Lutero, a las puertas de la Sagrada Familia

Botellas de cerveza, galletas, chocolate y pasta para sopa. No es una muestra de gastronomía, sino una exposición sobre la Reforma protestante y Martín Lutero que cuenta con diferentes series de objetos, incluida una mesa reservada para productos alimenticios que hacen referencia al reformador o que directamente están fabricados con la forma de su cara. 

Y no es lo único. Bulas originales del siglo XVI, documentos facsímiles de varios escritos de la época, como las 95 tesis, monedas y sellos conmemorativos del 500 aniversario, cuadros o reliquias. Toda una serie de elementos que sumergen a cualquiera que aprecie la historia, la cultura y el arte en uno de los episodios más recordados y agitadores que ha vivido Europa. “La exposición no solamente transmite la esencia del protestantismo, sino también de la cultura. Estaba todo muy solapado, muy cerrado, y la Reforma abrió el entendimiento de muchas personas”, explica el propietario de todos los objetos que forman la colección y también pastor barcelonés, Joaquim Pujol. 

La muestra, organizada por la Iglesia Bíblica Ebenezer, que se encuentra a escasos minutos de la reconocida basílica católica de la Sagrada Familia en Barcelona, puede visitarse durante toda esta semana y forma parte del programa de actividades que esta comunidad está realizando durante este 2018 con motivo de su medio siglo de existencia en el barrio. 

UNA HISTORIA DE DETALLES

Entre las rarezas y los objetos más destacados de la exposición se pueden encontrar una cruz de metal hueca y que, se decía, contiene un fragmento de la cruz de Jesús, como las que se comercializaban por la Iglesia Católica. También está la moneda de 20 euros tintada que Alemania acuño para conmemorar a Lutero. O sellos del 500 aniversario de la Reforma de países como República Centroafricana, Guyana, Surinam, Angola o Rwanda, entre muchos otros. Incluyendo el polémico de Ciudad del Vaticano. 

 “Empecé con cosas pequeñas, sencillas y baratas. Los sellos. De ahí pasé a documentos e indulgencias. Después pasé a otros tipos de documentos, como billetes, cartas, y también monedas. Y seguí con los cuadros”, dice Pujol.

Los cuadros son, en su mayoría, réplicas de originales de Lucas Cranach el Viejo, autor de algunos de los retratos más reconocidos de Martín Lutero y Catalina de Bora, su mujer. La muestra también incluye una de las 800 figuras de 98 centímetros del reformador en color rojo que se instalaron en la plaza del Ayuntamiento de Wittenberg en 2010. 

“Lo más destacable es lo más antiguo porque es lo más irremplazable. Hay indulgencias originales del siglo XVI, por ejemplo. ¿Cómo se puede valorar algo así?”, pregunta Pujol, que ha recorrido diversas ciudades de Cataluña con la muestra. También ha recibido ofertas para exponer en Málaga y Galicia pero, según explica, prefiere continuar concentrándose en el territorio catalán por ahora. 

PISTAS DE LA REFORMA

La exposición es abierta y enfocada al público del barrio de la Sagrada Familia. Una serie de pistas sobre qué supuso la Reforma protestante para el transcurso de la historia, y cuál fue el caldo de cultivo en el que se produjo. “Cuando lees la historia de Lutero no es como cuando aquellas cosas que explican y de las que la gente piensa que se pueden no creer, aunque suenan ciertas. Cuando se lee esta historia no se tiene porqué dudar”, remarca Pujol. 

Entre las cosas que podrían provocar sorpresa entre los visitantes desconocedores de la esencia reformadora está la figura de Catalina, de quien hay pocas cosas para comprender su papel fundamental en el proceso histórico. “Estoy convencido de que Lutero hizo lo que hizo y llegó donde llegó porque tuvo la mujer que tuvo. Catalina era una mujer tan lista como él, con muchos conocimientos. De hecho era quien administraba el dinero en casa. Participaba en las charlas teológicas de sobremesa, que en aquella época no era nada normal”, explica el propietario de la colección. 

Una pequeña pincelada de la historia protestante que, en palabras de Pujol, no es anticatólica, sino que ha participado de la transformación política, social, económica y cultural que ha vivido Europa en los últimos siglos, especialmente en los países del norte. “Esta exposición no es anticatólica. Precisamente Lutero era monje agustino, igual que muchos otros que dejaron la Iglesia Católica y por algo sería. En la exposición hay un escapulario en su cartoncillo de origen donde se puede leer que quien muera con ese escapulario tiene ganado el cielo”, manifiesta riendo.