Murió Peret, el maestro de la rumba catalana

Tuvo una conversión radical, y fue pastor por siete años de la Iglesia de Filadelfia (iglesia evangélica gitana), a la que abandonó en 1989 para volver a los escenarios.

BARCELONA · 26 DE AGOSTO DE 2014 · 22:00

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El representante de Peret, Joan Planas, ha confirmado que el maestro de la rumba catalana ha fallecido hoy miércoles 27 de agosto a las 14.35 h. El músico estaba siguiendo un tratamiento para un cáncer de pulmón y se encontraba ingresado en el Hospital Quirón de Barcelona desde hace el pasado julio. El cantante llevaba varios días en estado muy grave, bajo sedación, y ha fallecido un mes después de abandonar los escenarios. Comenta Juan Antonio Monroy sobre Peret (Pedro Pubill Calaf), al hilo del libro “Biografía íntima de la rumba catalán”, de Juan Puchades, que el cantante nacido el 26 de marzo de 1935 en Mataró puede ser el padre de la rumba catalana, “aunque está obligado a compartir este honor con Antonio González, Gato Pérez y otros”, pero que “compararlo con los grandes músicos como Ike Turner, James Brown, Bob Dylan, Johny Pacheco y los Beatles es un ejercicio de exageración”. LA CONVERSIÓN DE PERET En la biografía de Puchades, que sigue paso a paso la vida del cantante, se da cuenta de las circunstancias -¿fenómeno, misterio, alucinación?- que dieron lugar a la conversión de Peret, posteriormente encaminado hacia la Iglesia de Filadelfia, de carácter pentecostal y compuesta principalmente por miembros de etnia gitana. La transmutación religiosa y espiritual, relata la biografía, tuvo lugar el sábado 27 de noviembre de 1982, cuando conducía desde Premiá de Mar a Mataró por la carretera Nacional II. Al tiempo que manejaba el volante del coche Peret creyó ver “una luz tremenda”, “el cielo descendiendo”, “el coche como si lo hubieran partido por la mitad”, “se me abrió el pecho y de él brotó un chorro negro”, “automáticamente, aquella luz yo la recibo y era como que me atraía y me elevaba. Cuando ya había pasado, seguía conduciendo, estaba empapado de lágrimas y sudor. "Por el camino iba pensando: ¿qué ha pasado?¿Qué ha sido esto? Pero me encontraba de una manera como no había estado nunca, con una felicidad tremenda, con ganas de vivir, de hacer cosas” Aquella misma tarde Peret entró por vez primera a una Iglesia evangélica. Pronto se convirtió en líder. Alquiló un local en la barcelonesa calle de San Clemente y dedicó su vida “a la predicación y a hacer bien a la gente”. En Mayo de 1982 Peret llama a su agente, Andrés Gallego, y le dice: “No voy a cantar más, anula todo, que a partir de ahora voy a cantar para el Señor”. Peret, Dios y la Iglesia evangélica RUPTURA DE PERET CON LA IGLESIA FILADELFIA Relata Monroy que «Siete años estuvo Peret en la Iglesia. Dice que los líderes evangélicos le defraudaron y nada quiere saber de ellos. Cuenta la siguiente experiencia:“Hay estrellas entre nosotros. Yo me encontré con uno al que le llamé la atención, uno que hizo una película y todo, se llamaba Nicky Cruz. De jovencito fue un maleante que acabó de jefe de una banda, al final tuvo la experiencia y se convirtió, a continuación iba dando testimonio de su conversión por el mundo, pero su forma de vestir no era la de un creyente, sus coches tampoco. Cuando me dijeron que llamara para que viniera y vi todas sus exigencias y toda la gente que lo tenía que acompañar, me dije “¡ni que fuera Tom Jones en su mejor momento!”. No me hizo ninguna gracia. Vino, fuimos a comer a un restaurante, y de la forma que hablaba, no me cayó bien, y le dijo algo a un hermano, algo que no recuerdo exactamente, pero que no estaba nada bien, él ya había dado su testimonio el día anterior, ya había explicado todo, y cuando le dijo eso a este hermano, era como dudar de que aquel hermano, de verdad, conociese a Dios. Y le solté: “a mí lo que me cuesta creer es que tú fueses jefe de una banda, porque no tienes pinta de eso, pareces un cagado. ¡¿Entiendes?! ¡Un cagado!”. Se quedó blanco. Pero es que era un cagado, allí lo que hacía era más mal que bien. Era muy descarado lo suyo, pero hay mucho de eso, igual que lo hay en la Iglesia Católica. Por desgracia es así. Es lo que hay”.» Afirma Monroy que «El incidente con Nicky Cruz es auténtico. Roberto Velert, uno de los miembros del comité que organizó la campaña evangelística en Barcelona donde la predicación de siete días estaría a cargo de Cruz, me contó que el supuesto evangelista exigió billetes de avión en clase de ejecutivo y hotel de cinco estrellas para él y su equipo. La reunión de la primera noche fue tan desastrosa que mandaron a Nicky Cruz de regreso a su país y líderes evangélicos de Barcelona se responsabilizaron de la predicación. Las reuniones fueron animadas con la participación de Peret.» Puchades afirma que en algún momento de 1989 Peret, en silencio, abandonó la Iglesia Evangélica de Filadelfia. Explica que la salida fue sencilla. Cuenta Peret: “Devolví el carnet de Pastor. Trataron de convencerme de que continuara, pero se lo dejé muy claro. A muchos les sentó muy mal, eso es verdad. Pero yo no creía”. Después de su salida de la Iglesia Peret volvió a la canción, a la rumba, a los discos, a los viajes, a las galas. Puchades afirma que “ahora Peret no cree en Dios y desconfía de las religiones”. Esto decía el autor de la biografía, pero en declaraciones efectuadas estos últimos años el rumbero gitano-catalán sostenía que estaba desengañado de la Iglesia y de sus líderes, pero no de Dios. Que mantenía la creencia y la fe en Él.

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