"Al tocar, sentimos que se cumple el propósito"

La formación de rock-folk de Tarragona, Sal150, lanza este mes de Mayo su último trabajo ‘Planeta Cuadrado’, publicado simultáneamente en España y Colombia.

Jonatán Soriano

TARRAGONA · 21 DE MAYO DE 2015 · 18:00

'Planeta Cuadrado' recupera los orígenes del grupo y destaca el toque celta-folk. Foto: Sal150,Sal150
'Planeta Cuadrado' recupera los orígenes del grupo y destaca el toque celta-folk. Foto: Sal150

La música es otra muestra más de la posibilidad de utilizar un producto cultural no para entretener, sino prioritariamente para fomentar el terreno de la reflexión y despertar una visión crítica. Esta es la línea que ha seguido hasta ahora Sal150, que presenta su último trabajo en concierto el próximo sábado 23, a las 22h en Tarragona. Un proyecto que nace, según afirman, “de sentirse ajenos en una tierra que agoniza y quitarse el sombrero ante todos aquellos que no se conforman con la injusticia”.

Desde 2006 el grupo ha abierto sus horizontes de actuación pasando de tocar en un ámbito local, a hacerlo en el resto del mapa español y también a nivel internacional, en países como Colombia o Francia.

- ¿Cómo nace y comienza Sal150?

Rosa: Antes de ser ‘Sal150’ éramos un grupo de música celta que tocaba en un ambiente puramente local, en Tarragona y alrededores. A raíz de una especie de avivamiento y de asumir más compromiso en la iglesia nació la idea de utilizar el nombre de ‘Sal150’, con idea del último salmo. Pero al mismo tiempo no queríamos limitarnos a tocar sólo dentro de la iglesia, sino que queríamos continuar tocando fuera. Por eso el hecho del nombre, porque cuando la gente nos pregunta tenemos la oportunidad de explicarles la motivación que hay detrás de todo ello y, a la vez, no suena como algo religioso.  

- ¿Cómo ha sido este camino de Sal150 desde que comenzó hasta la actualidad?

Miguel: Es un camino que hay que tomárselo con paciencia y saber aprender de disfrutar no solamente cuando llegues a lo que se pretende llegar, sino a saber disfrutar de todo lo que se hace en el camino. Ese es nuestro lema, valorar cada momento como parte del proceso, independientemente de si es bueno o malo.

Nuestra primera época fue muy local pero poco a poco se fueron abriendo los horizontes hasta llegar al 2006, que es cuando la banda se asienta y definimos un proyecto más serio. Desde allí sacamos nuestros tres discos, contando este último de ‘Planeta Cuadrado’. En la banda ha participado mucha gente pero hemos conseguido mantener el núcleo duro desde 2006, perseverando bastante y todos a una.

- Uno de los rasgos más característicos de vuestras canciones es un inconfundible estilo celta con influencias del folk. ¿De dónde os viene este estilo?

M: Seguro que algún gen se nos ha colado dentro del grupo porque  ninguno proviene del norte. Sí es cierto que yo tocaba en un grupo de rock, ‘Flor de Lys’, cuando tenía dieciséis años, pero al llegar el servicio militar nos deshicimos y quedamos un par de componentes tocando más por libre. En aquella época me puse a tocar el violín y comencé a tocar mucha música celta porque me encantaba irme al campo, donde hacíamos fogatas con los amigos y los pasábamos muy bien. De esta forma comenzó todo. Cogiendo un violín, una guitarra acústica, una pandereta y tocando. Siempre con esa voluntad de fiesta, de celebrar, de pasarlo bien y disfrutar con la música y vivirla como algo participativo, no simplemente como un emisor y un receptor. De ahí vendría la influencia folk del grupo, aunque después cada uno aporta su mochila. De hecho, ‘Planeta Cuadrado’ es muy roquero y celta también, porque hemos entendido que es un rasgo identificativo del grupo y lo potenciamos.

- ¿Cuál es vuestra canción más emblemática?

R: Es complicado. A mí me puede gustar una y a otro miembro otro. Es algo que también nos pasa con la gente cuando les hacemos la misma pregunta. Cada persona nos dice una diferente. Aún así, la canción que se conoce más en los conciertos es ‘Vicente’ (primer álbum), que también es muy de fiesta, muy desenfadada. A todos nosotros nos gusta mucho ‘Un mundo ficticio’, que da título al disco (segundo álbum). Es una canción que tuvimos claro que era el single del otro disco porque tiene un gran mensaje y además es pegadiza. Pero no tenemos ninguna canción definida como preferida. Para quien compone canciones, cada una es como un hijo. Y un disco, como dar a luz.

Concierto en Francia del verano de 2014. Foto: Sal150

- ¿Cómo definiríais este nuevo trabajo de ‘Planeta Cuadrado? ¿Hacia dónde creéis que os lleva a evolucionar con respecto a los trabajos anteriores?

R: Es difícil. Hay alguna canción que se ha salido de nuestro estilo pero nos encanta. Si tuviese que utilizar un adjetivo sería ‘fresco’, puesto que las canciones las hemos compuesto muy rápido y, a su vez, salen de experiencias previas. Una auténtica inspiración. Además todas tienen un mensaje de esperanza. También hay canciones con una línea más divertida y desenfadad, como ‘Planeta cuadrado’, que da nombre al disco, pero mantiene un mensaje muy profundo y trata sobre que no somos de este mundo, que nos sentimos aquí como en un planeta extraño. Luego hay canciones que explican y hacen referencia a historia de la Biblia, como Elías y la viuda o la mujer adúltera y Jesús.

‘Planeta cuadrado’ es un paso más hacia adelante. Recuperamos la esencia de nuestro violín, que prácticamente aparece en todas las canciones. En cualquier caso supone una evolución hacia el género celta, es un regreso a las raíces.  

- ¿Qué esperáis de ‘Planeta Cuadrado’?

M: Que pueda ser una puerta, un peldaño más en nuestro camino, y que pueda llegar a muchos corazones y poder despertar conciencias a las personas de todo cuanto estamos viviendo. Y también deseamos que las personas que escuchen este disco puedan sentir la voluntad de acerarse más al conocimiento de Jesús. Que sea una manera de llevarles fe y esperanza y saber que aunque estamos aquí, en esta tierra, estamos de paso. Y que llegue muy lejos, por supuesto.

- Nos tenéis acostumbrados a letras que hacen pensar, que no sólo sirven para tararear sino también para reflexionar sobre conceptos como la esperanza y el dolor, y también asoléis un rol muy crítico con la actitud de la sociedad. ¿Por qué este discurso tan concreto?

M: La música es un vehículo en el que viajan sentimientos, emociones, deseos, anhelos, esperanza y todo lo profundo que nos gustaría decir al mundo. Este vehículo es un buen sistema para poder expresar todas estas cosas que están en el corazón y que se pueden decir por medio de una melodía o de una letra. Esto nos nace de un no conformismo al mundo en el que vivimos. Vemos injusticia, a personas sufriendo, gente que está muriendo, a otros que los degüellan por causa de creer en el evangelio, y nuestra música es una forma de levantarnos en contra ante este sistema.

En el nuevo disco hay una canción llamada ‘Muchas nueces, poco ruido’ y es una canción que habla de quitarnos el sombrero ante todas estas personas que trabajan por la paz, que dan su vida por los demás, que se entregan y que mueren por creer en Jesús. Están muriendo valientemente, sin tirar hacia atrás, con la cabeza bien alta, sabiendo en quien han creído y cuál es su futuro. Ante estas personas queremos quitarnos el sombrero y recordar que cada una de ellas tiene nombres y apellidos y que para Dios, ninguna quedará en el olvido.

Presentación de 'Un mundo ficticio' (segundo álbum). Foto:Sal150

- No corren buenos tiempos para la música y, en definitiva, para cualquier producto de base cultural. Mismamente ayer, las calles y las casas se silenciaron para protestar contra el IVA del 21%. Vosotros habéis lanzado vuestros tres discos en plena crisis. ¿De qué manera habéis hecho frente a la situación y cuáles son vuestras perspectivas para el futuro del sector de la música?

M: En el disco anterior, ‘Un mundo ficticio’, compusimos una canción que se titula ‘Juan Palomo’, en honor a todos los músicos y a toda la gente que trabaja en la cultura y se lo tiene que hacer todo ellos mismo. Este es nuestro caso. Desde que comenzamos hasta ahora siempre hemos hecho lo mismo. Si algo tenemos es que somos gente trabajadora y tenemos la mentalidad asumida de que para conseguir algo hay que picar piedra. Hay conciertos que cobras más y otros menos, pero tenemos claro que lo importante es tocar, aprovechar las oportunidades que se abren. Ojalá llegue el día en el que todos podamos dedicarnos de lleno a la música. Es parte de nuestro sueño. Pero a día de hoy, creemos estar en el proceso y en nosotros hay como una especie de fuego, de motor interno, que nos impulsa ir adelante a pesar de las dificultades. Llegaremos adonde lleguemos, pero que al menos podamos decir que disfrutamos del camino y fuimos a por todas.

- ¿Qué perspectivas de futuro tenéis como grupo?

R: Nos gustaría podernos dedicar a la música. Es lo que más nos gusta. Cuando tocamos, sentimos que estamos cumpliendo el propósito. Por lo tanto, necesitamos que sigan abriéndose puertas como las de Colombia o Francia. Pero sobretodo nos preocupa poder llegar más fácilmente a más personas y poder tocar el corazón.

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