Recuperando la verdad sobre Calvino en su 505 aniversario

El 10 de julio de 1509 nació Juan Calvino, intelectual y teólogo francés establecido en Ginebra, desde donde impulsó y dio a conocer la Reforma Protestante.

GINEBRA · 09 DE JULIO DE 2014 · 22:00

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	Juan Calvino</p>
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Juan Calvino

El historiador César Vidal recuerda que Calvino es «el segundo francés más importante de la historia» según encuesta que se realizó cerca del quinto centenario del teólogo protestante, y «con una proyección mayor que la de Napoleón» . Sin embargo, dice, Calvino «es un personaje que tiene muy mala prensa, sobre todo por gente que no se ha molestado en leerlo o en estudiar su biografía». El erudito francés, además, no sólo escribió de teología, sino que abarcó muchos campos y fue una influencia clave en el parlamentarismo inglés o en la Constitución norteamericana. Para César Vidal, los méritos de Calvino comienzan en la teología que desarrolla, «a la altura de Agustín de Hipona y seguramente por encima de Tomás de Aquino» . Pero su teología influye en otros aspectos sociales relevantes. De hecho, hay estudiosos de la historia económica que entienden que Inglaterra pudo mantener su imperio durante siglos, en contraposición a España, por la «cosmovisión calvinista de Inglaterra: es decir, esa visión del trabajo, del ahorro, de la honradez, que es uno de los grandes aspectos de influencia de la Reforma y, sobre todo, de Calvino». El historiador concluye que Calvino influyó «en las revoluciones puritanas en Inglaterra, que son las bases del parlamentarismo actual» y en «la Constitución Americana». Una herencia básica para la sociedad actual, lo que demuestra que «la Reforma implica una enorme revolución en términos muy positivos para la historia de la humanidad». TRABAJO DIGNO Y HONRADO Una de las doctrinas básicas de Calvino fue la dignificación del trabajo : «todos los trabajos son dignos mientras sean trabajos honrados. Es algo que Dios ha dado al hombre y de hecho antes de la caída ya trabajaba», explica Vidal. Esta idea cambió a los países europeos que acogieron la Reforma. En cambio, en España «hasta finales del siglo dieciocho, con dos siglos y medio de retraso, Carlos III no emite una pragmática real en la que admite que el trabajo no es infame». Durante dos siglos y medio en el imperio español «el trabajo era visto como algo malo, algo que sigue pesando, por cierto, en la mentalidad de muchos españoles». También la iglesia católica retrasó la adaptación de este concepto. «Cuando la iglesia católica admite que puede haber santidad en el trabajo es con el Opus Dei, y lo consideran el gran descubrimiento del siglo XX, o sea, con más de cuatro siglos de retraso respecto a la Reforma», agrega Vidal. «Como descubrimiento no es demasiado excelente», ironiza. CALVINO Y SERVET Una de las evidencias del desconocimiento de la figura de Calvino está en la comparación que a veces se realiza con Tomás Moro, «un disparate» según César Vidal. «Tomás Moro entendía que la reforma iba a ser el fin del mundo medieval tal como él lo había conocido, y estaba dispuesto a evitarlo como fuera». El inquisidor «dictó sentencias de muerte de disidentes religiosos, quemó Biblias» y a pesar de ello hay quien defiende su buena fama. Las comparaciones con Calvino vienen por la ejecución de Miguel Servet. Es «el único punto negro indudable», explica Vidal, aunque «es condenado por el consejo de Ginebra; Calvino no dicta esa orden ni forma parte de los mecanismos que emiten esa condena». Un Servet que «estaba condenado por la Inquisición» y que si no hubiese huido a Suiza «hubiera ardido en una hoguera». El trágico desencuentro entre Servet y Calvino, que llevó al primero a la muerte, sin embargo, no contó con el apoyo de la Reforma ni de los demás reformadores. «Sebastián de Castillone dijo que matar a un hombre no es defender una doctrina sino matar a un hombre», explica Vidal. Además «la ciudad de Ginebra ha levantado un monumento a Servet reconociendo el desagravio por lo que sucedió en el siglo XVI. Si tuviéramos que levantar un monumento a cada hombre que fue quemado por la inquisición católica no tendríamos lugar en las plazas». El historiador considera que la mala fama de Calvino se corresponde con la intención de compensar la gran cantidad de ejecuciones que se hicieron bajo el auspicio de los gobernantes y jerarquía católicos. «Es de lo poco que se puede acusar a Calvino, pero sería bueno recordar que en estos momentos hay un proceso de beatificación a una reina católica que como gobernante fue excepcional pero entre otras cosas creó la inquisición en España y echó a los judíos». Para Vidal hay «dos varas de medir muy dispares y comparar a Calvino con la Inquisición es un ejercicio de cinismo». La historia de la Reforma «no tiene nada que ver, ni el más mínimo paralelo» con lo que sucedía con la Inquisición. César Vidal reafirma que «nunca existió una inquisición protestante, e incluso entre ellos había una gran libertad de conciencia».

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