar a la otra parte.

 

8. Los que independientemente del tema solo dicen que «Jesús es el Señor» y que «arrepiéntanse, pecadores, que el fin está cerca». Y a veces también copian versículos.

 

9. Los que aprovechan cualquier tema para sermonear “su” tema (preferentemente con mayúsculas) y acaban siempre con parrafadas inconclusas porque se les acabaron los caracteres disponibles.

 

10. Los que citan un versículo, lo parafrasean con mayor o menor éxito y después preguntan a todos los demás si es que son tontos que no ven lo claro que está y la razón que tiene.

 

Desde aquí saludo de antemano a los que se van a sentir ofendidos (y/o identificados sin querer), a los que van a dejar comentarios dolidos, a los que me van a decir que ya me juzgará Dios por ser tan mezquina y a los que me van a mandar callar. Os quiero a todos.

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