Comentario a la epístola de Romanos, de Moo

"Si la autoría de Romanos no está en duda, tampoco lo está la situación general en que se escribió. Pablo nos cuenta en 15:22-29 que hay tres lugares que figuran en sus planes inmediatos: Jerusalén, Roma y España. Jerusalén es su próximo destino". UN fragmento de Comentario a la Epístola de los Romanos, de Douglas J. Moo (2014, Clie)

05 DE FEBRERO DE 2015 · 22:50

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Este es un fragmento de "Introducción a la Epístola de los Romanos", de Douglas J. Moo (2014, Editorial Clie). Puede saber más sobre el libro aquí.

 

Douglas J. Moo.

A través de los siglos, teólogos, comentaristas y laicos se han mostrado de acuerdo con esta descripción de Romanos hecha por Thomas Draxe, un puritano inglés del siglo diecisiete. Cuando pensamos en Romanos, pensamos en doctrina y que lo ha-gamos así es, además, comprensible y apropiado. Como tendremos oportunidad de ver, la carta de Pablo a los Romanos es completamente doctrinal. La epístola representa, en palabras de Lutero, el «evangelio más puro».

Sin embargo, al igual que cualquier otro libro del NT, Romanos es también fruto de un determinado momento histórico. No se trata de una teología sistemática, sino de una carta escrita en circunstancias específicas y con propósitos específicos. Ahora bien, es cierto que el mensaje de Romanos es intemporal, pero para entender correctamente dicho mensaje, debemos apreciar el contexto específico en el que se escribió. En las siguientes páginas veremos dicho contexto y este nos servirá de fundamento para lo que será la interpretación y aplicación de la carta.

 

I. Contexto general

A. Pablo

La Epístola a los Romanos afirma haber sido escrita por Pablo (1:1) y nadie hasta ahora ha desafiado seriamente dicha reivindicación. Conforme a lo acostumbrado en la antigüedad, Pablo utilizó un amanuense para ponerla por escrito, al que se identifica en 16:22 como Tercio.

Los autores antiguos daban a sus amanuenses diferentes grados de responsabilidad en la composición de sus obras, que podían ir desde el registro palabra por palabra de lo que se les dictaba, hasta el disfrute de una amplia libertad a la hora de transcribir las ideas del autor. El método de Pablo en Romanos se sitúa bastante más cerca del «dictado» que del extremo opuesto, ya que su estilo es bastante parecido al de Gálatas y 1 Corintios, y no tenemos ninguna evidencia de que Tercio participara en la redacción de estas cartas, sino más bien al contrario (ver Gá. 6:11).

Si la autoría de Romanos no está en duda, tampoco lo está la situación general en que se escribió. Pablo nos cuenta en 15:22-29 que hay tres lugares que figuran en sus planes inmediatos: Jerusalén, Roma y España. Jerusalén es su próximo destino. Pablo ha terminado de hacer una colecta de dinero en las iglesias de mayoría gentil y se encuentra ahora camino de dicha ciudad, con el propósito de entregársela a los santos judíos que habitan allí. Para Pablo, dicha ofrenda constituye un proyecto muy importante, como puede verse por el hecho de que la menciona en todas las cartas que escribe durante su tercer viaje misionero (comp. también 1 Co. 16:1-4; 2 Co. 8–9).

Su importancia va más allá de la satisfacción de las necesidades materiales de los cristianos pobres de Judea; Pablo la ve como una forma práctica de fortalecer las frágiles relaciones entre las iglesias gentiles surgidas en el campo misionero y las iglesias judías que se encuentran en el «país de origen». En el capítulo 15 Pablo muestra su preocupación acerca de cómo será recibida esta ofrenda por los «santos» de Jerusalén. ¿Aceptarán el regalo, reconociendo así los vínculos que unen a creyentes judíos y gentiles como un solo pueblo de Dios? ¿O lo rechazarán, al desconfiar de Pablo y las Iglesias «sin ley» que este ha plantado?

Roma es la segunda etapa en el itinerario de Pablo (15:24,28). Pero, a pesar de ser sincero en su deseo de visitar a los cristianos que allí se encuentran, esta ciudad representa para él poco más que un punto de paso en su proyectado viaje a España. Esto no resta importancia a la comunidad cristiana de Roma, pero refleja la forma en que Pablo entendía su llamamiento «a predicar el evangelio en regiones donde Cristo no hubiese sido ya nombrado» (15:20). Esta tarea de iniciar la plantación iglesias es algo que Pablo ya había hecho en el Mediterráneo oriental: «desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, [las modernas Albania y la antigua Yugoslavia] he “llevado a su cumplimiento” el evangelio de Cristo» (15:19). Como resultado de los tres primeros viajes misioneros, se habían plantado iglesias en las principales metrópolis del sur y oeste del Asia Menor (Tarso, Pisidia, Antioquía, Listra, Iconio, Derbe y Éfeso), Macedonia (Filipos y Tesalónica) y Grecia (Corinto). Estas iglesias podían ahora responsabilizarse de evangelizar sus propias áreas de influencia mientras Pablo fijaba sus objetivos en territorios vírgenes para el evangelio, en el extremo occidental del Mediterráneo.

Cuando comparamos estos datos con el relato de Lucas en Hechos, resulta claro que Romanos debe haber sido escrita hacia el final del tercer viaje misionero, cuando Pablo, acompañado por representantes de las iglesias que había fundado, se preparaba para volver a Jerusalén (Hch. 20:3-6). Lucas nos dice que Pablo pasó tres meses en Grecia antes de iniciar su viaje de regreso a casa, lo que nos lleva a pensar que es muy posible que Pablo escribiera su carta mientras estaba allí, cerca de completar dicha etapa de su carrera misionera. Es muy probable que mientras estaba en Grecia Pablo residiese en Corinto (ver 2 Co. 13:1, 10); y el hecho de que Pablo recomendase a los Romanos una mujer, Febe, originaria Cencrea, que es una ciudad portuaria contigua a Corinto, parece sugerir que Romanos se escribió desde esa misma ciudad (16:1-2). A todo esto hay que sumar que el tal Gayo con el que Pablo al parecer se hospedaba (16:23) es probablemente el mismo Gayo al que Pablo bautizó en Corinto (1 Co. 1:14). Además nos preguntamos, ¿será Erasto, el tesorero de la ciudad que envía saludos a los romanos [16:23] el mismo Erasto que se identifica en una inscripción como edil [encargado municipal del mantenimiento] de Corinto?

Respecto a la fecha de composición, esta depende de cuándo datamos la mencionada estancia de tres meses de Pablo en Grecia y, para poder hacerlo, dependemos a su vez del dificultoso proceso de reconstruir toda la cronología de la vida de Pablo. La mejor alternativa es probablemente el año 57 a.C., aunque con un margen de error de uno o dos años.

De este bosquejo de la situación de Pablo cabe destacar algo especialmente significativo: el hecho de que escribe su carta a los romanos en un momento de transición importante para su carrera misionera. Durante casi veinticinco años, Pablo ha plantado iglesias en el Mediterráneo oriental. Ahora se prepara para llevar a Jerusalén el fruto práctico de ese trabajo, un fruto que espera que sane la división socio-teológica más seria de la iglesia primitiva: la relación entre judíos y gentiles en el seno del pueblo de Dios. Más allá de Jerusalén, España, con sus «campos maduros para la cosecha», hace señas a Pablo para que acuda. En el camino se encuentra Roma.

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