Álvaro Mutis, evocaciones de la infancia y el viaje perpetuo

Falleció este domingo en Ciudad de México, donde vivió hasta sus 90 años. Alfredo Pérez Alencart le reconoce como un poeta sobresaliente y una persona generosa y de fe.

ESPAÑA · 22 DE SEPTIEMBRE DE 2013 · 22:00

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	&Aacute;lvaro Mutis y su esposa Carmen Miracle, en el Colegio Mayor Fonseca en Salamanca, en 1991. / A. P. Alencart</p>
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Álvaro Mutis y su esposa Carmen Miracle, en el Colegio Mayor Fonseca en Salamanca, en 1991. / A. P. Alencart

“Siempre he creído en Dios – dijo Álvaro Mutis en su visita a Salamanca en 1991-, tengo una actitud religiosa ante la vida y creo que todo poema es una forma de orar. Hace mucho que no voy a misa y la política de la iglesia católica en los últimos años me parece equivocada. Soy cristiano”. Las palabras de Mutis vienen al recuerdo del poeta Alfredo Pérez Alencart, quien le conoció personalmente, algunos años antes de su reconocimiento mundial por su obra narrativa y poética (premios Cervantes y Reina Sofía). “Salamanca – dice Alencart – fue la puerta de entrada de Mutis en España”. El escritor colombiano falleció este domingo 22 de septiembre en Ciudad de México. Casi todas su vida la pasó fuera de su lugar de nacimiento, una realidad que se transmite en su obra, entre las más reconocidas del panorama latinoamericano contemporáneo. Amigo íntimo de Gabriel García Márquez, algunos apuntan que fue el primero en leer Cien años de Soledad. Alencart cuenta otra anécdota curiosa de la relación de estos dos genios de la literatura. “La novela de García Márquez sobre Bolívar, El general en su laberinto, toda la documentación, el material para escribirla, lo tenía Álvaro Mutis. Y Gabo le preguntaba '¿cuándo vas a sacar la novela?”. Álvaro Mutis ya no tenía intención de escribirla, así que “le dio todo su material a García Márquez”. Un detalle que muestra que era una persona “generosa, muy sonriente y de trato agradable”. VIAJE E INFANCIA De la obra de Álvaro Mutis, Alencart destaca su vertiente poética, alegando que en ésta “está toda su narrativa posterior”. El personaje más conocido, Maqcroll el Gaviero, surge en su poesía, para luego desarrollarse en las distintas novelas sus diversos viajes. “Siempre fue poeta y se consideró poeta”, autor “sólido” y “soñador”. En su obra se notan sus vivencias, el destierro, la inmigración constante. “La idea del viaje perpetuo del ser humano está muy presente”, explica Alencart. También aparece con fuerza la evocación de la infancia. “Él era de una tierra caliente, de una zona donde se cultivaba el café, y recordaba esta infancia y la región donde vivió”. POESÍA COMO ORACIÓN Destaca Alencart que “era uno de los pocos poetas que sabía leer bien su poesía. Jugaba con ventaja: había sido locutor de telenovelas”. Fue también “traductor y quien daba la voz en el cine a Eliott Ness, en la versión hispanoamericana”. En cuanto a su fe, Mutis casi no escribe sobre ello. “Él era cristiano, en el sentido de que creía en Cristo, pero lo consideraba demasiado importante como para citarlo a diestra y siniestra”. La poesía era para él una forma de orar y no rehuía del mensaje ético y social de la Biblia. Su poema “Balada imprecatoria contra los listos”, concluye con los siguientes versos: “De los listos no habla el Sermón de la Montaña. Esta advertencia del Señor, debería bastarnos”.

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