El perdido

Esta noche (tipo medianoche), me paseo charlando al mismo tiempo con el Señor, cuando de repente, en una calle sombría, distingo una forma oscura justo en medio del  camino. Me acerco y, para mi gran asombro, encuentro un hombre rondando los sesenta tendido en el suelo.

06 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 22:50

Viñeta: Alain Auderset,Auderset
Viñeta: Alain Auderset

El perdido

Esta noche (tipo medianoche), me paseo charlando al mismo tiempo con el Señor, cuando de repente, en una calle sombría, distingo una forma oscura justo en medio del  camino. Me acerco y, para mi gran asombro, encuentro un hombre rondando los sesenta tendido en el suelo:

-¡Eh, señor!  ¿Se encuentra  bien?

Levanta débilmente la cabeza y me dice:

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?

Por lo visto, ha perdido la memoria…

Intento levantarle, pero es pesado (y me duele la espalda). Entonces me fijo en un (raro) transeúnte que me parece conocido:

-¡Oiga, venga a ayudarme!

Pero este se disculpa con un pretexto tipo:

-Lo siento, lo haría con gusto, pero tengo que encender un cigarrillo.

Y desaparece.

Con gran esfuerzo, consigo poner al hombre de pie.

Recojo sus gafas y sus llaves…

-Señor, ¿en dónde vive?

Él me responde, asombrado:

-No lo sé…

-¡Ah!, esta noche va a ser divertida…

Con el tipo apoyado en mi hombro, caminamos sin rumbo por las desiertas calles de San Imier esperando que recobre la memoria al encontrarse con su barrio…no quiero llamar a la policía por miedo a que le causen problemas y la ambulancia le costaría caro (y además, no quiere)…

¡Eh! ¡Pero ahora que lo pienso, no estoy solo!

-Esto…Señor… ¿no podrías echarme una manita?

¡Paf! Me viene una idea:

-¡Su apellido! ¿Se acuerda de su apellido?

Me lo da.

Telefoneo a mi mujer que, con voz adormecida, me da la dirección, no es que sea profeta, justo lo ha mirado en la guía telefónica (es la monda, se diría que ya ni siquiera se asombra por las cosas que me ocurren)…

¡Qué alegría ver que la llave de mi protegido funciona en dicha dirección!

Entro, aliviado y soñador a la vez… sabiendo que casualidad termina con una “D” mayúscula … (sí, como Dédé, pero no pensaba en él)…

Al día siguiente por la mañana, me intereso por él y le invito a beber un café…

No he hecho nada fuera de lo común. He encontrado un “perdido” y le he ayudado a volver a  casa. Muchas personas están “perdidas” a nuestro alrededor… ¡les gustaría tanto volver a casa!

Ayer, le conté a mis dos hijitos esta parábola de Jesús:- Dios, es un papá que espera todos los días (desde hace demasiado tiempo) delante de su puerta.

Espera que su hijo, su hija perdida vuelva a casa. Y cuando ese día llega, llora de alegría. ¡Es el día más hermoso de toda su vida! Tú que me lees, recibe ese mensaje de su parte:

Papá te espera… vuelve a casa…

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cita con Dios - El perdido