3 millones de dólares por la 'carta de Dios' de Einstein

En ella, el físico judío plantea su oposición a la idea de un Dios personal y la de pueblo elegido.

ESTADOS UNIDOS · 24 DE OCTUBRE DE 2012 · 22:00

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	Imagen de la carta sobre Dios y la Biblia de Einstein</p>
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Imagen de la carta sobre Dios y la Biblia de Einstein

La subasta de la carta escrita por Einstein al filósofo Eric Gutkind en la que expresaba su oposición a la religión y al concepto de Dios ha sido adquirida por un comprador anónimo al pagar 3.000.100 dólares, una cifra que multiplica por siete su valor de adquisición en 2008 aunque se queda algo lejos de las cifras iniciales que se barajaban antes de la subasta. La conocida como 'Carta de Dios' se subastó a través del popular portal de subastas eBay, y en sólo un par de horas finalizó la misma con la puja ganadora a cargo de un comprador cuya identidad permanece en el anonimato. La importancia de esta carta radica en que se han reinterpretado las creencias del físico alemán con la idea de que creía en Dios, con el argumento de que una vez afirmó “Dios no juega a los dados” (aunque, y hablando sobre física cuántica, realmente dijo: “Tú crees en un Dios que juega a los dados y yo creo en una ley y un orden completos en un mundo que existe objetivamente“). Un poco antes de su muerte en 1954, el físico Albert Einstein le escribió esta carta al filósofo judío Eric Gutkind que tocaba temas relacionados con la religión, el tribalismo y, algo no menor, el hecho de que no creía en Dios, al menos en el concepto judeocristiano del mismo. “La palabra Dios para mí es sólo la expresión y el producto de la debilidad humana. La Biblia una honorable pero primitiva serie de leyendas que de todas formas resultan infantiles. Ninguna otra interpretación por sutil que sea podría cambiar mi punto de vista“, afirmó Einstein en su carta. TRANSCRIPCIÓN DE LA CARTA Princeton, 3. 1. 1954 Estimado Mr. Gutkind, Inspirado por la insistencia de Brouwer, he leído buena parte de su libro, y le agradezco mucho habérmelo prestado. Respecto a nuestra actutid de hecho ante la vida y hacia la comunidad humana tenemos mucho en común. Su ideal personal, desde los deseos del ego hacia la libertad, de cara a hacer de la vida algo bello y noble, y con un énfasis en los elementos puramente humanos, nos uno en lo que podríamos llamar «Actitud Americana». Aún así es probable que sin la sugerencia de Brouwer nunca me hubiera encontrado a mí mismo tan intensamente comprometido con su libro porque parte de su lenguaje es inaccesible para mí. La palabra Dios para mí es sólo la expresión y el producto de la debilidad humana. La Biblia una honorable pero primitiva serie de leyendas que de todas formas resultan infantiles. Ninguna otra interpretación por sutil que sea podría cambiar mi punto de vista. Para mí la religión judia, como todas las demás, es la manifestación de una superstición infantil. Y el pueblo judío, al que alegremente pertenezco, no tiene una cualidad diferente a la del resto de los pueblos. Según mi experiencia, no somos mejores que otros grupos humanos, aunque nuestra falta de poder nos vacuna contra ciertos cánceres. No creo que en el pueblo judío haya nada de «elegido». En general me resulta doloroso que reclame una posición privilegiada y la defienda con dos muros de orgullo, uno interno como hombre y uno externo como judío. Como hombre reclama, por así decirlo, librarse de unas heridas que de otra forma aceptaría como judío monoteísta. Pero una herida temporal acaba no siendo ya una herida, como nuestro maravilloso Spinoza apunto inteligentemente. Ahora que hemos dejado claras las diferencias en nuestras convicciones intelectuales, queda claro para mí cómo de comunes son las relativas a las cosas esenciales, es decir, a nuestra evaluación de la conducta humana. Creo que nos entenderíamos muy bien si pasásemos a hablar de cosas concretas. Con agradecimiento amistoso y mis mejores deseos, Suyo,A. Einstein

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