“No nos atrevemos a crear de forma genuina”

Una gota de café que se despega de una mesa. Toldos de antiguas carnicerías que todavía utilizan la palabra ‘tocino’ como efecto de reclamo publicitario. Recuerdos y memorias personales, desconocidas e ininteligibles para toda persona externa a su propia autora. Así es el material audiovisual que compila el proyecto ‘Pan Incluido’. Se trata de un videoblog creado como trabajo final de carrera por Anna Patricia Martínez, recién graduada en Bellas Artes por la Universitat de Barcelona.

Los vídeos, de una duración que no supera los tres minutos como máximo, son piezas cortas en las que se intercalan planos y fragmentos de imágenes creando todo un universo sustancial alrededor de las experiencias personales de su autora. “Cada vídeo muestra imágenes y sonidos que pretenden reflejar, explicar o simplemente procesar de forma sencilla situaciones y momentos que me han llamado la atención en mi vida cotidiana”, explica Anna Patricia.

En cuanto al título del proyecto, Anna Patricia asegura que honra la coletilla de los menús de toda la vida, creando así un juego metafórico entre lo que resulta más esencial y obvio en una comida y algo que se ha convertido en imprescindible para ella misma. “Poco a poco le he cogido gusto a llevar la cámara conmigo y a perder la vergüenza de grabar por la calle. Mis vídeos vienen incluidos en mi día a día y se han convertido en mi alimento básico, mi pan”.

VER PARA CREAR

A través de un profundo carácter analítico-inductivo, ‘Pan Incluido’ lanza y recoge una mirada del entorno, de las calles y paisajes que su autora va recorriendo. Recoge los susurros de algunas de las personas con las que se encuentra en el camino. Una conjunción harmoniosa de arte experimental, no en el sentido de probar a realizar cosas que todavía no se han llevado a cabo, sino con el objetivo de plasmar aquello que ya existe y que tan sólo requiere un pequeño esfuerzo de observación panorámica.

“Hoy día avanzamos en nuestros quehaceres de forma que los pensamientos fugaces de nuestra mente no interrumpan lo que estamos haciendo, pero ¿qué pasa si me paro a prestarles atención? Reconocer y releer mi hábitat natural me ayuda a conocerme mejor a mí misma”, asegura.

El videoblog termina por convertirse en un espacio plurisensorial, dónde los cinco sentidos fisiológicos se reagrupan alrededor de una serie de vivencias para tratar de experimentarlas. Pero además, también entra en juego un poderoso deseo de compartir con el ser humano que se encuentra al otro lado de la pantalla e incluirlo en el particular desfile de ideas y elementos que van transcurriendo por la mente de la autora.

“Me pregunto cómo sería el resultado visual de otra gente después del mismo ejercicio que hago con mis vídeos. Me intriga saber cómo leen ellos los momentos sencillos, qué piensan, si también inventan juegos mentales, si tienen algún tipo de manía u obsesión que pasa desapercibida por no darle ninguna visibilidad. Compartiendo, he encontrado que una de las vías para empezar a responder a mi pregunta es contestar en primera persona, sabiendo y celebrando que el videoblog es una de las miles miradas que coexisten en Barcelona”.

CARÁCTER CRÍTICO CON LA CULTURA DE LA INMEDIATEZ

Además de la vocación artística que impregna ‘Pan Incluido’, Anna Patricia logra dotarlo de un plausible componente crítico contra la cultura de la inmediatez. Hamburguesas en menos de un minutos, noticias en pocos segundos, horarios apretujados que obligan a la ciudad a moverse de una manera frenética. El exceso de velocidad social que acarreamos se conjuga en todo los campos para no dar lugar a la posibilidad de profundizar en las cosas. En esta línea, ‘Pan Incluido’ se postula como una iniciativa a detenerse en los caminos y en las calles y observar, sin presión, sin prisa, relajada y atentamente, lo que han de mostrarnos aquellos elementos que ya parecen haber sido absorbidos por la rutina.

“Hay mucho que pasa desapercibido a nuestro alrededor y es una pena. Estoy convencida de que existe una realidad sensorial, fisica y espiritual y nuestro privilegio es indagar, observar, aprender”, afirma Anna Patricia.

Un frenesí superficial que se una a una burda apariencia de crecimiento artístico y en el resto de los sentidos, y que educa a las futuras generaciones, ya desde la universidad, en la idea de que únicamente posee valor lo que es nuevo y que la profesionalidad de uno depende de las novedades que pueda aportar a su campo. Por el contrario, ‘Pan Incluido’ muestra una sensibilidad especial por aquellas cosas ya envejecidas por la extrema asepsia de la sociedad, y trata de aportar una visión diferente sobre ellas.

“Vivimos en una sociedad donde se nos da todo tan hecho que ni nos atrevemos a pensar en crear de forma genuïna. Exíste una presión ridícula de que si emprendes un proyecto creativo el resultado tiene que ser innovador para el mundo y claro, con lo de ‘todo está inventado’ la gente deja de experimentar. En mi experiencia personal aprendí que el proceso es lo más valioso que hay. Hay cosas que daba por hechas y hasta que no las aprendí desde cero en mi propia piel no calaron, no tuvieron un efecto trascendente en mi vida. Cuando entendí esto, lo pude transportar al ámbito artístico y empecé un nuevo camino, a mi ritmo, dónde lo que importa es realmente profundizar en lo que hago, sea algo obvio o de última tendencia”.