El reverendo Timms («Pat el cartero»), un pastor opuesto al de «Los Simpson»

Son dos series de dibujos animados que no tienen casi nada que ver, aunque sí tienen algunos parecidos notables... y una forma atípica y peculiar de presentar la religión y sus representantes.

LONDRES · 23 DE DICIEMBRE DE 2010 · 23:00

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Aparentemente, entre “Los Simpson” y “Pat el cartero”, serie que emite en España Clan TV (canal infantil de RTVE), no parece haber casi ninguna similitud a primera vista, ya que destacan los enormes contrastes que existen. Así, la serie norteamericana es una obra de un genio excepcional como es Matt Groening, y ha marcado un antes y un después en la historia de la televisión. La inglesa, en cambio, es una serie muy correctamente hecha pero que se olvidará antes o después. La primera es una serie para adultos (sólo el formato de dibujos animados puede disimular ese hecho), y la segunda va dirigida como producto a un público claramente infantil, y para el área de edad más temprana. A estas alturas todos sabemos que los Simpson responden a una visión ácida, sarcástica e irónica de la vida, buscando provocar una reflexión en el televidente cuestionando prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana y de la cultura contemporánea, desde una perspectiva escéptica que roza en ocasiones el cinismo. Pat el cartero es sin embargo una serie absolutamente blanca y limpia, cuyo único objetivo es presentar a los niños historias muy simples con la finalidad de entretenerles un rato. CURIOSAS SIMILITUDES Sin embargo, un análisis de ambas series descubre tres llamativos puntos de contacto que apenas se encuentran en ninguna otra producción televisiva. Por un lado, ambas representan comunidades tradicionales basadas en los arquetipos propios de la civilización occidental, tal como ésta se veía a sí misma antes de comenzar a autodestruirse. En Los Simpson es una típica población del interior de Estados Unidos. En Pat el cartero, una población rural de la Inglaterra idílica retratada al modo con que John Ford retrató la Irlanda rural en El hombre tranquilo, con John Wayne y Maureen O´Hara en papeles inolvidables. Tanto la serie de la Fox como la serie de Woodland aparecen pobladas de personajes característicos (policías, profesores, maestros, tenderos) presentes en el inconsciente colectivo del televidente como propios de una sociedad normalmente constituida. Las autoridades naturales (la paterna, la escolar, la que es propia de la ancianidad en forma de respeto) quedan siempre a salvo, con candor infantil en la serie británica, y -a pesar de las puyas mordaces- en la norteamericana. Ninguna de las dos cae en el multiculturalismo: la población inmigrante mantiene sus costumbres adaptándose a la cultura a la que llegan, sin pretender el recorrido inverso. Hay un claro segundo punto de coincidencia: la familia como núcleo de la sociedad. En Los Simpson el matrimonio y la familia son lo único que, aun dentro del caos y desmadre a que se ven sometidos por los guionistas, permanecen como anclaje sólido de la vida. Como si aún viviésemos en los años cincuenta o sesenta, la familia rota de Milhouse Van Houten aparece como la excepción trágica. En Pat el cartero no se concibe otra cosa que lo que hoy llamamos «familia estructurada», como entorno propio del crecimiento y la educación. RELIGIÓN SIN COMPLEJOS Por último, está la forma en la que ambas producciones abordan la religión sin complejos. Las dos tienen su pastor evangélico (ningún cura católico), como corresponde a dos culturas de raíces netamente protestantes, la norteamericana y la inglesa. El pastor norteamericano y el anglicano forman en ambas series parte cotidiana e imprescindible de la trama de la vida. Son, eso sí, muy diferentes. El reverendo Lovejoy, en los Simpsons, es de mediana edad, está casado, tiene hijos y en cuanto a su fe, podría dudarse incluso de que crea en algo, a pesar de que hay un persistente empeño de los creadores de Los Simpson en mantener el papel social integrador de la religión. El reverendo Timms, sin embargo, es un entrañable pastor anciano, no se sabe si está o no casado (no aparece nunca su esposa), y es también un permanente punto de referencia como elemento social integrador. No goza en la serie de la importancia de Lovejoy en la suya. Pero aunque aparece poco, no se concibe la vida en el pueblo sin la presencia de sus característicos cabellos canos. Ni en Los Simpson ni en Pat el cartero hay miedo alguno a mostrar la presencia de la fe o la religión, y su simbología, como parte de la realidad y la identidad de la cultura en la que viven los personajes... y en la que viven los televidentes. Son, en ese sentido, pequeños oasis que aún reflejan la realidad de estos dos países: pueblos dentro de una cultura protestante, resultados de una fe que aún persiste, a pesar de la desintegración de la sociedad... y de la propia religión.

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