“Ilusión, familia y Dios son mis motores”

Julián Candón lleva 20 años en el mundo de las artes escénicas y la industria musical, y ahora desarrolla una prometedora carrera como actor. Nos cuenta cómo relaciona su fe con su trabajo.

Daniel Hofkamp

CÁDIZ · 17 DE JUNIO DE 2015 · 19:22

Julián Candón, actor y productor.,julian candon
Julián Candón, actor y productor.

Trabajar en el ámbito profesional artístico en estos tiempos exige no sólo vocación y talento, sino mucho esfuerzo y constancia. De ello es testigo y protagonista Julián Candón.

Julián es el director y fundador de Candela Music, empresa dedicada a la producción de material en audio y vídeo, así como a realizar eventos para televisión o cine. Hasta ahora se había especializado en el aspecto técnico – dirigió el departamento de iluminación en el Liceo barcelonés durante diez años – pero en los últimos meses se ha puesto frente a la cámara, participando en producciones tan conocidas como “La isla mínima”, donde tiene un papel como actor de reparto.

En toda esta trayectoria “he visto la mano de Dios”, cuenta a Protestante Digital, un Julián Candón al que es habitual ver ayudando en aspectos técnicos en eventos organizados por evangélicos como Misión Posible, Estruendo Beach o Festival 180º.

Le cuesta definirse por una sola profesión, por eso dice de sí mismo que es “un tipo raro”, aunque sobre todo es un apasionado de las artes audiovisuales, a través de las cuales cree que es posible transmitir un mensaje y servir a la iglesia.

 

Pregunta. Julián, ¿cómo saltas de la producción, del aspecto más técnico, a ser actor?

Respuesta. Fue una sorpresa, una puerta que se abrió sin planteármelo. Fui a acompañar a mi hermana, que es actriz, a un casting para La isla mínima, y pasé la primera prueba. La sorpresa mayor fue que me llamaran. No me lo creía y fue una experiencia fantástica. El cine era algo que nunca había tocado, y es un mundo apasionante y muy divertido. Jugar a ser otra persona y contar historias desde ese personaje es algo fascinante.

 

La Isla Mínima, una de las películas más laureadas del cine español en 2015.

En aquel momento no sabíamos la proyección que tendría esta película, que sigue recibiendo premios a nivel nacional e internacional. Tras esta experiencia, decidí entonces formarme algo más en este aspecto actoral. Estuve estudiando con Benito Zambrano, y he estado recientemente con Mar Sampedro, con quien rodé un corto que se está montando, donde también hago la banda sonora, y también estoy ahora rodando un largo con esta directora. Así que son otras puertas que se han ido abriendo.

 

P. En el sector se ha hablado mucho de la crisis, ¿cómo lo has vivido?

R. Aquí no se ha salvado casi nadie. Los que estamos con los pies en el suelo, o intentando levantar una empresa a nivel artístico, vemos cómo la crisis ha hecho mucho daño, y no se ha acabado. Se ha destrozado mucho. Las producciones discográficas, por ejemplo, han bajado muchísimo. Antes algunos se gastaban 20.000 o 30.000 euros en la producción, pero si hoy te gastas 5.000 euros eres alguien afortunado. Casi nadie se ha salvado. Los que quedemos seremos supervivientes, pero por el camino se quedan muchos que eran fuertes y válidos, pero el fuego arrasó con todo.

En estas circunstancias, tenemos que seguir luchando, porque no sabes cuando va a terminar... Pero no podemos rendirnos. La ilusión y la familia, y las respuestas de Dios en todas estas cosas me impulsan, son los motores que hace que no decaiga.

 

P. Has trabajado muchos años en el aspecto técnico en eventos evangélicos. ¿Crees que las iglesias evangélicas son conscientes de la necesidad de cuidar este aspecto?

R. A veces es difícil presentarte ante una iglesia ofreciendo una formación, porque hay quien está más abierto, pero también hay quienes piensan que por ser profesional es “demasiado” y te cierran la puerta. He tenido la oportunidad de trabajar en grandes eventos y con muchos artistas, pero me ilusiona mucho ayudar en proyectos pequeños, en iglesias pequeñas, a mejorar su situación audiovisual.

Por ejemplo, puedo estar diseñando un evento como Misión Posible, que en España creo que es de los que mejor trabajan en cuanto a visión y formación en la producción. Este es un proyecto que lleva muchos años, todo tiene un principio. El año pasado estuve en Beach, y también en el Festival 180º. Tener la oportunidad de trabajar en estos eventos es una gran oportunidad para ayudar, enseñar en temas audiovisuales.

Ves además que hay muchos artistas cristianos en nuestro país que están encantados de actuar igual de bien ante 100 que ante 1.000 personas. Me ilusiona trabajar en ambas escalas, sin perder la profesionalidad ni el carácter cristiano que nos tiene que definir por encima de todo.

 

P. En el ámbito evangélico, ¿somos algo “chapuceros” en la preparación técnica?

R. Es cierto que durante muchos años los eventos evangélicos tenían una mala gestión o mala producción. A veces se achacaba a los bajos presupuestos, pero no siempre es así. No siempre necesitas un presupuesto desorbitado para hacer las cosas bien. Pero también pasa que no se suele pensar en cuidar la parte técnica. Cuando quieres comunicar un mensaje, no importa de qué denominación seas, más conservador o más moderno, lo que no puedes permitir es que los medios audiovisuales sean un estorbo para comunicar el mensaje. Un mal sonido puede hacer que las personas desconecten de lo que se esté diciendo. En cambio, si tienes un sonido claro, bien trabajado, la comunicación llegará mejor. Lo mismo pasa con la iluminación o los videos que proyectamos. Poco a poco se va mejorando. Estamos tomando referentes que nos ayudan a cambiar esto y tener una mejor calidad a nivel técnico.

 

El aspecto técnico de un evento.

P. ¿Crees que es positivo que se plantee el trabajo técnico desde una perspectiva espiritual?

R. Sin duda. Que sea estrictamente necesario, no lo es. Pero cuando en el equipo todos tienen la visión de lo que se quiere comunicar, se acaba notando. Por ejemplo, en Misión Posible, todo el equipo unos meses antes se retira para meditar sobre lo que se quiere comunicar. Se crea un ambiente espiritual muy propicio para que esto ocurra. Y aunque estés “tirando” cables, sabes que formas parte de un programa en el que todo tiene un sentido.

Llevo muchos años trabajando en esto y lo he visto en mi experiencia. No siempre tenemos una actitud correcta, pero cuando entendemos la importancia de lo que hacemos, lo ves de otros ojos.

 

P. En tu trayectoria, ¿cómo has vivido la presencia de Dios?

 

Julián Candón.

 R. Lo he sentido como quien me va guiando. En Proverbios 16 hay un versículo que dice que podemos echar los dados, pero Dios decide como caen. He tenido muchos proyectos en mi vida, en los que he querido ser cabezón y empezarlos yo, pero las cosas suceden cuando Dios quiere. Aprendí que cuando un proyecto lo ponemos en manos de Dios, ponemos cada paso en sus manos, eso da una tranquilidad enorme. Y si no se logran los resultados que yo esperaba, Dios puede tener resultados que realmente necesitaba. Por ejemplo, con el tema actoral, era algo totalmente impensable para mí hace unos años. Y sin embargo se están abriendo puertas. Dejarse llevar por la voluntad de Dios a veces es difícil, depositar los sueños de uno en manos de Dios es difícil. Pero es necesario descansar en que él va a obrar su perfecta voluntad en nuestras vidas. Así que lo veo presente en cada cosa que hago.

 

Puedes conocer más sobre Julián Candón en su página de facebook.

 

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