El deseo de ‘destrozar la Biblia’ del director de ‘La bella y la bestia’

Bill Condon, director de la nueva y polémica versión del clásico de Disney confesó en una entrevista hace años su deseo de “destrozar la Biblia”.

Actuall · Hollywood · 28 DE MARZO DE 2017 · 18:00

Bill Condon y una escena de la película,Bill Condon, Bella bestia
Bill Condon y una escena de la película

El cineasta norteamericano Bill Condon (Nueva York, 1955) dice estar harto de la polémica sobre algunas escenas de orientación homosexual en “La Bella y la Bestia”, que está llevando a que sea boicoteada por cristianos conservadores de varios países por esa razón.

Ahora se añade que han salido a la luz unas polémicas declaraciones anti-cristianas que Condon hizo hace unos años en una publicación de temática LGTB -Passport Magazine, 2012- y en las que el cineasta decía que su deseo es destrozar la Biblia.

Concretamente el periodista le preguntaba qué es lo primero que haría al entrar en un hotel después de un día de trabajo.

Y Condon responde: “Mi deseo es decir que soy como Ian McKellen y de inmediato empezar a arrancar páginas de la Biblia. Pero parece que la mayoría de los hoteles no tienen ya biblias en las habitaciones hoy en día”.

El director se refiere al actor británico Ian McKellen, también homosexual, que protagonizó su película “Dioses y Monstruos” (1998), sobre el director de cine James Whale, autor de la versión más famosa de Frankenstein. El film es una reflexión sobre la homosexualidad y aborda la relación entre Whale y un joven jardinero.

 

UN DIRECTOR POLÉMICO

Hijo de católicos irlandeses, y famoso por dirigir las dos últimas entregas de la saga Crepúsculo, Bill Condón ha abordado frecuentemente en sus películas la temática LGTB y anticristiana.

Además de la versión nueva de La Bella y la Bestia, escribió y dirigió la película Kinsey, que narra la vida del controvertido investigador sexual Alfred Kinsey (encarnado por Liam Neeson), autor del informe que lleva su nombre. Este biólogo sostenía que el comportamiento únicamente heterosexual y monógamo es anormal.

Kinsey, que era pedófilo y promotor del sadomasoquismo, intentó demostrar en los años 40 que la mayor parte de la sociedad norteamericana ocultaba bajo una capa de normalidad toda suerte de perversiones sexuales ocultas.

Con el tiempo se probó que todo era una superchería, ya que las encuestas en que los norteamericanos confesaban sus perversiones se basaron en muestras seleccionadas no entre la población sana sino entre psicopátas o adictos compulsivos al sexo. 

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